La Europa ausente
No es que resulte sorprendente, m¨¢s que nada por reiterada, pero la ausencia de Europa volvi¨® a ser bien notable en la ¨²ltima campa?a electoral de las elecciones generales del 9M. Alguna que otra referencia s¨ª que hubo, para testificar la importancia que se le reconoce y, sobre todo, para mostrar la lista de "amigos europeos" de los candidatos, se?alando como tales, que quiz¨¢ sea mucho se?alar, a aquellos que han tenido la gentileza de recibirle a cada uno de ellos en v¨ªsperas electorales. Pero poco o nada se ha dicho, en ninguno de los casos, de la dimensi¨®n estrictamente pr¨¢ctica de nuestra pertenencia a la Uni¨®n Europea, donde todos los dem¨¢s son socios, con amistad o sin ella.
Las inversiones de la UE orientar¨¢n la pol¨ªtica econ¨®mica de Galicia al menos hasta 2013
Eso m¨¢s pragm¨¢tico a que me refiero orienta la que quiz¨¢ sea la parte m¨¢s motriz de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica, incorpor¨¢ndonos, ya desde hace a?os, a la sana costumbre de la programaci¨®n plurianual de aquellas inversiones que, como las que se dirigen a la mejora de nuestro sistema de infraestructuras, sirven para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente hoy y de preservarlas ma?ana.
Esa utilidad puede verse en cualquier parte de Espa?a y de manera muy especial aqu¨ª, en Galicia. El cu?o de la Uni¨®n Europea est¨¢ en pr¨¢cticamente todas y cada una de nuestras obras p¨²blicas m¨¢s importantes. Las cuales, entre todas, sostienen la transformaci¨®n modernizadora que este pa¨ªs viene experimentando desde el momento de la incorporaci¨®n de Espa?a, y Galicia, claro, al espacio comunitario.
Puede decirse para Galicia, como dijo otrora para Espa?a Ortega y Gasset, que Europa fue, es y seguir¨¢ siendo la soluci¨®n. Lo fue, por mera vecindad, entre 1960 y 1975, acogiendo a centenares de miles de gallegos y gallegas migrados, con cuyas remesas se financi¨® buena parte de la primera expansi¨®n urbana de nuestras ciudades, y lo est¨¢ siendo ahora, desde 1986, por lo menos, cuando, con el impulso pol¨ªtico del entonces presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, se recogi¨® en el Acta ?nica Europea la dotaci¨®n de los Fondos Estructurales, una ingente cantidad de dinero destinada a realizar inversiones en las regiones menos pr¨®speras de Europa, con el ¨¢nimo de acercar su renta a la media de todas las dem¨¢s.
Galicia fue una de las regiones europeas m¨¢s beneficiadas por esa decisi¨®n. Para nosotros, en realidad, represent¨® un cambio de siglo. De marco hist¨®rico. Y Delors deber¨ªa tener una estatua en alguna de nuestras plazas.
Pero es que, adem¨¢s, en el marco de la Estrategia de Lisboa que la Uni¨®n Europea adopt¨® en 2000 para intentar colocarse a la cabeza de la econom¨ªa mundial, se han tenido que trazar planes nacionales y regionales, bien integrados tambi¨¦n a nivel europeo, en los que se asumen compromisos compartidos para promover reformas econ¨®micas, cohesi¨®n social y equilibrio territorial, basando todo ello, de nuevo, en fuertes inversiones, que orientar¨¢n nuestra pol¨ªtica econ¨®mica o incluso bastantes de nuestras acciones gubernamentales hasta 2013, por ahora. Es decir, no s¨®lo lo que hemos hecho, ni lo que a¨²n estamos haciendo, sino tambi¨¦n lo que tenemos planeado para el futuro inmediato sigue llevando el sello europeo.
Aqu¨ª, por ejemplo, todas las conseller¨ªas de la Xunta de Galicia est¨¢n gestionando proyectos ya adoptados por la Comisi¨®n Europea, de manera que son al mismo tiempo actuacioens auton¨®micas, estatales y comunitarias. Tramos de carretera, bibliotecas, depuradoras de aguas residuales, planes de protecci¨®n ambiental, iniciativas de I+D+i, innovaciones educativas y cient¨ªficas... Todo. Y esa conjunci¨®n interadministrativa, junto con la referida y sana pr¨¢ctica de la programaci¨®n plurianual, es, estoy seguro, la manifestaci¨®n m¨¢s evidente y firme de la modernizaci¨®n de Galicia. Hoy somos lo que somos porque hemos sido emigrantes en Europa y somos ciudadanos europeos.
En realidad, casi todo lo que podr¨ªa y deber¨ªa haberse dicho en una campa?a electoral espa?ola o gallega, tambi¨¦n estar¨ªa acu?ado y sellado como europeo. De ah¨ª la improcedencia de la ausencia. Hablar de Galicia o de Espa?a, o en Galicia o en Espa?a, de lo que queremos hacer con nuestras vidas, sin la omnipresencia de Europa, es como hablar de naciones demediadas a las que les falta la mitad de lo que son.
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