El Supremo de EE UU ratifica el uso de la inyecci¨®n letal
Por una clara mayor¨ªa, el Tribunal Supremo de EE UU ratific¨® ayer la legalidad de la inyecci¨®n de barbit¨²ricos que se utiliza en la aplicaci¨®n de la pena de muerte. Desde el pasado 25 de septiembre no ha habido ni un solo ajusticiamiento en los corredores de la muerte del pa¨ªs. Fue entonces cuando los magistrados anunciaron que analizar¨ªan el caso de dos presos del Estado de Kentucky que hab¨ªan llegado hasta la m¨¢xima instancia judicial del pa¨ªs por considerar que este m¨¦todo es "cruel" e "innecesariamente doloroso".
Ralph Blaze, condenado a muerte por matar a dos agentes de polic¨ªa en 1992, y Thomas Bowling, por asesinar a una pareja despu¨¦s de un accidente de tr¨¢fico en 1990, presentaron una demanda contra el Estado de Kentucky en 2004 por considerar que la inyecci¨®n letal a la que se enfrentaban, aplicada en tres fases, representaba un "riesgo innecesario". El tribunal de Kentucky desestim¨® su demanda, pero sus abogados decidieron llegar al Supremo.
Hace 30 a?os que EE UU aplica el m¨¦todo de la inyecci¨®n trif¨¢sica como una alternativa en apariencia menos dolorosa a la electrocuci¨®n. Primero se administra un anestesiante, luego un paralizante y, por ¨²ltimo, una soluci¨®n de cloruro de potasio que hace que el coraz¨®n deje de latir y que, si se administra sin la correcta dosis previa de anest¨¦sicos, provoca una insoportable quemaz¨®n.
La gran duda expresada por los abogados de Blaze y Bowling ante los nueve jueces del Supremo es si el primer anest¨¦sico puede llegar a ser lo "suficientemente potente como para evitar que los presos sientan dolor".
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