El Valladolid, fiel al gui¨®n

El Zaragoza se hunde. El Valladolid respira. El final de la temporada ha comenzado con todo lo que eso supone: nervios, ansiedad, partidos de ida y vuelta, remontadas incre¨ªbles... La derrota deja al Zaragoza en los puestos del descenso y sus se?ales son cada vez m¨¢s oscuras porque intenta jugar a algo a lo que no sabe, a defenderse sin tregua y por amontonamiento, a esconder el cuero, a marcar y echarse atr¨¢s. Con poco, con muy poco, el Valladolid le remont¨® y le pudo golear aunque para ello contase con la colaboraci¨®n del ¨¢rbitro, Lizondo, que pit¨® un penalti que no lo fue y anul¨® un gol de Sergio Garc¨ªa en posici¨®n legal.

Mendilibar, harto de brujulear con los nombres y las posiciones, se encomend¨® a sus pretorianos, casi a los mismos que fabricaron el ascenso. A V¨ªctor en el enganche, a Garc¨ªa Calvo en el centro de la defensa y al estilo y el gui¨®n propios del Valladolid. El equipo lo not¨®. Recibi¨® el mensaje y comenz¨® tan aplicado como sol¨ªa. Para todo ello contaba adem¨¢s con un Zaragoza estropeado y que no tiene el contenido necesario para moverse en los abismos. Milito y Oliveira aparec¨ªan desenganchados, Luccin bailaba de puesto en puesto y Diogo se enfrascaba en una pelea en solitario.

Pero al Valladolid, mejorado como estaba, le faltaba fuelle para transformar su dominio en ventaja. Y en ¨¦sas aparecieron Diogo, Milito y Zapater para marcar en la primera aparici¨®n por el ¨¢rea de Asenjo. Tras el descanso, Mendilibar orden¨® ataque general. Llorente cay¨® en el ¨¢rea, Lizondo se?al¨® penalti y V¨ªctor lo convirti¨®. El Valladolid termin¨® su remontada con un gol de Llorente, el ¨²nico capaz de marcar en jugada en los ¨²ltimos tres meses. Entonces, el Zaragoza despert¨® y acert¨® a acorralar al rival, a soltar toda la energ¨ªa que parec¨ªa contenida por la ansiedad e incluso a marcar en el ¨²ltimo minuto, pero Lizondo vio a Sergio Garc¨ªa en fuera de juego.