Dios m¨ªo, ?por qu¨¦ me has abandonado?
Hace unos d¨ªas era encontrado el cad¨¢ver de Chantal S¨¦bire. Esta ciudadana francesa hab¨ªa solicitado permiso a las autoridades de su pa¨ªs para que le ayudaran a morir, dado que hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que su proyecto vital hab¨ªa concluido y s¨®lo le restaba morir con "dignidad".
Sin embargo, ?qu¨¦ es morir con dignidad? ?Qu¨¦ es la dignidad? El concepto de dignidad tiene demasiadas facetas y cada uno de nosotros es capaz de ver una de ellas o con suerte m¨¢s de una, pero en ning¨²n caso somos capaces de verlas todas.
El concepto kantiano de dignidad es el que m¨¢s me satisface. La dignidad del ser humano consiste en ser considerado como un fin en s¨ª mismo y no s¨®lo como un medio. Esta idea de dignidad va ¨ªntimamente unida al deseo de libertad y autonom¨ªa del ser humano y, por lo tanto, al desarrollo de aquellos valores que pertenecen a lo m¨¢s ¨ªntimo de nuestro ser.
Sebasti?n iribarren Los gobernantes vuelven a decir que "no toca" despenalizar la eutanasia
No me cabe duda de que Chantal sopes¨®, a la hora de tomar esta decisi¨®n, su biograf¨ªa, sus expectativas vitales, su dolor f¨ªsico y emocional y el de quienes quer¨ªa y le quer¨ªan, as¨ª como tambi¨¦n sus valores espirituales. Lo creo porque mi profesi¨®n de m¨¦dico me muestra con m¨¢s frecuencia de la deseada que el afrontar conscientemente la muerte exige un enorme coraje, que la mayor¨ªa no siempre tenemos.
Sin embargo, ante una situaci¨®n como la de Chantal y tantos otros, nuestra sociedad no es capaz de afrontar el problema y darle una soluci¨®n humana, compasiva y razonable. Nos limitamos a desempolvar el C¨®digo Penal y a abandonar al que solicita ayuda. Ayuda para terminar con un sufrimiento que nadie es capaz de paliar, ayuda para morir acompa?ado por las personas que uno quiere, ayuda para no morir como un delincuente en la clandestinidad, ayuda para que nadie persiga a aquellos que han mostrado m¨¢s piedad y humanidad que algunos que se arrogan virtud moral y conocimiento.
A pesar de ello, los pol¨ªticos que nos van a gobernar durante los pr¨®ximos cuatro a?os siguen diciendo que todav¨ªa "no toca" regular legalmente la despenalizaci¨®n de la eutanasia. Y bien, ?qu¨¦ impide reconocer hoy este derecho? Ignorar el problema no se me antoja la soluci¨®n.
Tratar a los enfermos terminales con todos los medios a nuestro alcance para prolongar su existencia con la mejor calidad de vida posible ha sido el deber de la medicina y seguir¨¢ si¨¦ndolo. Pero esta labor no tiene por qu¨¦ colisionar con la regulaci¨®n de la muerte m¨¦dicamente asistida si se establecen las debidas salvaguardas. Nadie afirma que la eutanasia est¨¦ exenta de problemas, pero no son menos que los que ocasiona darle la espalda, porque el problema existe.
Permitir a los enfermos afrontar el final de su vida con libertad y responsabilidad es un derecho de ellos y un deber de quienes les cuidamos, y en este sentido se ha legislado ¨²ltimamente. As¨ª la Ley B¨¢sica Reguladora de la Autonom¨ªa del Paciente y las distintas normas estatales y auton¨®micas sobre Voluntades Anticipadas o Testamento Vital han clarificado muchos aspectos hasta entonces problem¨¢ticos. Es cierto que las leyes no solucionan por s¨ª mismas los problemas que se plantean en la relaci¨®n sanitaria, pero nos dan seguridad jur¨ªdica, suelo firme en el que pisar. Legislar sobre la eutanasia o el suicidio asistido aportar¨ªa esta misma seguridad jur¨ªdica a los pacientes y a los profesionales sanitarios. Permitir¨ªa sacar a la luz la verdadera magnitud del problema y evitar la clandestinidad y el ocultismo.
A mi juicio existen todav¨ªa demasiadas personas que creen que la perspectiva que tienen del problema es la verdadera y, por lo tanto, la ¨²nica posible. Cuesta demasiado aceptar que nuestra sociedad es plural en creencias y valores y que, en principio, aquellas que afectan a nuestro ser m¨¢s ¨ªntimo deber¨ªan de merecer el m¨¢ximo respeto, por lo que deber¨ªamos evitar imponer las nuestras a quienes no las comparten.
Una mayor capacidad de empat¨ªa con el que sufre y una menor carga ideol¨®gica contribuir¨ªa posiblemente a abarcar m¨¢s perspectivas del mismo problema y facilitar¨ªa su soluci¨®n.
El arzobispo em¨¦rito de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n, ha invocado estos d¨ªas la pasi¨®n de Jesucristo en la cruz para referirse a lo que ¨¦l entiende por una muerte digna. Quisiera terminar yo tambi¨¦n citando a Jes¨²s cuando dijo: "Dios m¨ªo, Dios m¨ªo, ?por qu¨¦ me has abandonado?" (Mateo 27,46; Marcos 15,34). Albergo pocas dudas de que el hijo de Dios mostr¨® mayor humanidad que la que mostramos todos los d¨ªas los que decimos ser sus seguidores. Tratar de ver el sufrimiento con los ojos del que sufre y no con los nuestros puede mover nuestros cimientos, pero en cualquier caso nos har¨¢ m¨¢s humanos.
Sebasti¨¢n Iribarren Diarasarri es m¨¦dico especialista en Medicina Intensiva y experto en Bio¨¦tica Cl¨ªnica.
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