La arquitectura condenada de El Cabanyal
El proyecto municipal derribar¨¢ decenas de ejemplos del modernismo popular
Entrar¨¢n las excavadoras en el barrio de El Cabanyal de Valencia y llegar¨¢ hasta el mar la avenida de Blasco Ib¨¢?ez. El Ayuntamiento que preside Rita Barber¨¢ lograr¨¢, as¨ª, ejecutar uno de sus proyectos de cabecera. La operaci¨®n tendr¨¢ un precio. No s¨®lo partir¨¢ en dos un barrio -lejos de integrarlo en la ciudad, simplemente lo desintegrar¨¢- sino que convertir¨¢ en escombros edificios singulares, como la Lonja de Pescadores o decenas de viviendas de la calle de Sant Pere, de la calle de la Barraca, de la del Progr¨¦s o de Amparo Guillem, reconocidas por ser ejemplos de un modernismo popular que en buena parte trasladaron a sus casas muchos de los que trabajaron con el arquitecto Demetrio Ribes en la construcci¨®n de la Estaci¨® del Nord de Valencia, inaugurada en 1917. No son las ¨²nicas p¨¦rdidas de patrimonio que se registrar¨¢n.
El Cabanyal es un barrio consolidado, con un tejido social perfectamente identificable, cuya trama urbana y cuya arquitectura han creado un patrimonio sociol¨®gico tambi¨¦n de indudable valor. La prolongaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez supone un ejercicio de "urbanismo sin ¨¦tica". As¨ª lo definen, por ejemplo, los arquitectos Carlos Meri y Carmen Jord¨¢. No son los ¨²nicos. Decenas de profesionales de la arquitectura, como Oriol Bohigas, Vicent Garcia, Marilda Azulay, Vicent Gallard y Luis Francisco Herrero han puesto en duda la idoneidad de una iniciativa que crea un problema donde no lo hab¨ªa y le da una soluci¨®n traum¨¢tica.
El Cabanyal, antiguo n¨²cleo de pescadores, forma parte de Els Poblats Mar¨ªtims. La avenida de Blasco Ib¨¢?ez naci¨® de un jard¨ªn hist¨®rico, el de Viveros, como "avenida de Valencia al mar". Ten¨ªa en sus or¨ªgenes una amplitud superior a la de la Diagonal de Barcelona y la Castellana de Madrid, y estaba dominada por las ¨¢reas dotacionales que conforman los edificios de la Universidad. Entonces, a principios del siglo pasado, la avenida ofrec¨ªa una cierta armon¨ªa. Sus edificios ten¨ªan una altura proporcionada, dos o tres pisos, a la del barrio con el que ten¨ªa como objetivo llegar a conectar. Sin embargo, en los a?os del desarrollismo, irrumpieron en sus aceras torres por decenas a uno y otro lado, lo que rompi¨® visualmente su configuraci¨®n. ?Necesitaba o necesita la avenida de Blasco Ib¨¢?ez llegar al mar? Carlos Meri, arquitecto que fundamenta sus trabajos en la dimensi¨®n humana y en la perspectiva de conjunto -y que reconoce que no siempre las actuaciones urban¨ªsticas cuentan con el apoyo popular ni es siempre la oposici¨®n una garant¨ªa de acierto-, cree que no. "Si la avenida de Blasco Ib¨¢?ez hubiera seguido teniendo el car¨¢cter dotacional que ten¨ªa, tal vez hubiera tenido sentido. Hoy no lo tiene", prosigue, "Es mucho m¨¢s importante, para conseguir una integraci¨®n de los barrios, generar nuevas din¨¢micas de relaci¨®n con el conjunto de la ciudad y entre ellos mismos: actuar desde El Saler hasta La Patacona, hacer realidad el conjunto de los Poblados Mar¨ªtimos, vertebrar desde la calle de la Reina, integrar el puerto, romper barreras que han aislado, como el eje de Serrer¨ªa, marcado por el tranv¨ªa". Su concepto de la arquitectura es m¨¢s amplio que las piezas singulares. Meri a?ora los trabajos ligados al urbanismo como pr¨¢ctica sensata de hacer ciudades, rechaza la monumentalidad como signo inequ¨ªvoco de modernidad y discute el reduccionismo interesado del concepto "patrimonio". En opini¨®n de Carlos Meri, una pieza como la Lonja de Pescadores, que desaparecer¨¢ con la prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez, tiene, aisladamente, un valor relativo, pero ah¨ª donde est¨¢, su valor es incalculable, en t¨¦rminos de equipamiento p¨²blico. "Se podr¨ªa rehabilitar, podr¨ªa ser una magn¨ªfica escuela, un magn¨ªfico hospital", exclama.La Lonja de Pescadores est¨¢ entre el mar y la calle de Eugenia Vinyes. Su fachada m¨¢s vistosa, m¨¢s emblem¨¢tica, mira a la Pla?a dels Homes del Mar. Fue proyectada por Juan Bautista Gos¨¢lvez Navarro, a instancias de una sociedad heredera de los antiguos gremios, la Marina Auxiliante. Se inaugur¨® en 1909 y hasta 1936 cumpli¨® su funci¨®n de lonja de pescadores. Tal como ha recordado el arquitecto Carles Dol?, el edificio fue muchas otras cosas: hospital de heridos de la guerra de Marruecos, bloque de viviendas tras la Guerra Civil... Su planta es de 100 metros de largo por 25 metros de ancho. Se concibi¨® en dos cuerpos longitudinales, con un espacio en medio, para el comercio. Cada uno de esos cuerpos longitudinales tiene dos alturas, y cada una de ellas 20 espacios id¨¦nticos. En realidad, cada uno de ellos ten¨ªa las caracter¨ªsticas de cualquiera de las casas de dos plantas t¨ªpicas de El Cabanyal. Se trata de una nave t¨ªpica de la arquitectura industrial.
La arquitecta Carmen Jord¨¢, con esa imagen en la retina, compara la obcecaci¨®n por destruir la Lonja de Pescadores con lo que, por ejemplo, ocurre en Londres: "El restaurante m¨¢s de moda ahora mismo est¨¢ en una antigua f¨¢brica cuya arquitectura es, tambi¨¦n, un ejemplo claro de arquitectura industrial. ?Qu¨¦ hacen los alemanes? Recuperar, cuidar esos espacios". Carles Dol? ha definido as¨ª el edificio: "Se caracteriza por su racionalidad constructiva, la sobriedad, el escaso protagonismo de la ornamentaci¨®n, y por el hecho de entroncar perfectamente con la arquitectura y la trama de El Cabanyal. Ah¨ª radica tambi¨¦n su inter¨¦s".
Carlos Meri coincide: "El inter¨¦s es del conjunto. Si quitas la Lonja de Pescadores, quitas un elemento fundamental para las casas de alrededor. Y sin las casas, la Lonja no tiene tampoco sentido. Es un todo". ?Se puede eliminar? Poder, responde, se puede. La cuesti¨®n es si es lo m¨¢s adecuado, si es el momento, si soluciona algo, si se puede actuar con una polarizaci¨®n tan extrema de la cuesti¨®n. Y su respuesta es no.
Carmen Jord¨¤, miembro del registro ib¨¦rico del Docomomo (organismo que asesora a la Unesco en la documentaci¨®n y conservaci¨®n de la arquitectura del movimiento moderno) y catedr¨¢tica de Composici¨®n Arquitect¨®nica, se siente "triste e indignada" ante la intervenci¨®n en el Cabanyal. "Esta ciudad, su visi¨®n urban¨ªstica, es autodestructiva", afirma. Le cuesta entender que se puedan ignorar, derribar o esconder las decenas de muestras del modernismo popular o industrial que definen El Cabanyal, as¨ª como su propia trama urbana en forma de ret¨ªcula. "Es un modernismo aut¨®ctono, singular, digno de ser conservado, protegido, valorado, mostrado, defendido. Pero no. Se pretende hacer lo mismo que con la piscina de Las Arenas, -y no admito que lo que ahora hay se defienda como rehabilitaci¨®n porque no tiene nada que ver-, o con la f¨¢brica Feicu de Xirivella, que se derrib¨®". Defiende un concepto del patrimonio ligado a la sociolog¨ªa y a la cultura en su m¨¢s extensiva acepci¨®n. "?D¨®nde est¨¢n las ventajas de que hoy, ahora, llegue hasta el mar la avenida de Blasco Ib¨¢?ez? ?A qu¨¦ precio?". Para Jord¨¢, lo que no tiene precio es un barrio como no hay otro igual, "ni siquiera la Barceloneta, en Barcelona".
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