Patriotismo y cristianismo
En el Abc del 25 de febrero de 2008, Antonio Astorga recoge la opini¨®n del cardenal-arzobispo de Toledo, monse?or don Antonio Ca?izares, que remite el origen y la "identidad", cong¨¦nitamente cristiana, de Espa?a al "esplendor visig¨®tico", fundado y marcado en el III Concilio de Toledo, en el a?o 589. Resulta chocante que monse?or Ca?izares, en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia -de donde son esas palabras-, hable de "esplendor visig¨®tico", refiri¨¦ndose al III Concilio de Toledo, cuando eran los obispos Romanos, representantes de la mayor¨ªa hispanorromana, los que formaban los Concilios. Justamente el III Concilio de Toledo ratific¨® oficialmente el abandono del Cristianismo Arriano por la minor¨ªa visig¨®tica y su conversi¨®n al Romano. No se dir¨ªa sino que monse?or Ca?izares deja deslizar su admiraci¨®n hacia la formaci¨®n pol¨ªtica de aquel Estado unitario, que s¨ª podr¨ªa ser un logro de la minor¨ªa visig¨®tica, antes que a la adopci¨®n exclusiva y generalizada del Cristianismo Romano. El que preste atenci¨®n a las actuales manifestaciones de las autoridades eclesi¨¢sticas espa?olas empezar¨¢ a dudar de si verdaderamente les preocupa m¨¢s la Fe Cat¨®lica o la Unidad de Espa?a, que, seg¨²n declaran, saltar¨¢ en pedazos si le falta el apoyo de esa Fe. El propio cardenal-arzobispo, comentando una f¨¢cil y grosera haza?a de la moderna est¨¦tica de la Transgresi¨®n, perpetrada en Badajoz, dec¨ªa: "Hacer lo que se ha hecho con Jesucristo o con la Sant¨ªsima Virgen es un delito de 'lesa Espa?a', que la socava y la destruye", donde el agravio al ¨ªdolo de Espa?a acababa pasando por delante de la ofensa a las figuras centrales de la Fe Cristiana [citado de La Raz¨®n, 16 de marzo de 2007].
?Qui¨¦n hizo del Cristianismo un 'negocio' b¨¢sicamente privado?
No se debe inducir a pensar que hablar con terroristas es 'pecado'
En la misma rese?a del Abc del 25 de febrero de 2008, leemos estas otras palabras de nuestro cardenal: "Relegar a Dios al ¨¢mbito de lo privado pone en peligro la supervivencia de Europa, de una sociedad democr¨¢tica, de un Estado de derecho", donde, dejando al margen la cuesti¨®n de lo que ponga o no ponga en peligro, ten¨ªa toda la raz¨®n del mundo en cuanto a rechazar tal reducci¨®n a la privacidad individual, como la tienen todos los que reivindican para la Iglesia Romana el car¨¢cter de instituci¨®n p¨²blica; toda religi¨®n ha de ser p¨²blica por naturaleza, ninguna religi¨®n podr¨ªa dejar de serlo. Sin embargo, ?qui¨¦n hizo de la concepci¨®n y la pr¨¢ctica del Cristianismo un "negocio" predominantemente privado? "el negocio de la salvaci¨®n", como lo design¨® San Ignacio de Loyola, pues fue ¨¦l, precisamente, el que se?al¨® e inaugur¨® el camino de inversi¨®n del sentido religioso hacia el culto y el cultivo de la conciencia individual. El ¨¦xito fulgurante de sufundaci¨®n, la Compa?¨ªa de Jes¨²s, en la Contrarreforma, no se debi¨® s¨®lo al talento organizativo con que fue creada, sino tal vez, sobre todo, a la agudeza con que supo salir al encuentro del individualismo psicol¨®gico de la piedad protestante. Dos novedades sobresalen en la nueva "cura de almas" ignaciana: los "ejercicios espirituales" y el "director espiritual", que no es ya un simple confesor, sino un especialista de conciencias, que prefigura, pintorescamente, el psicoan¨¢lisis -y dicho sea de paso, fomenta y alimenta el siempre gratificante narcisismo psicol¨®gico-moral.
La culminaci¨®n de esta desviaci¨®n privatizadora de la religiosidad se alcanza, al parecer, con San Alfonso Mar¨ªa de Ligorio (1696-1787), que recoge, por lo visto, las experiencias de confesionario de tres jesuitas: Rodr¨ªguez, Saint-Jure y Nepveu. Hoy la Iglesia culpa a otros poderes de verse reducida a un negocio privado, sin recordar el enorme viraje que la Contrarreforma le hizo dar; ?pero, por Dios, si da hasta v¨¦rtigo el abismo que media entre San Ignacio de Loyola y Santo Tom¨¢s de Aquino!
En cuanto a la preocupaci¨®n por la Unidad de Espa?a, que la oposici¨®n, incitada por asociaciones del victimato, como la AVT, proclama gravemente amenazada por cualquier forma de avenimiento por la palabra con la organizaci¨®n terrorista, el cardenal-arzobispo est¨¢ de acuerdo en equiparar tal opci¨®n con una claudicaci¨®n traidora, ultrajante para el honor de las v¨ªctimas y atentatoria para el "bien moral" de la Unidad de Espa?a. As¨ª, en una entrevista publicada en el diario El Mundo del 10 de julio de 2006, dice al respecto: "Rendirse es perverso, y por eso a ETA hay que derrotarla. Las v¨ªctimas no pueden plantearse la duda de que tantos muertos no han servido de nada si al final los terroristas logran su prop¨®sito". Estas afirmaciones adolecen de un peligroso equ¨ªvoco: el de si hay que o¨ªrlas como la opini¨®n pol¨ªtica particular del individuo Antonio Ca?izares o como el juicio moral de quien habla en calidad de cardenal-arzobispo de Toledo, pues, en este segundo caso, no hay principio ni mandamiento cat¨®lico que justifique el juicio de "perverso", que aqu¨ª equivale a la valoraci¨®n como "pecado", para la acci¨®n de "hablar con terroristas". En calidad de cristiano a nadie se le puede achacar esa acci¨®n m¨¢s que bajo el nombre gen¨¦rico de "hablar"; cualquier especificaci¨®n, como "tratar", "parlamentar", "pactar", etc¨¦tera, se sale de los l¨ªmites de la esfera moral religiosa, y es una caracterizaci¨®n civil, o sea jur¨ªdica, pol¨ªtica. El que monse?or Ca?izares no se haya cuidado de evitar el equ¨ªvoco puede haber dado lugar a que muchos cat¨®licos hayan cre¨ªdo que la valoraci¨®n pol¨ªtica por parte de algunos partidos de las conversaciones con los etarras ten¨ªan car¨¢cter de "pecado" en la propia moral religiosa.
Esta superposici¨®n de la moral cristiana con el patriotismo es una imitaci¨®n de Am¨¦rica. Samuel P. Huntington, en su obra ?Qui¨¦nes somos?, habla de "religi¨®n civil": "La religi¨®n civil -escribe- permite a los estadounidenses conjugar su pol¨ªtica laica con su sociedad religiosa, unir Dios y pa¨ªs, a fin de revestir el patriotismo de una especie de santidad religiosa y dotar a sus creencias religiosas de legitimidad nacionalista, fusionando con ello las que podr¨ªan ser dos lealtades confrontadas". Y, unas l¨ªneas m¨¢s arriba, se ha remontado hasta Tocqueville, con esta cita: "En Estados Unidos la religi¨®n se entremezcla con todas las costumbres de la naci¨®n y con todos los sentimientos de patriotismo, de lo cual se deriva una fuerza muy peculiar".
El 29 de febrero de este a?o, hasta el Santo Padre en su felicitaci¨®n a la nueva embajadora americana ante la Santa Sede, se ha pronunciado en estos t¨¦rminos: "Desde el amanecer de la Rep¨²blica, Am¨¦rica ha sido una naci¨®n que valora el papel de las creencias religiosas en asegurar un orden democr¨¢tico vibrante y ¨¦ticamente s¨®lido", y, m¨¢s abajo: "Conf¨ªo en que su pa¨ªs, construido sobre la verdad evidente de que el Creador ha dotado a cada ser humano de ciertos derechos inalienables, continuar¨¢ encontrando en los principios de la ley moral com¨²n una gu¨ªa segura para ejercer su liderazgo universal" [Alfa y Omega, 6 de marzo de 2008]. Es de suponer que la embajadora sea cat¨®lica, pero el Catolicismo no es ni la m¨¢s numerosa ni la m¨¢s significativa de las variantes del Cristianismo americano, en el que predominan con mucho las de la familia protestante. Y en este punto me interesa especialmente la diferencia entre el protestantismo y el catolicismo en cuanto a la concepci¨®n del pecador: entre los protestantes el extremo m¨¢s tenebroso lo marc¨® el predestinacionismo calvinista, que en la Westminster confession, en 1647, remit¨ªa la diferencia entre los bienaventurados, los r¨¦probos a un decreto de Dios, que hab¨ªa amado y odiado, respectivamente, a sus criaturas "antes de la creaci¨®n".
No creo que hoy nadie profese esta doctrina ni deben de ser muchas las observancias protestantes que se han aproximado a ella, pero no deja de haber alguna huella en la mentalidad com¨²n americana: claramente lo es la t¨®pica distribuci¨®n de las personas en winner y loser. En el catolicismo, el pecador sigue siendo "de los nuestros" y el terrorista sigue siendo "hijo de Dios".
Rafael S¨¢nchez Ferlosio es escritor.
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