La crueldad de un afable cincuent¨®n
El se?or Peter Bagge es un afable cincuent¨®n que vive una tranquila e id¨ªlica vida familiar en Seattle con su mujer, su hija y sus tres lindos mininos. Tiene unos ingresos m¨¢s que holgados, se dedica a lo que le gusta... Puede que para muchos su vida sea rutinaria y aburrida, pero no creo que sea exagerado decir que el se?or Bagge ha alcanzado ese grado de felicidad que ambiciona la gran mayor¨ªa de los americanos medios.
Una preciosa postal que parece perfecta para la pr¨®xima campa?a electoral de las presidenciales americanas, pero en la que, posiblemente, ning¨²n lector de Odio reconocer¨ªa jam¨¢s al autor de una de las series m¨¢s corrosivas del tebeo independiente de los a?os noventa. Lectores que quiz¨¢ esperan una imagen m¨¢s acorde a los estereotipos del underground, pero que muchas veces olvidan que la obra de Bagge se debe analizar en toda su extensi¨®n.
Es cierto que Buddy Bradley, el protagonista de Odio, puede parecer a primera vista una histri¨®nica, mordaz y exagerada parodia de todos los males de la famosa Generaci¨®n X, de esos j¨®venes sobradamente preparados de los noventa que descubrieron, demasiado tarde, que sus muchos m¨¢steres no les sacar¨ªan de trabajar como dependientes en una tienda salida de las pel¨ªculas de Kevin Smith.
Pero a medida que la serie se va desarrollando comprobamos que esa aparente visi¨®n alterada de la realidad no es m¨¢s que un efecto secundario del expresivo y deformado dibujo de Bagge. Buddy es, simplemente, el ejemplo perfecto del americano medio. Su c¨ªnica y ego¨ªsta personalidad no es m¨¢s que el amasijo de neuras y prejuicios que cualquiera puede tener y, por mucho que nos parezca un tipejo impresentable, esconde los mismos anhelos de la mayor¨ªa: una vida llena de t¨®picos a?ejos y pasados de moda, viendo la tele en el sof¨¢ de su casita mientras su mujer hace la comida y los ni?os juegan en el sal¨®n. Lo que pens¨¢bamos que era una visi¨®n ¨¢cida y c¨¢ustica de la sociedad americana es mucho m¨¢s. Es el demoledor y cruel relato de la fagocitaci¨®n social del individuo. Y es entonces cuando entendemos que la imagen feliz de Peter Bagge es su mayor logro, que consigue re¨ªrse de s¨ª mismo con una impiedad y brutalidad tan exageradas como su propio dibujo.
Como ense?¨® David Lynch, las m¨¢s preciosas postales esconden terribles secretos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.