Barcelona, sedienta
La falta de previsi¨®n de los sucesivos Gobiernos catalanes explica el problema actual del agua
Barcelona y su regi¨®n metropolitana suman unos cinco millones de habitantes, en una zona en la que no hay ni un solo r¨ªo caudaloso. En materia de agua, se nutre de dos cauces menores: el Ter, sobre todo, y el Llobregat. Las reservas de ambos se hallan ahora bajo m¨ªnimos, dada la conjunci¨®n de dos factores: una sequ¨ªa persistente (la mayor en los 60 a?os en los que se dispone de registros) y la falta de previsi¨®n de los Gobiernos catalanes, donde CiU, hoy beligerante en el asunto, tiene mucho de lo que arrepentirse. Ni siquiera si se hubiera optado por su gran proyecto, el trasvase del R¨®dano, se habr¨ªa evitado el actual episodio de sequ¨ªa, porque para terminar las obras (contando con que no hubiera retrasos) faltar¨ªan a¨²n unos cuatro a?os.
Pero es que el problema de Barcelona, siendo tambi¨¦n de modelo a largo plazo, es hoy por hoy un asunto a muy corto plazo. Las reservas actuales pueden llegar, como mucho, hasta el oto?o. El problema es qu¨¦ hacer desde ese momento, octubre, hasta abril, cuando entrar¨¢ en funcionamiento la desalinizadora del Llobregat, que aportar¨¢ 60 hect¨®metros c¨²bicos anuales (el equivalente a dos meses de consumo). Si llueve, perfecto. Pero un Gobierno responsable no puede fiar en ello su pol¨ªtica.
El trasvase de entre 20 y 45 hect¨®metros de agua del Segre al Llobregat, con no pocos condicionantes que garanticen el caudal ecol¨®gico del afluente del Ebro, no es la peor soluci¨®n. Pero ha quedado enturbiada por la err¨¢tica pol¨ªtica del consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar (ICV), hecha de regates sem¨¢nticos forzados, porque, se mire como se mire, se trata de un trasvase propuesto por un Gobierno que ha hecho bandera de rechazar cualquier trasvase. Baltasar neg¨® primero los hechos para acabar reconociendo que son ciertos, eso s¨ª, iniciando una bizantina batalla l¨¦xica, con el argumento de que no hay trasvase si la obra que se hace para llevar agua de un r¨ªo a otro no es para siempre, y retando al mundo a que encuentre una nueva palabra donde ¨¦l no encuentra nada. Y adem¨¢s, actu¨® como si el Gobierno central careciese de competencias en la materia.
El consumo de agua es hoy muy desigual en Catalu?a: el sector primario (agricultura y ganader¨ªa) exprime el 73% de los recursos y su aportaci¨®n al PIB apenas supone un 2%. Los consumos dom¨¦sticos alcanzan s¨®lo el 18%. El resto corresponde a una industria donde el pago de tasas (al contrario de lo que ocurre en la agricultura) ha impuesto pol¨ªticas de ahorro. Habr¨¢ que reequilibrar todo esto. Pero de inmediato, lo que se impone es solucionar el abastecimiento hasta la entrada en funcionamiento de las desaladoras, tres previstas, dos ya en construcci¨®n, cuya aportaci¨®n sumada, 180 hect¨®metros c¨²bicos anuales, equivale al d¨¦ficit anual de la regi¨®n metropolitana. Tras la saga de los apagones el¨¦ctricos y el caos de Cercan¨ªas, los barceloneses merecen al menos no padecer sed.
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