El cuponazo, a?os sesenta

"Sin reparto, no hay paz", es el mensaje de esta comedia donde un ama de casa, interpretada por Julieta Serrano, recibe un premio que pondr¨¢ los dientes largos a sus vecinas: un mill¨®n de cupones Hogar Moderno, para canjear por menaje y electrodom¨¦sticos. Su buena suerte es, para ellas, un agravio comparativo. Michel Tremblay, autor de Las cu?adas, hace un retrato sat¨ªrico de la sociedad de los a?os sesenta a trav¨¦s de un grupo de mujeres de clase trabajadora.

Hijo de obreros, Tremblay habla de primera mano. Aunque los caricaturice, sus personajes son tan ciertos como un dolor de cabeza. Sus int¨¦rpretes no deben ponerse por encima de ellos. Hay que tener la ingenuidad intacta para encarnarlos sin distancia cr¨ªtica, con empat¨ªa absoluta, como hacen, especialmente, Trinidad Iglesias y Rosa Savoini. Las cu?adas acaba como el rosario de la aurora: a golpes, mientras desde el telar del teatro cae una lluvia de cupones.

La comedia tiene momentos hilarantes, mala uva, algunos baches y un final redondo. El escenario central, con el p¨²blico a dos bandas, dise?ado por Alfonso Barajas de acuerdo con Natalia Men¨¦ndez, la directora, es un arma de doble filo: acerca mucho la acci¨®n, lo que es de agradecer, pero hace que las actrices est¨¦n dando siempre la espalda a una parte del respetable. El vestuario de Ivonne Blake respira autenticidad: nos devuelve a los mostradores de Sepu y de Almacenes Arias.