El 'tsunami bipartidista' y el sistema electoral
Negar que el resultado electoral ha sido un tsunami bipartidista, impulsado por la polarizaci¨®n de una campa?a en torno a los dos grandes partidos, PSOE y PP, es ignorar que las restantes fuerzas pol¨ªticas del arco parlamentario han bajado sustancialmente en n¨²mero de votos, menos BNG y Na-Bai, que se mantienen. En el caso de Izquierda Unida este tsunami ha tenido devastadores efectos, porque el sistema electoral magnifica la p¨¦rdida de votos de la tercera fuerza estatal, convirti¨¦ndola en una cat¨¢strofe parlamentaria, con una desproporcionada p¨¦rdida de esca?os.
Obviamente, IU no puede atrincherarse en estas causas para razonar exclusivamente sobre ellas su grave retroceso. Cualquiera que fuera el sistema electoral, hay cuestiones previas que nos obligan a reflexionar sobre la posici¨®n y rumbo pol¨ªticos futuros de nuestra organizaci¨®n.
La democracia se distorsiona si con casi un mill¨®n de votos sacas dos diputados
El sistema electoral impide que surja una tercera fuerza pol¨ªtica a nivel nacional
Ya en la misma noche del 9-M comenzamos a hacer una sana y constructiva autocr¨ªtica sobre los motivos de estos resultados. Lo hemos empezado a hacer tanto de forma colectiva como a t¨ªtulo particular; en lo que a m¨ª me corresponde, asumiendo mi responsabilidad directa en estos resultados. Por ello anunci¨¦ desde el primer momento, de manera creo que meridianamente clara, mi decisi¨®n de no presentarme de nuevo como candidato a la coordinaci¨®n general en la pr¨®xima IX Asamblea Federal.
Y esta autocr¨ªtica la seguiremos haciendo en los pr¨®ximos meses en los ¨®rganos de direcci¨®n de IU. Somos transparentes y claros en nuestros an¨¢lisis, y as¨ª se lo trasladaremos a nuestros militantes y a ese casi mill¨®n de votantes que nos han dado su confianza. Las m¨¢s de dos d¨¦cadas de historia de Izquierda Unida no han sido, sin duda, un camino de rosas. Si algo hemos demostrado todos los hombres y mujeres que formamos esta organizaci¨®n es que sabemos c¨®mo enfrentar los errores y c¨®mo aprender de ellos para salir adelante.
Sabemos, adem¨¢s, que sobre nosotros est¨¢n puestas muchas miradas, incluso las de aquellos que han silenciado y negado deliberadamente espacio a nuestras propuestas pol¨ªticas en la largu¨ªsima precampa?a y campa?a electorales, y ahora no escatiman tinta, minutos de antena ni opiniones sobre nuestra situaci¨®n. Aun as¨ª, muchas gracias a todos ellos por este repentino inter¨¦s, frente al que s¨®lo nos cabe desear que contin¨²e en breve cuando volvamos a llenar la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs con propuestas pol¨ªticas en positivo como izquierda progresista y transformadora que somos.
En este contexto, un argumento que se utiliza tambi¨¦n para explicar la bajada de IU es que el sistema electoral siempreha sido el mismo y, sin embargo, la p¨¦rdida de votos y de esca?os, con altibajos, se ha repetido en los m¨¢s de 30 a?os de democracia. Esto es cierto, pero se trata de un efecto que, en parte no peque?a, viene propiciado por el mismo sistema electoral. El reducido tama?o de la mayor¨ªa de las circunscripciones (menos de seis esca?os a repartir), combinado con la f¨®rmula D'Hondt, ha provocado que, elecci¨®n tras elecci¨®n, la mayor¨ªa de esca?os sean en exclusiva para los dos primeros partidos. Ello ha llevado poco a poco al electorado al convencimiento de que el voto ¨²til no es una argucia de los grandes partidos para hacerse con los posibles votos de los otros grupos, sino una necesidad para evitar que gane el gran partido contrario.
El propio Rodr¨ªguez Zapatero reconoci¨® el 14-M de 2004 que el PSOE ten¨ªa votos prestados de IU. Me consta que, aunque ya no lo diga p¨²blicamente, lo mismo piensa ahora, tras una campa?a marcada desde las filas socialistas por el miedo al regreso del PP al gobierno. Pero Izquierda Unida no es el PSOE. Tenemos otros cuatro a?os por delante para volver a demostrarlo en la pr¨¢ctica y quien pueda estar tentado a hacer la cuenta de la lechera se equivocar¨¢, y mucho, si piensa que determinadas cosas pueden prolongarse y estirarse hasta el infinito.
Al margen de esto, hay que llamar la atenci¨®n sobre que el resultado electoral muestra una vez m¨¢s una grave deficiencia del sistema democr¨¢tico. Una democracia parlamentaria, basada en el principio de soberan¨ªa popular y en la igualdad de todos los ciudadanos, no puede articular la representaci¨®n pol¨ªtica en un sistema que distorsiona de manera perversa la relaci¨®n entre votos y esca?os. Cierto que un sistema electoral es un instrumento no s¨®lo para crear representaci¨®n parlamentaria, sino tambi¨¦n para garantizar la formaci¨®n de gobiernos estables. Es admisible que el sistema d¨¦ un plus de representatividad a los grandes partidos para favorecer la gobernabilidad y, por tanto, un sistema puede ser m¨¢s o menos proporcional. Lo que no puede suceder, en t¨¦rminos democr¨¢ticos de igualdad, es que la traducci¨®n de los votos en esca?os arroje un resultado contradictorio, de manera que partidos con poco m¨¢s de 300.000 votos tengan media docena de diputados, mientras IU, con casi un mill¨®n, obtenga s¨®lo dos. En n¨²mero de votos, IU es la tercera fuerza pol¨ªtica de Espa?a, pero dentro del Congreso es la sexta, por detr¨¢s de CiU, PNV y ERC.
En contra de lo que suele pensarse, no es que estos partidos nacionalistas est¨¦n sobrerrepresentados, es que IU est¨¢ infrarrepresentada, en beneficio del PSOE y PP.
Esta distorsi¨®n de la representaci¨®n tiene graves consecuencias, aparte del perjuicio democr¨¢tico que se causa al votante de la tercera fuerza estatal y a esta misma formaci¨®n en su presencia parlamentaria y en su financiaci¨®n p¨²blica. El sistema electoral impide que emerja una tercera fuerza pol¨ªtica a nivel nacional, sea de centro, de derecha o de izquierda, con capacidad para contribuir al gobierno de la naci¨®n. Dado nuestro sistema de partidos, el gobierno de turno ha de buscar sus apoyos en exclusiva en formaciones nacionalistas, que tienen menor apoyo ciudadano e intereses pol¨ªticos territoriales que priman sobre los generales, pero que cuentan con m¨¢s diputados.
A aquellos que hip¨®critamente nos acusan de exponer esto precisamente ahora, tras el descalabro electoral, s¨®lo les puedo aconsejar que hagan el peque?o esfuerzo de informarse, si bien la recomendaci¨®n caer¨¢ en saco roto porque tener buena informaci¨®n deja en evidencia la premeditaci¨®n buscada en sus an¨¢lisis. Las hemerotecas, videotecas y las actas del Congreso y de los parlamentos regionales de los que formamos parte est¨¢n repletas de este mismo an¨¢lisis que ahora reiteramos y de las propuestas pol¨ªticas para intentar ponerle remedio lanzadas por IU desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Quien no quiera verlo s¨®lo se enga?a a s¨ª mismo y hace un flaco favor profesional a la audiencia a quien se dirige.
Hemos defendido y vamos a seguir defendiendo con vehemencia que se arbitre un sistema electoral en el que la voluntad pol¨ªtica del conjunto de los ciudadanos y ciudadanas manifestada en las urnas no quede pervertida y transmutada en su representaci¨®n en el Congreso de los Diputados. En una democracia parlamentaria la representaci¨®n pol¨ªtica debe basarse en la representatividad de los votos, no de la cocina electoral al gusto de los grandes chefs.
Gaspar Llamazares Trigo es coordinador general de Izquierda Unida.
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