La econom¨ªa de EE UU, desgarrada por la guerra
Algunos dicen que las pr¨®ximas elecciones estadounidenses se centrar¨¢n en dos temas: la guerra de Irak y la econom¨ªa. En los momentos en los que la guerra parece ir mejor de lo que se esperaba y la econom¨ªa peor, la segunda eclipsa a la primera. Pero ninguna de las dos cosas va bien. En cierto sentido, no hay m¨¢s que un solo tema, la guerra, que ha exacerbado los problemas econ¨®micos de Estados Unidos. Y, cuando la mayor econom¨ªa del mundo est¨¢ enferma -y est¨¢ muy enferma-, todo el mundo sufre.
Antiguamente, se pensaba que las guerras eran buenas para la econom¨ªa. Al fin y al cabo, es opini¨®n general que la Segunda Guerra Mundial ayud¨® a levantar la econom¨ªa mundial tras la Gran Depresi¨®n. Sin embargo, al menos desde Keynes, sabemos c¨®mo estimular la econom¨ªa por m¨¦todos m¨¢s eficaces y capaces tanto de aumentar la productividad a largo plazo como de mejorar los niveles de vida.
Cada d¨®lar de los tres billones gastados en Irak se ha pedido prestado a extranjeros
Antes de la guerra el crudo costaba menos de 25 d¨®lares; ahora m¨¢s de 100
Pero esta guerra, en concreto, no ha sido buena para la econom¨ªa por tres motivos. En primer lugar, ha contribuido a subir los precios del petr¨®leo. Cuando Estados Unidos emprendi¨® la guerra de Irak, el crudo costaba menos de 25 d¨®lares (16 euros actuales) el barril, y los mercados de futuros esperaban que se mantuviera en ese nivel durante diez a?os. Los expertos en futuros eran conscientes del crecimiento de China y otros mercados emergentes, pero confiaban en que el suministro -sobre todo, de los proveedores de bajo coste de Oriente Pr¨®ximo- aumentara de manera paralela a la demanda.
La guerra alter¨® la ecuaci¨®n. La subida de los precios del petr¨®leo significa que los estadounidenses (y los europeos, y los japoneses) est¨¢n pagando cientos de millones de d¨®lares a los dictadores de Oriente Pr¨®ximo y a los exportadores de crudo en otros pa¨ªses, en vez de gastar ese dinero en casa.
Adem¨¢s, el dinero de Estados Unidos dedicado a la guerra de Irak no estimula la econom¨ªa de este pa¨ªs tanto como el que podr¨ªa invertirse en carreteras, hospitales y escuelas, y tampoco contribuye de la misma forma al crecimiento a largo plazo. Los economistas utilizan la expresi¨®n "¨¦xito por d¨®lar", es decir, cu¨¢nto est¨ªmulo econ¨®mico proporciona cada d¨®lar que se gasta. Y es dif¨ªcil imaginar menos "¨¦xito por d¨®lar" que el del dinero que se paga a un contratista nepal¨¦s que trabaja en Irak.
Con la salida de tantos d¨®lares al extranjero, la econom¨ªa estadounidense deber¨ªa haber evidenciado desde hace tiempo una situaci¨®n mucho m¨¢s d¨¦bil de lo que parec¨ªa. Sin embargo, al mismo tiempo que el Gobierno de Bush intentaba ocultar los verdaderos costes de la guerra mediante una contabilidad incompleta y confusa, los fallos de la econom¨ªa permanecieron ocultos gracias a una inyecci¨®n de liquidez de la Reserva Federaly una normativa fiscal poco estricta.
Se inyect¨® tanto dinero en la econom¨ªa y los reguladores fueron tan poco rigurosos que uno de los principales bancos de Estados Unidos hizo publicidad de sus pr¨¦stamos con el lema "Cualificado desde que nace"; es decir, en la pr¨¢ctica, no hab¨ªa que cumplir ning¨²n requisito para obtener un cr¨¦dito. En cierto sentido, la estrategia funcion¨®: la burbuja inmobiliaria aliment¨® el auge del consumo mientras la tasa de ahorro se desplomaba a cero. Las debilidades econ¨®micas quedaron pospuestas hasta fecha posterior; el Gobierno de Bush confiaba en que no habr¨ªa que rendir cuentas hasta despu¨¦s de noviembre de 2008. Pero la situaci¨®n empez¨® a empeorar en agosto de 2007.
El Gobierno de Bush ha reaccionado ahora con un paquete de est¨ªmulos que es demasiado escaso, llega demasiado tarde y est¨¢ mal dise?ado. Para ver lo insuficiente que es, no hay m¨¢s que compararlo con los m¨¢s de 1.500 billones de d¨®lares que constituyeron los pr¨¦stamos con garant¨ªa hipotecaria en los ¨²ltimos a?os, gastados, en su mayor parte, en consumo. Esa apuesta -basada en la convicci¨®n de que los precios de la vivienda iban a seguir subiendo sin cesar- ya no puede sostenerse.
Con la ca¨ªda de los precios de la vivienda (que va a continuar) y con los bancos inseguros sobre su situaci¨®n financiera, las instituciones de pr¨¦stamo no prestar¨¢n y las familias no pedir¨¢n prestado. Por tanto, aunque es posible que la liquidez inyectada en el sistema financiero por la FED haya impedido el desastre, no va a estimular demasiado el consumo ni la inversi¨®n. Por el contrario, ir¨¢ a parar en gran parte al extranjero. En China, por ejemplo, est¨¢n preocupados por la posibilidad de que el est¨ªmulo de la FED contribuya a aumentar su inflaci¨®n nacional.
Existe un tercer motivo por el que la guerra de Irak es tambi¨¦n negativa desde el punto de vista econ¨®mico para Estados Unidos. No s¨®lo este pa¨ªs se ha gastado ya mucho dinero en ella -12.000 millones de d¨®lares mensuales, y suma y sigue-, sino que queda a¨²n mucho por pagar, como los gastos de compensaci¨®n y asistencia sanitaria al 40% de veteranos que vuelve con alg¨²n tipo de discapacidad, en numerosos casos muy grave.
Adem¨¢s, esta guerra se ha financiado de manera distinta a cualquier otra guerra de la historia de Estados Unidos y, tal vez, de la historia reciente de cualquier pa¨ªs. Lo normal es que los pa¨ªses pidan un sacrificio com¨²n, del mismo modo que piden a sus j¨®venes, hombres y mujeres, que arriesguen sus vidas. Se suben los impuestos y se produce un debate sobre qu¨¦ parte de la carga hay que pasar a las generaciones futuras. Pero en esta guerra no ha habido esa discusi¨®n. Cuando Estados Unidos la inici¨® hab¨ªa un d¨¦ficit. Sin embargo, cosa extraordinaria, Bush pidi¨® y obtuvo un insensato recorte fiscal para los ricos. Eso significa que cada d¨®lar que se ha gastado en la guerra se ha pedido prestado.
Por primera vez desde la Guerra de Independencia de Estados Unidos, hace dos siglos, el pa¨ªs ha tenido que recurrir a acreedores extranjeros, porque las familias estadounidenses no han ahorrado nada. Las cifras son dif¨ªciles de creer. La deuda nacional ha aumentado un 50% en ocho a?os, y casi un bill¨®n de d¨®lares de ese aumento es debido a la aventura b¨¦lica iraqu¨ª; una cantidad que seguramente se incrementar¨¢ a m¨¢s del doble en los pr¨®ximos 10 a?os.
?Qui¨¦n iba a pensar que una Administraci¨®n pod¨ªa hacer tanto da?o en tan poco tiempo? Estados Unidos y el mundo seguir¨¢n pagando las consecuencias durante decenios.
Joseph E. Stiglitz es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de Columbia y premio Nobel de Econom¨ªa en 2001. Su ¨²ltimo libro, escrito en colaboraci¨®n con Linda Bilmes, es The three trillion dollar war: the true costs of the Iraq conflict. ? Project Syndicate, 2008. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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