Gitanos
La prensa siempre es un instrumento sociol¨®gico de primer orden. La sociedad tiene que ser examinada con ojos de detective, intentando investigar en d¨®nde se oculta el criminal, y tambi¨¦n, con no poca frecuencia, en d¨®nde es posible localizar el cad¨¢ver. Id a una facultad de sociolog¨ªa: no os dir¨¢n m¨¢s que vaguedades y algunas generalidades. Preguntad a la polic¨ªa o a un detective: ellos os informar¨¢n con pelos y se?ales de la trastienda de ciertos negocios, de las mujeres y hombres vigilados, de la miseria del fondo del escenario que los biempensantes de clase media preferimos poner entre par¨¦ntesis.
La prensa. En los ¨²ltimos d¨ªas hemos podido saber que un empresario de Vigo ha construido un puerto deportivo privado, invadiendo terrenos p¨²blicos -un cortafuegos, para m¨¢s INRI- sin que, al parecer, a ninguna autoridad se le haya pasado por la cabeza impedirlo, a pesar de los sucesivos pronunciamientos judiciales. He aqu¨ª un ejemplo de desidia, tal vez de corrupci¨®n, en todo caso, de respeto al poderoso ignorando el principio de la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Yo no he le¨ªdo las novelas del inspector Caldas que ubica sus aventuras en Vigo, pero tal vez en esa ciudad haya tanto material para escribir novelas negras como el que pudo usar Dashiel Hammet.
Hay que recordar que no s¨®lo los payos tienen derechos inherentes a su condici¨®n de ciudadanos
Tambi¨¦n hemos sabido por la prensa que Galicia es la comunidad aut¨®noma en la que se realizan m¨¢s carreras ilegales. Los que concurren a estos circuitos se cuentan por miles y es posible ubicarlos en carreteras secundarias y tortuosas, en barrios perif¨¦ricos o en alg¨²n pol¨ªgono de empresas. En mi infancia en Vilalba hab¨ªa que estar pendiente de la Costa do Sal, en la antigua N-VI, porque a estas alturas del invierno era frecuente que la nieve y las heladas impidiesen circular por ella. Ahora la Guardia Civil ha de vigilarla para que los pilotos clandestinos no hagan all¨ª sus bravatas.
Otro dato chocante: Galicia es una periferia de la pen¨ªnsula ib¨¦rica, en la que ni el n¨²mero de habitantes, ni el de las gentes que aqu¨ª se desplazan por negocios, ni la cantidad o el tipo de turistas justifican la enorme cantidad de barras americanas y otras formas de ejercicio de la prostituci¨®n que es posible registrar, y que hace que sea, en t¨¦rminos relativos, la comunidad aut¨®noma en la que se registran ¨ªndices m¨¢s altos de esta actividad. ?Qu¨¦ significan todas estas cosas juntas?, ?podemos derivar de ellas alguna conclusi¨®n general?, ?o tal vez tendremos que quedarnos con la pura constataci¨®n de unos hechos aislados?
En los ¨²ltimos meses se han sucedido movilizaciones de vecinos de diferentes lugares para protestar contra el realojo de familias gitanas en sus barrios. Desde luego, la acusaci¨®n de racismo ser¨ªa improcedente. Tal vez algunos entre ellos tengan ese sentimiento, pero hay que suponer que la mayor¨ªa es gente de buena voluntad que desea lo mejor para sus hijos y no ver perjudicada su convivencia. Ahora bien, ?qu¨¦ hemos hecho todos, la sociedad en su conjunto y las instituciones que nos representan, para facilitar la integraci¨®n del pueblo gitano? Hay que recordar, por si a alguien se le escapa, que no s¨®lo los payos tenemos los derechos inherentes a nuestra condici¨®n de ciudadanos.
Hay que hacerse esa pregunta porque no es lo mismo la pol¨ªtica que se ha puesto en pr¨¢ctica en ciertos concellos -el de Santiago, por ejemplo- que la indiferencia que han tenido otros. Lo de Penamoa se ve¨ªa venir desde el mismo momento en que los gitanos fueron desalojados de los solares que antes ocupaban para colocar all¨ª El Corte Ingl¨¦s. En Penamoa creci¨®, en efecto, la marginalidad y la delincuencia. Pero eso lo sab¨ªan -no pod¨ªan no saberlo- las autoridades que en su momento decretaron ese traslado. Ahora la construcci¨®n de la tercera ronda en A Coru?a decide el desplazamiento de esa poblaci¨®n y una nueva ubicaci¨®n. ?Se desplazar¨¢ el problema unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢ para que vuelva a resurgir en el futuro?
Seg¨²n un informe del Valedor do Pobo del a?o 2005, en el que pueden encontrarse indicaciones de las posibles medidas a tomar, la comunidad gitana estaba constituida en el a?o 200 por 8.417 personas, distribuidas en 46 concellos, lo que representaba el 0,31 % de la poblaci¨®n gallega. Seg¨²n el mismo informe un tercio del total habita en infraviviendas, mientras que una parte significativa de la comunidad ha accedido a viviendas normalizadas. Las tasas de escolarizaci¨®n y el tiempo de permanencia, aunque bajas, van subiendo poco a poco. Se deriva de esos datos, y de la experiencia de gentes como las que forman el Secretariado Gitano, que la integraci¨®n gitana es factible, pero que necesita ser planificada.
No hay que ser un genio para entender que all¨ª en d¨®nde se da la conjunci¨®n de oportunidades de empleo y vivienda normal es donde la integraci¨®n avanza m¨¢s positivamente. El plan que ha anunciado Anxo Quintana tal vez sea un paso, pero ser¨ªa manco y cojo si no cuenta con la colaboraci¨®n de los concellos y con una actitud positiva hacia la integraci¨®n de la poblaci¨®n. Lo que no debe suponer por supuesto, paternalismo alguno. Los gitanos son ciudadanos de pleno derecho, lo que tambi¨¦n incluye las obligaciones correspondientes.
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