La mayor explosi¨®n de la historia
Bastaba a?adir 'puntocom' al nombre de una empresa para que se revalorizara un 70% - Entre 1998 y 2002 se crearon 50.000 nuevas 'puntocom', el 48% sobrevivi¨®, seg¨²n el profesor Brent Goldfarb - En 2000 Internet arrastr¨® a la crisis al resto de la econom¨ªa, ahora podr¨ªa suceder al rev¨¦s
En 18 meses volaron del Nasdaq 4.400 billones de d¨®lares. El periodo 2000-2002 constituye el mayor colapso burs¨¢til en la historia del capitalismo industrial, escribe John Cassidy en su libro Dot.con La mayor historia jam¨¢s vendida.
Todo comenz¨® en 1995, con la salida a Bolsa de Netscape y su navegador. El pelotazo que dio inaugur¨® la Era Puntocom. Durante cinco a?os el Nasdaq fue un chollo para los inversores, profesionales y aficionados. El ¨ªndice sub¨ªa cada a?o entre el 22% y el 39%. En el fabuloso 1999 subi¨® el 85,6%. Una de cada tres familias con ingresos inferiores a 60.000 euros jug¨® en Bolsa por primera vez. Bastaba un clic. Hab¨ªan nacido las webs financieras, como eTrade, que convert¨ªan la compra de acciones en algo personal, sencillo y, sobre todo, barato, sin casi comisiones.
A finales de 1999, Ciberp@¨ªs visitaba a Steve Wozniak, cofundador de Apple, en Los Gatos. Pese al nombre del pueblo, ¨¦l s¨®lo ten¨ªa perritos en una casa plagada de meadas y televisores encendidos con las cotizaciones burs¨¢tiles. Mientras disparaba obsesivamente un ambientador, Wozniak se escandalizaba por la escasa banda ancha de su pueblo que le retardaba la cotizaci¨®n. "La desigualdad empieza s¨®lo con que te llegue la informaci¨®n un poco tarde", dec¨ªa.
Cinco a?os de continuas subidas (1995-1999) tambalearon los cimientos del comportamiento humano, desde el humilde ahorrador hasta el prestigioso economista. Brotaron acad¨¦micos que postulaban una nueva econom¨ªa donde los intangibles estaban infravalorados. Es decir, que val¨ªan m¨¢s promesas que hechos.
Bastaba a?adirle puntocom a cualquier piltrafa para que pareciera oro. El profesor Michael Cooper estudi¨® el fen¨®meno y concluy¨® que el valor de una empresa sub¨ªa el 70% si a su nombre le a?ad¨ªa puntocom. En los a?os ochenta, el cambio de nombre de una empresa s¨®lo reflejaba en Bolsa un aumento del 0,4%.
Ya con m¨¢s distancia, los profesores Brent Goldfarb y David Kirsch, de la Universidad de Maryland, y David Miller, de la de California, desmontan unos cuantos t¨®picos de ese convulso periodo y sus mandamientos. Por ejemplo, el hacerse grande lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, no garantiz¨® el ¨¦xito. Pero su conclusi¨®n m¨¢s significativa es que frente a lo que se cre¨ªa, la ratio de superviviencia de las puntocom cinco a?os despu¨¦s de su creaci¨®n fue del 48%, un porcentaje similar a otros sectores econ¨®micos e incluso m¨¢s alto que otros periodos de tecnolog¨ªas emergentes. Lo que pas¨® es que s¨®lo nos fijamos en las que sal¨ªan a Bolsa, que no pasaron de 500, frente a las 50.000 empresas relacionados con Internet creadas entre 1998 y 2002. S¨®lo 8.500 recibieron fondos de capital riesgo, dice Goldfarb, y adem¨¢s capearon el temporal peor que las financiadas con dinero particular. Goldfarb concluye que el emprendedor de la era puntocom tuvo igual o mayor ¨¦xito que otros periodos de tecnolog¨ªa naciente como la del autom¨®vil (1900), caucho (1905), o televisi¨®n (1950). La excepci¨®n fue la era de la penicilina (1943).
Espa?a tambi¨¦n quiso jugar al bingo. Tarde y mal. Las grandes operaciones se hicieron en marzo de 2000 con la crisis encima. El Santander tir¨® 90.000 millones de pesetas en un banco virtual que se llamaba Patagon. El patinazo se habr¨ªa perdonado si no hubieran tenido ya un banco virtual propio y que funcionaba, Openbank. Con los a?os, el Santander mat¨® Patagon y recuper¨® Openbank.
M¨¢s costosa y tard¨ªa fue la ambici¨®n de la Telef¨®nica de Juan Villalonga. En mayo del mismo 2000 quiso crear el mayor portal del mundo y para eso compr¨® Lycos, el cuarto de Estados Unidos, que unido a Terra se iba a extender por 37 pa¨ªses. Pag¨® por la osad¨ªa 2,3 billones de pesetas. Luego se vendi¨® por el 0,8% de lo pagado.
Nunca m¨¢s
El estallido de la burbuja de las puntocom arrastr¨® a toda la econom¨ªa, a la de farol y a la real. Ahora es el caso contrario, la crisis de las hipotecas local de Estados Unidos va arrastrando en un juego de domin¨® inverso al resto de las fichas. Simplemente, la restricci¨®n de cr¨¦dito ya crea una falta de dinero en las nacientes puntocom. Pero las circunstancias han cambiado.
El primer objetivo de las nuevas empresas no es salir a Bolsa ni comprar hangares gigantescos por si crecen. Se las apa?an en un despacho; sus gastos de software (libre) son m¨ªnimos. S¨ª, es cierto, la publicidad sigue siendo la primera fuente de ingresos. Habr¨¢ crisis publicitaria, pero en ning¨²n caso se llevar¨¢ a tantas por delante. En los ¨²ltimos seis meses las puntcom nacen y mueren casi como una regeneraci¨®n natural. La crisis que venga no podr¨¢ con 1.300 millones de internautas.
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