A gusto de casi todos

Casi todos han salido contentos de la cumbre de la OTAN de Bucarest, y Rusia mucho menos irritada de lo que se supon¨ªa. Estados Unidos ha conseguido la bendici¨®n de su escudo antimisiles y la promesa, largamente perseguida por Bush, de que Ucrania y Georgia pertenecer¨¢n alg¨²n d¨ªa a la alianza. Los europeos consideran real la amenaza bal¨ªstica de largo alcance y valoran la iniciativa de la Casa Blanca, negociada con Polonia y la Rep¨²blica Checa. Un cordial Vlad¨ªmir Putin la ha demonizado mucho menos que en ocasiones anteriores y seguir¨¢ discutiendo sobre ella -y sobre un eventual marco estrat¨¦gico de seguridad- con el presidente Bush este fin de semana, en su dacha del mar Negro. Mosc¨² cree que el ambiguo comunicado de la OTAN abriendo sin fecha la puerta a Ucrania y Georgia -que tan satisfechos deja a los l¨ªderes de ambas ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas y tambi¨¦n a Francia y Alemania, principales promotores de la acertada espera- permitir¨¢ todav¨ªa muchos tira y afloja negociadores para intentar evitar lo que considera una inaceptable proximidad armada occidental a sus fronteras

Una vez m¨¢s, la OTAN ha hecho encaje de bolillos para dar la impresi¨®n de que sin plegarse a las presiones del Kremlin tampoco busca confrontaciones evitables. De que lo ha conseguido es reflejo el tono relajado de Putin y su "seamos amigos" al abandonar Bucarest, tras conceder el tr¨¢nsito por su territorio de suministros no b¨¦licos con destino a las tropas aliadas en Afganist¨¢n. La enconada guerra en el pa¨ªs centroasi¨¢tico es una prueba crucial para la credibilidad de la Alianza, que se ve reforzada con la decisi¨®n del presidente Sarkozy de aportar m¨¢s soldados al conflicto y, sobre todo, de regresar, 42 a?os despu¨¦s, al n¨²cleo militar de la organizaci¨®n que abandonara en su d¨ªa el general De Gaulle.

El borr¨®n ostensible de la reuni¨®n ha sido el portazo a las aspiraciones de Macedonia en la ampliaci¨®n balc¨¢nica que acoger¨¢ a Croacia y Albania. La OTAN se ha plegado a la inadmisible tabarra griega, que considera tener derechos de propiedad universal sobre la marca Macedonia, pese a la convicci¨®n de la mayor¨ªa de sus miembros de que la pertenencia a la Alianza es vital para la estabilidad de la diminuta ex rep¨²blica yugoslava, dividida pol¨ªtica y ¨¦tnicamente y a caballo entre Kosovo y Albania. Es una decisi¨®n tan innecesaria como arriesgada.