Un jurado culpa a los fot¨®grafos y al ch¨®fer de la muerte de Diana
El veredicto descarta la conspiraci¨®n y reconoce el homicidio por negligencia
La muerte de Diana de Gales y Dodi al Fayed, la fatal noche del 31 de agosto de 1997 en Par¨ªs, no fue ni un mero accidente ni una conspiraci¨®n: fue la consecuencia del comportamiento de los fot¨®grafos que persegu¨ªan a la pareja y del ch¨®fer que pretend¨ªa alejarles de ellos. As¨ª lo dictamin¨® ayer en Londres un jurado de 11 miembros tras seis meses de investigaci¨®n y en torno a 250 testimonios.
El fallo no fue un¨¢nime, pero se tom¨® por una mayor¨ªa de nueve votos a favor y dos en contra. La investigaci¨®n, que ha costado ocho millones de euros, es la consecuencia de la tenaz presi¨®n ejercida durante a?os por el millonario Mohamed al Fayed, empe?ado en demostrar que su hijo y la madre de los nietos de Isabel II fueron asesinados por el establishment brit¨¢nico con el objetivo ¨²ltimo de impedir que Diana se casara y concibiera con un hombre de religi¨®n musulmana.
Pero quiz¨¢s ha sido el peor veredicto posible para Al Fayed, que una vez m¨¢s ve desvanecerse su teor¨ªa de la conspiraci¨®n. El jurado considera establecido que la muerte de Diana y Dodi fue ileg¨ªtima (unlawfull), una definici¨®n que legalmente puede equivaler a homicidio. Pero los homicidas ser¨ªan los fot¨®grafos y el ch¨®fer, Henri Paul, que tambi¨¦n muri¨® en el accidente, y no los servicios secretos brit¨¢nicos. A su muerte contribuy¨® en gran medida el azar: el hecho de que no llevaran cinturones de seguridad y de que el coche se estrellara contra un pilar del t¨²nel bajo el puente Alma, y no una pared, fueron elementos decisivos.
Fue algo m¨¢s que un accidente pero mucho menos que una conspiraci¨®n. La teor¨ªa de la conspiraci¨®n ya fue descartada de antemano por el juez, que priv¨® al jurado de pronunciarse directamente por falta de la m¨¢s m¨ªnima prueba que la avalara. Es de esperar que amainen de forma importante los apoyos a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n, pero su gran patrocinador, Mohamed al Fayed, no da signos de que vaya a tirar la toalla. "Lo m¨¢s importante es que es un asesinato", musit¨® ayer al abandonar el palacio de justicia rodeado de guardaespaldas.
La declaraci¨®n le¨ªda en su nombre por su portavoz tampoco parece vislumbrar un acatamiento del fallo. "Estoy decepcionado", dice Al Fayed, que insiste en que la princesa y su hijo fueron asesinados y lamenta que la reina y el duque de Edimburgo no hubieran prestado declaraci¨®n.
Jur¨ªdicamente, el fallo del jurado no va a tener ning¨²n efecto. Henri Paul muri¨® en el accidente y los fot¨®grafos no pueden ser procesados porque la justicia brit¨¢nica no puede procesar en el Reino Unido a los presuntos responsables de un homicidio en el extranjero, salvo que ellos mismos sean brit¨¢nicos.
El veredicto difiere del que emitieron en su d¨ªa las autoridades francesas, que inculparon al ch¨®fer pero exculparon a los fot¨®grafos. Ayer, el jurado brit¨¢nico ten¨ªa otras cuatro opciones: culpar s¨®lo a Henri Paul, culpar s¨®lo a los fot¨®grafos, muerte accidental o veredicto abierto.
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