Maradona se jubila
Maradona -el de Buenos Aires- declar¨® una vez a la prensa que en esta vida "hay que vivir lo que se quiera vivir". Filosof¨ªa hecha a medida para Maradona -el de La Rambla-, que, tras dos d¨¦cadas d¨¢ndole toques al esf¨¦rico, anuncia que se retira. Como lo oyen, el futbolista callejero dejar¨¢ su habitual emplazamiento al cumplir los 65 a?os. O lo que es lo mismo, el pr¨®ximo viernes, 4 de abril.
En cuanto supe la noticia fui a buscarle y all¨ª lo encontr¨¦, cerca de Canaletes, rodeado de curiosos y de recortes plastificados de prensa con su nombre. Y entonces, con una leve sonrisa, mir¨® el reloj y se par¨® en seco. Salud¨® al p¨²blico, guard¨® el bal¨®n dentro de una bolsa de deporte y se dej¨® fotografiar por los turistas. Hab¨ªan pasado las dos horas preceptivas que han durado siempre sus actuaciones. Y con prusiana puntualidad, recogi¨® sus cosas para buscar los trenes de Cercan¨ªas, con los que se ha estado trasladando a diario desde Sant Feliu de Llobregat.
Visto de cerca, Joan Sabat¨¦ es un curioso personaje, mezcla de disciplina, tes¨®n y heterodoxia concentrada. De inmediato accedi¨® a hablar conmigo y fuimos al Zurich, donde cada ma?ana -desde 1988- se ha tomado su cortado. Me aclara que no le gusta que le llamen malabarista. Se endereza en la silla para recordarme que ¨¦l viene del deporte profesional y no del circo. Ya a los 16 a?os fue llamado para jugar en la selecci¨®n catalana y poco despu¨¦s debutar¨ªa en el Ibiza como profesional. En aquel primer entrenamiento, un m¨ªster visionario, al verle jugar con la pelota, le augur¨® que si alg¨²n d¨ªa se quedaba sin trabajo, siempre pod¨ªa ir a La Rambla y ganarse la vida.
Regresa a los 21 a?os, con cartas de recomendaci¨®n para el Bar?a y el Espa?ol. Pero pronto se cansa de concentraciones y entrenamientos, y se retira del f¨²tbol para trabajar de metal¨²rgico. Mas la vida te da sorpresas -que dec¨ªa la canci¨®n- y se queda en el paro. Picado en su orgullo, con 45 a?os a la espalda, anuncia que es capaz de convertirse en recordman mundial de toques de bal¨®n sentado, modalidad inventada por ¨¦l, con la que consigue dos r¨¦cords Guinness. Nace as¨ª el que, a?os despu¨¦s, El Mundo Deportivo bautizar¨ªa como el "Maradona de La Rambla".
Al principio, la gente se sorprend¨ªa y se cruzaban apuestas sobre cu¨¢nto pod¨ªa aguantar. La modesta fama conseguida le llev¨® a hacer exhibiciones por media Europa. Comienza a aparecer en televisi¨®n y, tras una entrevista con Josep Maria Puyal, le patrocinan varias empresas de material deportivo. Todo va bien hasta que el Ayuntamiento decide aplicarle la nueva ordenanza municipal, que proh¨ªbe dar exhibiciones balomp¨¦dicas en la rue. En marzo de 2005 es detenido y le confiscan la pelota -su querida Mar¨ªa-, ante la estupefacci¨®n del p¨²blico. Siguen a?os de protestas y exilio en el Portal de l'?ngel. Se crea una plataforma para apoyarle y es protagonista de diversas pol¨¦micas, hasta que llega a un acuerdo para volver a su lugar de siempre, desde el 1 de enero de este a?o hasta pasado ma?ana.
Con una mirada entre triste y traviesa, reconoce haberse convertido en un personaje popular, como fueron en su d¨ªa Oca?a y la Monyos. "Ya nadie aguanta tanto tiempo con el mismo personaje", dice con un punto de melancol¨ªa. "Hoy La Rambla est¨¢ tomada por actores, que cada poco tiempo se reciclan". Pero ¨¦l se va tranquilo, despu¨¦s de haber creado escuela. En su lugar, toman el testigo un particular Ronaldinho y dos argentinos, que han heredado su p¨²blico entregado. A Joan le esperan las clases de t¨¦cnica para ni?os y el f¨²tbol base. Quedan dos d¨ªas para verle, despu¨¦s pasar¨¢ a formar parte de la peque?a historia de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.