L¨¢grimas de arena
Un solo acto ambientado en la cafeter¨ªa de una estaci¨®n de tren y de noche re¨²ne a dos desconocidos que entablan una conversaci¨®n en principio de lo m¨¢s banal. L'uomo dal fiore in bocca (1923) naci¨® como un cuento y deriv¨® en una pieza teatral dram¨¢tica en el sentido m¨¢s emotivo de la palabra. Y es que la flor del t¨ªtulo es en realidad un epitelioma, un tumor maligno que marca la vida de uno de los personajes. La muerte, como indica Carlota Subir¨®s, directora del montaje, es un motivo central en la obra de Pirandello. Su otra cara, la vida, su limitaci¨®n y fugacidad, queda resumida en otra narraci¨®n, Una giornata, que precede en este montaje a la pieza anterior. Dos pirandellos, pues, en uno, porque lo que consigue Subir¨®s con su cuidada y po¨¦tica puesta en escena es enlazarlos y dilatarlos de manera que cada uno acaba de cobrar sentido gracias al otro.
L'HOME DE LA FLOR A LA BOCA
De Luigi Pirandello. Traducci¨®n, dramaturgia, espacio esc¨¦nico y direcci¨®n: Carlota Subir¨®s. Int¨¦rpretes: Llu¨ªs Soler, Jordi Oriol, Elena Alonso. Biblioteca de Catalunya, Barcelona. Hasta el 27 de abril.
Jordi Oriol es el narrador de Un dia, el joven que, de la noche a la ma?ana y nunca mejor dicho, se ve anciano y con nietos sin dar cr¨¦dito a sus ojos. La vida en 24 horas, o en los 20 minutos que dura el mon¨®logo, o en los segundos que, seg¨²n dicen, tardamos en ver pasar nuestra vida antes de morir. De nuevo la muerte al otro lado. En su corto camino -Oriol se va acercando al p¨²blico desde el fondo de este amplio espacio lleno de posibilidades que es la sala inferior de la Biblioteca de Catalunya-, su personaje se cruza con el de Llu¨ªs Soler, el hombre de la flor en la boca, y se ver¨¢ por un momento reflejado en ¨¦l.
La core¨®grafa y bailarina Elena Alonso completa el terceto encarnando a las mujeres en las que se fija el primero y a la sufridora esposa del segundo, vigil¨¢ndole siempre a distancia. Ella es la responsable de la imagen m¨¢s bella, la que da t¨ªtulo a estas l¨ªneas. En sus movimientos ofuscados y convulsivos podemos ver tambi¨¦n la amenaza de la muerte, siempre presente. La conciencia que el personaje de Soler tiene de ella se traduce en una intensa fuerza vital. La interpretaci¨®n de este actor que siempre parece sincero es sobrecogedora, y cala en el alma pueril de su interlocutor, el personaje joven. Los dos textos no se superponen, de hecho se siguen, pero presentados tal como lo hace Subir¨®s, nos dejan con la sensaci¨®n que, de cruzarse el protagonista de Un dia con el de El hombre de la flor en la boca, como ella sugiere, el relato de su vida dar¨ªa para m¨¢s, ser¨ªa m¨¢s consecuente.
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