Superman salta la banca
Un tribunal reconoce, 70 a?os despu¨¦s del nacimiento del personaje, los derechos de autor a los herederos de Jerry Siegel, uno de sus dos creadores
En la primavera de 1938, un par de jovenc¨ªsimos autores, Jerry Siegel y Joe Shuster, aunaban influencias tan variadas como el pulp y la mitolog¨ªa para crear un personaje que estaba llamado a revolucionar el mundo del c¨®mic y de la cultura popular. En el primer n¨²mero de la revista Action Comics debutaba Superman, un ser llegado del lejano planeta Krypton que ten¨ªa poderes incre¨ªbles: fuerza descomunal, velocidad del rayo y la posibilidad de dar saltos inmensos. Un h¨¦roe que se convertir¨ªa en pocos meses en un ¨¦xito que arras¨® hasta el punto de ser el germen de todo un nuevo g¨¦nero: hab¨ªan nacido los superh¨¦roes.
Las ventas de Action Comics se multiplicaron mes a mes, aparecieron nuevos comic-books dedicados al personaje y, en unos a?os, las ventas de los tebeos de Superman superaban ampliamente el mill¨®n de ejemplares mensuales. El personaje ya no s¨®lo era un nuevo icono de la cultura americana, se hab¨ªa transformado en una rentable franquicia que no paraba de generar ingresos.
La sentencia abre la v¨ªa para que miles de autores y herederos reclamen derechos
Con este breve y apresurado resumen, bien se podr¨ªa pensar que la historia de Jerry Siegel y Joe Shuster es el mejor ejemplo del llamado american dream: dos veintea?eros que descubren su particular versi¨®n de la gallina de los huevos de oro. Sin embargo, el sue?o pronto se convirti¨® en pesadilla: los 130 d¨®lares que recibieron a cambio de su trabajo se convertir¨ªan con el tiempo en el ¨²nico pago que recibir¨ªan por su trabajo, mientras la editorial crec¨ªa y Superman demostraba una especial habilidad para engrosar las arcas de la editorial con las ganancias de c¨®mics, seriales de cine, radio y merchandising.
Comenzaba as¨ª un largo calvario para los autores, que s¨®lo 70 a?os despu¨¦s del nacimiento de Superman parece tener un final, con la sentencia del pasado mi¨¦rcoles de un tribunal federal de Nueva York que reconoce a los herederos el derecho al 50% de los derechos de autor del personaje. Aunque los autores intentaron renegociar repetidamente sus condiciones contractuales durante los a?os cuarenta, s¨®lo consiguieron recibir unos ¨ªnfimos porcentajes de las tremendas ganancias que generaba su creaci¨®n. Demandaron a la editorial en repetidas ocasiones, pero la compleja legislaci¨®n americana sobre derechos de autor respetaba de forma sistem¨¢tica el contrato inicial firmado por los autores, que recog¨ªa, como era habitual en la ¨¦poca, una transferencia total de derechos a la editorial. Tras a?os de lucha, los autores s¨®lo consiguieron que la editorial los despidiese y que sus nombres no volvieran a figurar en los tebeos.
Tras d¨¦cadas de olvido, y gracias a la denuncia de sus compa?eros de profesi¨®n de la delicada situaci¨®n por la que pasaban, a mediados de los setenta la todopoderosa Time Warner, propietaria de la editorial de c¨®mics DC y del personaje, accedi¨® a concederles una pensi¨®n vitalicia de 20.000 d¨®lares anuales. Una minucia comparada con las millonarias ganancias que les reportaba el personaje, sobre todo a partir del estreno en 1978 de la pel¨ªcula de Richard Donner.
Joe Shuster muri¨® sin descendencia en 1992, pero tras la muerte de Jerry Siegel, en 1996, su viuda e hija siguieron batallando, hasta que, por fin, la justicia les ha dado la raz¨®n 70 a?os despu¨¦s. En la sentencia que se ha hecho p¨²blica se reconocen los derechos de los herederos de Siegel a recibir compensaci¨®n econ¨®mica por el uso del personaje desde 1999 (lo que incluir¨ªa los sustanciales beneficios de la reciente pel¨ªcula de Bryan Singer, Superman returns). La situaci¨®n que se abre ahora para la multinacional Time Warner es compleja: como propietarios de tan s¨®lo el 50% de los derechos restantes no reclamados por Shuster, deben informar, consensuar con los Siegel todo uso futuro del personaje y, por supuesto, pagar los correspondientes porcentajes de rendimientos econ¨®micos, lo que complica futuras secuelas de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Superman o de otras pel¨ªculas donde aparezca el personaje. A lo que hay que a?adir que, en 2013, el ¨²nico pariente vivo de Joe Shuster, su sobrina, tendr¨¢ la capacidad legal de pedir la finalizaci¨®n de la cesi¨®n a la editorial de ese 50% restante, lo que implicar¨ªa que Time Warner perder¨ªa totalmente el control de uno de sus principales activos.
Es de suponer que los bufetes de abogados de la multinacional deben estar preparando toda una bater¨ªa de recursos, a la par que estudian todas las posibilidades para evitar la p¨¦rdida de tan lucrativo negocio, pero la sentencia a favor de los Siegel abre el camino para que decenas de autores o sus herederos reclamen el reconocimiento de la autor¨ªa de personajes, reconvertidos hoy en rentables franquicias.


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