El pasaje de lo aut¨¦ntico a lo ambiguo
La figura de Horacio Coppola (Buenos Aires, 1906) es tremendamente representativa de la polaridad que ha caracterizado la orientaci¨®n de la historia de la fotograf¨ªa durante d¨¦cadas. Una historia que se ha desenvuelto en lo fundamental a trav¨¦s de un di¨¢logo exclusivo entre Europa y Estados Unidos, sin apenas conceder espacio a la situaci¨®n en otros territorios. Aunque en parte, este exclusivismo es consecuencia tambi¨¦n de la fuerte influencia que ejercieron los artistas y movimientos de estos dos continentes sobre el desarrollo de la fotograf¨ªa. Coppola es un perfecto ejemplo en ambos sentidos. Sus fotograf¨ªas tienen mucho de s¨ªntesis de las posiciones que simult¨¢neamente se estaban desarrollando en Europa y Estados Unidos en los a?os treinta, d¨¦cada fundamental en su trayectoria durante la cual lleva a cabo un ambicioso, sistem¨¢tico y novedoso registro de la ciudad de Buenos Aires. Estas im¨¢genes son las que aparecer¨¢n en el libro Buenos Aires 1936 (Visi¨®n fotogr¨¢fica), publicado en ese mismo a?o y que sin duda da cuenta de su trabajo m¨¢s decisivo y emblem¨¢tico. La ciudad, como s¨ªmbolo esencial de la modernidad y del progreso, se hab¨ªa convertido en un tema mayor para la fotograf¨ªa a lo largo de los a?os veinte; la imagen se revelaba como la herramienta que mejor pod¨ªa captar el ritmo transformador que encarnaba la urbe moderna y la fotograf¨ªa, a su vez, pod¨ªa ensayar en ese ¨¢mbito inestable y convulso nuevos postulados est¨¦ticos y program¨¢ticos.
Coppola abord¨® de lleno esa relaci¨®n rec¨ªproca entre ciudad y fotograf¨ªa, y lo hizo desde una posici¨®n en la que no es dif¨ªcil descubrir paralelismos simult¨¢neos con algunos planteamientos constructivistas, con los principios de la Nueva Visi¨®n, pero tambi¨¦n con la sensibilidad de Stieglitz o Paul Strand. Del mismo modo que algunas de las im¨¢genes nocturnas de Par¨ªs realizadas por Brassa? casi podr¨ªan intercambiarse con las que hizo Coppola en Buenos Aires. Pero no se trata de un c¨²mulo de influencias sino de un punto de vista compartido en el acercamiento a la atracci¨®n que supon¨ªa el modernismo y el dinamismo de la "nueva" ciudad: la fragmentaci¨®n del campo visual, los ¨¢ngulos exc¨¦ntricos y el efecto de las sombras, el anonimato y el movimiento, la luz sobre las superficies, los anuncios luminosos, la mecanizaci¨®n y la verticalidad de la urbe. Todo aquello que permit¨ªa el registro de la mutaci¨®n y la inestabilidad pero tambi¨¦n el desarrollo de nuevas maneras de mirar y construir la imagen.
Pero en el caso de Coppola, aun estando muy cerca de los postulados de la Nueva Visi¨®n, del inter¨¦s por la abstracci¨®n y la cohesi¨®n formal y constructiva de la imagen, se filtra continuamente una atenci¨®n fundamental hacia lo "local", hacia las "pervivencias" y la tradici¨®n, caracter¨ªstica de la fotograf¨ªa americana. Dec¨ªa Walter Benjamin que con la ciudad "ocurre lo mismo que con todas las cosas sometidas a un proceso irresistible de mezcla y contaminaci¨®n: pierden su expresi¨®n esencial y lo ambiguo pasa a ocupar en ellas el lugar de lo aut¨¦ntico". Coppola trabaj¨® sobre Buenos Aires, situado en ese complejo pasaje de lo aut¨¦ntico a lo ambiguo, all¨ª donde conviven a¨²n la tradici¨®n y lo espec¨ªfico con su radical transformaci¨®n: la horizontalidad y la verticalidad, los luminosos y los comercios cl¨¢sicos, los coches y los caballos, las esquinas con vida y las avenidas geom¨¦tricas, la inestabilidad del suburbio y la construcci¨®n del obelisco. -
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