Larra al d¨ªa
Con cu¨¢nta facilidad suele olvidarse que la interpretaci¨®n de una frase no s¨®lo depende de su literalidad, sino tambi¨¦n del contexto en el que se emplea. Sobre todo si se trata de una frase c¨¦lebre, como
la que sirvi¨® de t¨ªtulo
a uno de los m¨¢s conocidos art¨ªculos de costumbres escritos por Mariano Jos¨¦ de Larra. Larra alcanz¨® a resumir en s¨®lo tres palabras -"vuelva usted ma?ana"- la situaci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica hace dos siglos, con bur¨®cratas que desahogaban sus malos humores por el procedimiento de complicar los tr¨¢mites. De su trato a los administrados parec¨ªa desprenderse que c¨¦dulas, timbres y certificados eran caprichos de la gente ociosa, que encontraba en las colas ante ventanillas y despachos una manera f¨¢cil de matar el tiempo.
La Administraci¨®n de hoy nada tiene que ver con la de la ¨¦poca de Larra; tampoco la actitud de los funcionarios. Si alguna respuesta ha sido desterrada para siempre es, precisamente, la de "vuelva usted ma?ana". Los plazos son imperativos y los procedimientos est¨¢n reglados. Adem¨¢s, los tr¨¢mites se resuelven por tel¨¦fono o Internet, sin necesidad de acudir a ventanillas y despachos. La situaci¨®n resulta tan distinta que es dif¨ªcil resistir la tentaci¨®n de declarar obsoleto el diagn¨®stico de Larra.
Seg¨²n un informe de la Comunidad de Madrid, la cifra media de absentismo entre sus funcionarios se sit¨²a en un 22% de la plantilla. Es decir, cada d¨ªa cerca de 40.000 personas no se presentan en su lugar de trabajo. Los sindicatos dudan de la veracidad de estos datos, denunciando de paso la gesti¨®n de personal llevada a cabo desde el Gobierno de Esperanza Aguirre. Con independencia de qui¨¦n tenga la raz¨®n, hay que reconocerle a la Comunidad de Madrid el m¨¦rito de haber devuelto una inesperada actualidad a la frase de Larra. S¨®lo que su sentido no es id¨¦ntico
al de hace dos siglos
sino que se ajusta a un nuevo contexto. Si los datos de absentismo en Madrid son exactos, "vuelva usted ma?ana" no es lo que le dice el funcionario al administrado, sino
lo que le dice la Administraci¨®n
al funcionario.
No es un obst¨¢culo, sino un ruego. No en vano, Larra sigue siendo un cl¨¢sico.
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