Vida del trovador Mart¨ª de Riquer
La presentaci¨®n de una biograf¨ªa sobre la longeva trayectoria y la obra del gran fil¨®logo de las letras hispanas se convierte en un emotivo homenaje a su figura
"No estoy en condiciones de hacer un discurso m¨ªnimamente correcto en lo sint¨¢ctico y lo ret¨®rico, porque estoy emocionado como nunca, si es que esto que siento lo es. Me extra?a que les interese que hablen de m¨ª. Muchas gracias". Con un hilo de voz entrecortado por la tos, Riquer, ante casi 300 asistentes, excus¨® as¨ª la emoci¨®n del viejo sabio abrumado por los elogios. Fue anoche, durante la presentaci¨®n de su biograf¨ªa, Mart¨ª de Riquer. Viure la literatura (La Magrana, premio Gaziel; en junio, en castellano en RBA).
En el Palau de la M¨²sica Catalana de Barcelona estuvieron tambi¨¦n el ministro de Cultura, C¨¦sar Antonio Molina, el consejero de la Generalitat Joan Manuel Tresserras y el catedr¨¢tico Jordi Llovet, quien asever¨®: "Riquer ocupa uno de los lugares m¨¢s altos en la historia de las letras catalanas de los ¨²ltimos 100 a?os".
?Fue la colecci¨®n Araluce titulada Los cl¨¢sicos al alcance de los ni?os, regalo de Reyes que devoraba en su infancia? ?O el hecho de iniciarse con ¨¦l la decimos¨¦ptima generaci¨®n de una familia de alto linaje? Ambas pueden contar como razones que llevaron a Mart¨ª de Riquer a ser uno de los grandes fil¨®logos romanistas y experto en Cervantes. Una hoja de ruta de sus 94 a?os es lo que han trazado, tras un lustro de investigaci¨®n, Cristina Gatell y Gloria Soler, autoras de la biograf¨ªa. Sin entrar mucho en claroscuros ("no es una disecci¨®n cr¨ªtica de su vida, pero hemos querido un trabajo amplio y honesto", admitieron ayer las autoras; una de ellas, Gatell, es adem¨¢s nuera), sus 582 p¨¢ginas s¨ª son una muy documentada biograf¨ªa del intelectual.
- Una infancia le¨ªda. Gran imaginaci¨®n, precoz afici¨®n por la lectura y portentosa memoria son las se?ales que emite el ni?o Mart¨ª, nacido en 1914, nieto del artista Alexandre de Riquer e hijo del primog¨¦nito Emili de Riquer, fallecido al poco de nacer Mart¨ª, ausencia que le inclinar¨ªa hacia la familia materna. Su lengua ser¨¢ el castellano. "El biling¨¹ismo es conveniente y ventajoso", defiende hoy Riquer. No lo ve¨ªa as¨ª en 1935, cuando en el diario La Publicitat dec¨ªa que significar¨ªa "el aniquilamiento del catal¨¢n, un suicidio". Las coordenadas de Riquer estaban marcadas: un catalanismo m¨¢s cultural que pol¨ªtico y una vocaci¨®n literaria clara a pesar de estudiar cinco a?os de comercio. Sus lecturas en la Biblioteca de Catalunya, las amistades con Ignacio Agust¨ª, Joan Teixidor y Salvador Espriu y una abuela que dirig¨ªa tierras en L¨¦rida con las Ge¨®rgicas de Virgilio bajo el brazo perfilaron su destino.
- Cambio de tercio. El anuncio de la guerra civil le sorprendi¨® en la biblioteca del Ateneo barcelon¨¦s. Pudo colocarse en el servicio de salvamento de archivos de la Generalitat, dirigido por Agust¨ª Duran i Sanpere. Ah¨ª lleg¨® a casa el primer sueldo en 17 generaciones. Al poco mostr¨® otra caracter¨ªstica: interceder por la vida o la profesi¨®n de los dem¨¢s. Para evitar el fusilamiento del falangista Luys Santa Marina o, acabada la guerra, para frenar la depuraci¨®n de su ex director. El 17 de octubre de 1937 emprendi¨® su paso a la zona sublevada. "Me resultaba indignante el asesinato de algunos amigos y luego estaba una cierta afinidad con los ideales religiosos y de orden del otro bando", arguye parcamente Riquer. "Si hab¨ªa de combatir, prefer¨ªa el otro lado". El destino fue el Tercio de Requet¨¦s de Nuestra Se?ora de Montserrat, donde se pasaba el rosario y del que niega que fuera el autor del himno, del que s¨®lo hizo, dice, arreglos m¨¦tricos. Torpe en la instrucci¨®n, pas¨® a felices labores administrativas, hasta que fue al frente del Ebro en julio de 1938.
- Un brazo ca¨ªdo. De esa ¨¦poca, am¨¦n de romper su a¨²n hoy inseparable pipa, Riquer llev¨® un dietario: Mi campa?a. El infierno b¨¦lico, reforzado por la lectura de la Divina comedia de Dante, le dur¨® poco: al rescate acudi¨® su amigo Xavier de Salas, que le consigui¨® plaza para un curso de oficiales de Propaganda y locutores de trinchera. Fue su suerte y su desgracia: sus batallas dial¨¦cticas nocturnas a golpes de decibelios le llevaron a ocupar emisoras de Cartagena y Alicante. En Benissa (Alicante) fue herido en el brazo derecho, el que, seg¨²n la leyenda (algo que la biograf¨ªa no aclara) Riquer perdi¨®, dec¨ªa, como acto de purificaci¨®n por su ex conducta liberal y catalanista.
- Avalador de alumnos. Saciar la curiosidad de una joven de la Secci¨®n Femenina de Falange sobre el nombre de la Reina de Saba (Balkis) le llev¨® a casarse con Maria Ysabel Permanyer en 1941. Riquer era, desde un a?o antes, delegado en Barcelona del Servicio de Propaganda de Falange. Intenso 1941: se licenci¨® en Filosof¨ªa y Letras y se qued¨® como profesor de la Universidad de Barcelona. Empezaba la carrera del futuro gran especialista en literatura medieval, que fue colando autores catalanes en sus clases y que en 1950 llegaba ya a catedr¨¢tico. Entre sus seis hijos y un ej¨¦rcito infinito de disc¨ªpulos (Joaquim Molas, Antoni Comas, Salvador Clotas...) fue desgranando sus acorazados trabajos sobre los trovadores (en especial Cerver¨ª de Girona), Joanot Martorell y su Tirant lo Blanc, sus Quijote anotados y sus aportaciones sobre el de Avellaneda, o hasta el c¨ªrculo art¨²rico (con su Perceval o el cuento del Grial). Clases vitales conformaban la se?a de un profesor reverenciado por sus alumnos, a los que respond¨ªa terciando ante las autoridades (igual que hizo para algunos profesores) en a?os convulsos. Y as¨ª le pill¨® la revuelta para un sindicato democr¨¢tico de estudiantes, la Caputxinada, en 1966, como vicerector de la universidad, de donde dimiti¨® al a?o por la intransigencia institucional.
- 'Profe' del Rey. Un intelectual af¨ªn al r¨¦gimen, seg¨²n ¨¦ste; y un sabio de familia noble y tradici¨®n mon¨¢rquica, seg¨²n la Casa Real. Radiografiado as¨ª, Mart¨ª de Riquer pas¨® a ser profesor del pr¨ªncipe Juan Carlos en 1960. Como le dijera al padre, el Conde de Barcelona, que controlara la lectura al hijo, acab¨® como miembro de su consejo privado y, en junio de 1977, de senador por designaci¨®n real. Nada le hizo cambiar. S¨ª le afect¨® la muerte de su esposa, tras casi 60 de matrimonio. Mantiene la disciplina de ducharse dos veces al d¨ªa con agua fr¨ªa mientras lee ahora novelas polic¨ªacas, lo m¨¢s cercano hoy a sus queridos trovadores de anta?o.
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