La tarta Sacher de Nanni Moretti
La oficina de Nanni Moretti en Sacher Films, V¨ªa della Pir¨¢mide Cestina, barrio del Aventino de Roma, parece el cuarto de un ni?o cin¨¦filo de la era preinform¨¢tica. No hay ordenador -"no lo s¨¦ usar, me averg¨¹enza un poco, ma..."-, y la pared est¨¢ llena de p¨®sters de cine, papeles, fotos, recortes de peri¨®dicos con noticias falsas que hablan de ¨¦l. Muestras, dice, de la degeneraci¨®n del periodismo italiano: "Anciana se fuga de casa para actuar con Moretti", se lee en un titular colgado entre los dibujos de su hijo Pietro. "Ten¨ªa cinco a?os, era la fase Superman, El Zorro, La guerra de las galaxias". Pero destaca un estupendo retrato de Superpap¨¢, tumbado y con barba. Pietro ha crecido, ahora tiene 12 a?os, "dibuja muy bien, hace c¨®mics". Moretti juega con ¨¦l al tenis, al f¨²tbol, ven juntos los partidos de la Roma. "Le compr¨¦ la camiseta y vamos una vez al a?o al estadio. La primera vez me dijeron: 'Ll¨¦vale de d¨ªa a un partido que gane f¨¢cil'; le llev¨¦ de noche y la Roma perdi¨®". Tambi¨¦n van al cine. "Aprile, en la que es protagonista, no la ha visto todav¨ªa. Vio El Caim¨¢n, y dijo que le gust¨®. Menos mal, no estoy preparado para sus cr¨ªticas". En las librer¨ªas est¨¢n sus pel¨ªculas en varios idiomas, libros de cine, el cat¨¢logo del Festival de Tur¨ªn, que dirige desde el a?o pasado, una colecci¨®n de vespas, todo ordenado al mil¨ªmetro. En una mesa, varios premios Donatello y el Oso de Plata de Berl¨ªn. ?La Palma de Oro? En el armario, con el casco de Caro diario, "que ya no est¨¢ homologado". Por todos lados, la mitoman¨ªa: James Cagney, Rossellini, Hitchcock con Truffaut, Cocteau, Resnais, El Gordo y El Flaco, y tambi¨¦n "la piscina del Foro It¨¢lico donde tanto tiempo he pasado".
Moretti alquil¨® esta oficina con su socio, ahora se han separado. Aqu¨ª prepara las pel¨ªculas y gestiona la productora, un total de ocho empleados. La peque?a factor¨ªa llamada Sacher, "por la tarta Sacher, porque suena a sacro, porque quiz¨¢ Sacher fue masoquista y porque met¨ª una broma sobre la tarta Sacher en un di¨¢logo". Lejos de su fama hura?a, est¨¢ encantador y locuaz. Conf¨ªa en que Walter Veltroni gane las elecciones -"la remontada ser¨ªa clamorosa"-, y se niega en redondo a hablar de Berlusconi. Nos ense?a la habitaci¨®n de al lado, donde est¨¢ el div¨¢n de psicoanalista que sal¨ªa en La habitaci¨®n del hijo. Luego, el s¨®tano: dos salas de montaje, una con moviola vieja y otra moderna. En las estanter¨ªas, las pizzas con los rollos de todas sus pel¨ªculas. En un corcho, la escaleta de la ¨²ltima dirigida, El Caim¨¢n, con cada escena descrita en un papelito amarillo adhesivo: "As¨ª se pueden cambiar de sitio. Es lo bueno del cine, pero en la vida no se puede hacer".
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