El accidentado pasado de Delgado

Tom¨¢s Delgado (Logro?o, 1964) estuvo casi dos semanas sin contestar las llamadas a su m¨®vil, desde que se difundi¨® la noticia de que hab¨ªa reclamado judicialmente 20.000 euros a los padres de Enaitz Iriondo, el chico que arroll¨® y mat¨®. Fue la cantidad que que le cost¨® reparar el Audi A8 con que ocasion¨® la muerte del joven. Se escribieron m¨¢s de 300 art¨ªculos sobre una noticia que, seg¨²n ¨¦l, no le interesaba "a nadie". El corresponsal de CNN en Espa?a, Al Goodman, acudi¨® a la ciudad riojana de Haro para presenciar el juicio. El Faro de Vigo public¨® una caricatura suya en la cual un min¨²sculo monigote gritaba en su hombro mientras ¨¦l atend¨ªa a los medios:

-Yo a ¨¦sta no la conozco de nada.

-?Soy tu conciencia, mam¨®n!

D¨ªas despu¨¦s, pas¨® la tormenta y Delgado volvi¨® a sus negocios. Vitoria un d¨ªa, Pamplona el otro, Madrid de vez en cuando. Volvi¨® a coger el tel¨¦fono. "Cada uno ve lo que quiere ver, no hay m¨¢s", aseguraba la semana pasada a este peri¨®dico al valorar el impacto que tuvo la noticia de que exig¨ªa 20.000 euros a la familia Iriondo. Delgado nunca se reconoci¨® en ese individuo -"yo tambi¨¦n soy una v¨ªctima"- sin atisbo de empat¨ªa que aparec¨ªa en las im¨¢genes de Canal Sur, capaz de relatar con detalles como atropell¨® a Enaitz para soltar despu¨¦s un "gracias a Dios que a m¨ª no me pas¨® nada".

Santo Domingo de la Calzada vio crecer a este hombre de barba retocada al mil¨ªmetro, lenguaraz, de gesto desafiante y poco acostumbrado a medir sus palabras. Todos en el pueblo recuerdan c¨®mo, poco antes de los 18 a?os, atrac¨® la gasolinera local navaja en mano. Eludi¨® la c¨¢rcel por ser menor.

Le gusta la noche, aunque pocos le han visto en los bares locales. "No suele llamar la atenci¨®n por aqu¨ª. Nadie sabe exactamente de qu¨¦ vive. Y si tiene locales de alterne, como se dice, en La Rioja no est¨¢n", aseguran fuentes policiales. Otras apuntan que est¨¢n en Navarra, probable centro neur¨¢lgico de las actividades de un "empresario industrial" que no figura asociado a ninguna empresa en el registro mercantil. "Se van a volver locos y no van a encontrar nada a mi nombre", resume Delgado. S¨®lo constan una casa de 65 metros cuadrados en Belorado (Burgos) y una finca en su ciudad de residencia, seg¨²n el Registro de la Propiedad.

"De sus negocios nunca he querido saber nada. S¨®lo le he dicho que no le haga da?o a nadie", asegura su padre. Le dej¨® en herencia el negocio ganadero que inici¨®, un nombre, Tom¨¢s Delgado, y un apodo, El Cordob¨¦s, que despierta pocas simpat¨ªas en el pueblo desde que se hizo p¨²blica la noticia. "Es un tipo bastante desagradable", explicaba uno de los vecinos. Su padre, de 81 a?os, le defiende: "Cuando vi todo lo que sal¨ªa en la tele sobre ¨¦l, me pon¨ªa malo. Todos los que hablan a sus espaldas, que se lo digan a la cara".

Para relajarse, Delgado coge la escopeta, mete sus perros en un Jeep Grand Cherokee y se va a cazar a uno de sus cotos de caza favoritos. Varios testigos relatan esa tendencia que tiene a estirar las reglas y a salt¨¢rselas si se interponen entre ¨¦l y su presa.

Delgado se llena de orgullo al hablar de su modesta fortuna. "Me la gan¨¦ sin hacerle da?o a nadie, que lo sepas", recalca. Y ¨¦sta le permite darse a sus dem¨¢s aficiones favoritas: las mujeres y los coches. Tuvo hijos con distintas parejas. La primera falleci¨® joven, poco despu¨¦s de los 30. En Santo Domingo todos recuerdan c¨®mo se ensa?¨® golpeando en plena calle a la segunda. "Fue hace muchos a?os, ella no quiso denunciar y no exist¨ªa la legislaci¨®n de ahora, as¨ª que no pudimos hacer nada", recuerda un agente local. Sobre la velocidad al volante, adem¨¢s de varias multas por exceso de velocidad y otros accidentes que varios vecinos corroboran, destaca su condena en 1992 por conducci¨®n temeraria en un juzgado de Pamplona.

?Qu¨¦ hubiera hecho Tom¨¢s Delgado de haber sido la historia al rev¨¦s? ?Si el conductor al volante de un Audi A8 hubiese sido Antonio Iriondo, el padre de Enaitz, y el atropellado hubiese sido Iv¨¢n, su hijo mayor que reside en Barcelona? ?l opt¨® en su momento por no responder. Tomas Delgado padre lo hizo a medias: "Un hijo, joder... un hijo es un hijo". Se trag¨® el resto de la frase, dejando el resto a la imaginaci¨®n del interlocutor.