Un estudio de la UPV cuestiona el aislamiento de las poblaciones vascas medievales

La imagen del pueblo vasco como una etnia ancestral y pura ha sido revisada por los estudios de ADN antiguo realizados por un equipo del Departamento de Gen¨¦tica, Antropolog¨ªa F¨ªsica y Fisiolog¨ªa Animal de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV). Las extracciones de los restos de esqueletos de la necr¨®polis de Aldaieta (?lava) han permitido conocer m¨¢s sobre las sociedades de los siglos VI y VII, "una ¨¦poca hist¨®rica oscura de la que no se ten¨ªan evidencias", explica Concepci¨®n de la R¨²a, la directora del grupo.

Una de las principales conclusiones es que ya entonces se daba un intercambio gen¨¦tico con otras poblaciones del entorno, lo que "cuestiona el aislamiento que tradicionalmente se ha atribuido a la regi¨®n cant¨¢brica y al Pa¨ªs Vasco", recalca De la R¨²a.

El hallazgo sorprendi¨® tambi¨¦n por el ajuar que acompa?aba a los muertos. Similar al de los enterramientos de los francos -una tribu procedente de Alemania cuyo reino abarc¨® casi todo el actual territorio franc¨¦s-, inclu¨ªa un gran n¨²mero de hachas de combate, adornos, cuencos de bronce y vasos de cristal. La necr¨®polis sirvi¨®, concluyen los investigadores, para enterrar a una unidad militar que luch¨® en las batallas entre la dinast¨ªa de los francos (los merovingios) y los visigodos.

El estudio ha intentado fijar si la influencia cultural de los francos se debe a que controlaron el territorio, o mantuvieron relaciones comerciales o biol¨®gicas con los grupos locales.

An¨¢lisis del ADN

El an¨¢lisis del ADN mitocondrial (que se hereda por v¨ªa materna) muestra semejanzas con el de las poblaciones actuales de la cornisa cant¨¢brica y el eje atl¨¢ntico, por lo que las relaciones biol¨®gicas ocurr¨ªan ya desde la Antig¨¹edad, concluye.

Los enterramientos aparecen distribuidos a modo de hileras y grupos superpuestos. Algunos presentan ajuares ricos, y otros ning¨²n objeto. Esos datos hablan de una sociedad jerarquizada en la que un determinado sector de la necr¨®polis quedaba reservado para las familias m¨¢s destacadas por su nivel socioecon¨®mico. Esos individuos transmit¨ªan su estatus a otros miembros de su familia, de modo que iban "consolidando los poderes locales y regionales".

Los ajuares m¨¢s destacados corresponden a los hombres, mientras que las mujeres carecen de adornos u otros objetos. "En sus tumbas generalmente s¨®lo aparecen los clavos de los ata¨²des", detalla De la R¨²a. Apenas unas pocas mujeres muestran mayor consideraci¨®n social. Las relaciones de parentesco eran frecuentes entre los enterrados, abunda el estudio.