El f¨²tbol se ceba de nuevo con la ciudad de Getafe
Miles de seguidores azulones siguen la final desde su ciudad - Ni la lluvia ni los goles del Valencia consiguieron desanimar a los aficionados hasta el final
Empieza el partido. Son las diez de la noche. El cielo en Getafe est¨¢ cargadito, la plaza de la Constituci¨®n, delante del Ayuntamiento, m¨¢s a¨²n. La pantalla de plasma de delante del Consistorio ense?a a la Reina, que sonr¨ªe, y luego al Rey. "Que gane el que perdi¨®", hab¨ªa dicho el monarca unas horas antes del encuentro.
Y sus deseos, esta vez, no han sido ¨®rdenes. A los miles de azulones les quedan s¨®lo tres minutos para encajar el primer gol, el del camino a la derrota.
Renfe organiz¨® un servicio de lanzaderas a Pir¨¢mides
Los 'minis' de cerveza y calimocho corr¨ªan a raudales
Horas antes, el ambiente en la ciudad sure?a herv¨ªa en cada esquina. Los minis de cerveza y calimocho corr¨ªan a raudales. "No s¨¦ si nos va a llegar con tantas gargantas secas...", se preocupaba Isidoro, uno de los responsables de la barra del punto de reuni¨®n de la hinchada. "?Y eso que hemos tra¨ªdo 120 barriles de cerveza. A 50 litros cada uno, calcule!", a?ad¨ªa mientras la marea se desesperaba por un trago.
Los copazos llenaban los est¨®magos vac¨ªos, molestos porque las pe?as, a falta del permiso municipal, no pudieron repartir cientos de raciones de paella gigante. "Pues se come un bocata y ya est¨¢", apuntaba Ernesto.
Renfe se adapt¨® a los horarios del "equipo de los currantes" y organiz¨® tres servicios de lanzaderas a Pir¨¢mides con capacidad para 13.000 seguidores, de los 22.000 previstos. El servicio rebautiz¨® los nombres de las estaciones: Getafe Centro era Getafe Laudrup; Las Margaritas, Getafe Cotelo... "?No quer¨ªan trasvase? ?Pues toma marea azul!", gritaba Talant. Y as¨ª durante horas.
"Yo soy azul¨®n. ?Y t¨²? Viva el Getafe". A las ocho de la tarde la ciudad ya se prepara para la marcha. Coches, banderolas, trompetines... Familias al completo vestidas de azul caminan por las calles de la ciudad madrile?a. El Geta est¨¢ a punto de disputar por segundo a?o consecutivo la final de la Copa del Rey. Una madre entona con su hijo de la mano una melod¨ªa: "?Vamos campeones!". En las mejillas lleva las tres bandas pintadas: azul, blanco y azul. A escasos metros de ah¨ª, la polic¨ªa regula el tr¨¢fico, el centro es hoy de los peatones.
"?Mario!, ?Mario! ?Ponme una ca?a!". Y Mario se la pone a la mujer que se estira entre la gente para que la vea. El ritmo en el bar Plaza es trepidante, no en vano est¨¢ delante del Consistorio. Pero adem¨¢s el padre de Mario, Jes¨²s Sacrist¨¢n fue presidente del Getafe en los ochenta. ?Su porra? Victoria para el Valencia. Aunque claro, "preferir¨ªa que ganara el Getafe", dice desde detr¨¢s de sus gafas rojas de pasta.
A las nueve descargan las primeras nubes. Y as¨ª, lloviendo, se pasan los tres cuartos de hora anteriores al partido. El centro de la placeta de la localidad sigue estando impracticable, pero los aficionados no corren al resguardo. Como si se tratara de una intervenci¨®n divina, a las diez en punto deja de llover y empieza el partido, bajo los v¨ªtores ensordecedores de m¨¢s de mil personas coreando a grito pelado y al un¨ªsono el nombre de su equipo. "Getaaaaaaafe, Getaaaaafe". Ian no grita, graba a unos amigos. No es del Getafe, ni del Valencia. No es madrile?o, ni siquiera espa?ol. Pero vive en la ciudad. Este polaco lleva unos meses trabajando y se ha unido a la fiesta. Si le dan a elegir... "claro, que gane el Getafe". Y a¨²n no ha acabado la frase, cuando se oye: "?Goooool!". Ian baja la c¨¢mara y mira a la pantalla. Los azules se callan por unos segundos. Es el minuto tres. Acaba de marcar el Valencia. Un c¨¢ntico empieza, t¨ªmidamente, "Geta, Geta, Geta...". Y se apaga para empezar de nuevo con m¨¢s fuerza. "?Getafe! ?Getafe! ?Getafe!"
"Nada, nada, esto acaba de empezar", murmura Javi, que no para de moverse. Sus amigos le miran con incredulidad. "Aqu¨ª no se cabe, v¨¢monos", le pide uno. Justo cuando el grupo de adolescentes empieza la huida se va la imagen de la pantalla. En los cuatro minutos exactos sin televisi¨®n, el Valencia ha marcado su segundo gol.
"Corren como nadie, joder. Se merecen ganar". Y lo dice una valenciana. Mar¨ªa Jos¨¦ ha ido con la familia al completo. Todos nacidos en Getafe, menos ella, que es de Gand¨ªa. "La tierra tira, pero la sangre m¨¢s", bromea. Su porra hubiera sido de 0-2, a favor del Valencia. Pero la realidad le ha desbaratado las cuentas. Juan no permitir¨¢ que haga lo mismo con sus planes. "?D¨®nde se van de fiesta los del Valencia sin ganan?", pregunta, con sentido pr¨¢ctico.
"?Gooool!" y ahora s¨ª, cantado por los del Getafe, El improvisado estadio tiembla. Saltos, abrazos, bufandas azulonas volando por encima de los miles de cabezas que chocan entre s¨ª. No han acabado de celebrar, que el ¨¢rbitro pita media parte. Los azulones se van al descanso. "El Valencia gana, pero s¨®lo por ahora", advierte un polic¨ªa.
El Getafe est¨¢ ya en la segunda parte y las cosas no pintan bien. Pero el ¨¢nimo no decae. "Uuuuuuuuuuuuuuuuuuii, isssssshhh, vaaaaaaaaaa". Los gritos contenidos recorren la amalgama humana. Hasta que llega el tercero, el definitivo. "?Gooooool!", grita el locutor televisivo. El pescado est¨¢ vendido.
"Para tragarte tres, tr¨¢gate cuatro", dice indignado un polic¨ªa. Est¨¢ siguiendo el partido desde el Consistorio, con cuatro polic¨ªas m¨¢s. Juntos asumen el final. Fuera, tres cuartos de lo mismo. "No me lo puedo creer", se lamenta Luismi, moviendo la cabeza con la peluca azul y toc¨¢ndose la cara pintada. Enrique mantiene la compostura: "La noche ha sido maravillosa, sin importar el resultado". Delante del consistorio empieza a escampar. Los sobrios, como Maite, lamentan la p¨¦rdida: "El Valencia ha sido muy guarro". Los otros, siguen la fiesta con petardos, risas, y m¨¢s alcohol. Uno de ellos pregunta por tel¨¦fono: "?C¨®mo se dice hijo de puta en valenciano?".
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