No se f¨ªe de nadie, don Manuel

El rigorismo del PP ha supuesto que Manuel Fraga haya sido reelegido senador por Galicia con el voto nulo de sus colegas. Una pena, porque es probable que ¨¦sta sea la ¨²ltima legislatura del veterano pol¨ªtico, que en noviembre cumplir¨¢ 86 a?os. Fraga tiene la intenci¨®n de seguir en la pol¨ªtica activa hasta que el cuerpo aguante, aunque confiesa que los a?os no pasan en balde y su salud se deteriora. Pero no se f¨ªe de nadie, don Manuel, porque con los aires que soplan su ¨²nico y mejor aliado es usted mismo.

Los populares sosten¨ªan que en aplicaci¨®n del pol¨¦mico y complejo m¨¦todo d'Hondt, que se utiliza en Espa?a para el reparto a trav¨¦s de cocientes entre las listas m¨¢s votadas, les correspond¨ªan dos actas y no una. Amparados en un informe de los servicios jur¨ªdicos del Parlamento de Santiago y gracias a la mayor¨ªa que ostentan, socialistas y nacionalistas gallegos decidieron que se aplicara el m¨¦todo de la f¨®rmula proporcional pura y dura, utilizado en Galicia para el reparto en el Senado en las anteriores legislaturas excepto en 2004, por lo que las tres plazas senatoriales se repartieran a partes iguales: una para el PP, una para el PSdG y otra para el BNG. Los populares reaccionaron tachando en la papeleta el nombre del candidato nacionalista y a?adiendo a bol¨ªgrafo el segundo de sus candidatos, Manuel Cabezas, ex alcalde de Ourense, adem¨¢s l¨®gicamente de Fraga. El resultado de ese gesto fue que todas sus papeletas fueran declaradas nulas y que, por tanto, la reelecci¨®n de Fraga se produjera sin el respaldo de su grupo.

Las consecuencias de esta circunstancia no auguran nada bueno para el desarrollo sereno de la actividad parlamentaria gallega. De hecho, el l¨ªder del PP auton¨®mico, Alberto N¨²?ez Feijoo, ha acusado al Gobierno bipartito de violar el resultado de los comicios y amenaza con cerrar la puerta a los consensos sobre temas importantes, incluido evidentemente la redacci¨®n del nuevo estatuto sobre el que las fuerzas pol¨ªticas gallegas contin¨²an sin ponerse de acuerdo. Todo este enredo, por otra parte, refuerza las tesis de quienes afirman que la actual ley electoral deber¨ªa ser modificada porque discrimina especialmente a los partidos peque?os.