Cosa de dos Silvio
No parece necesario abundar en los aspectos negativos del retorno de Silvio Berlusconi. El personaje es bien conocido. Suele pasarse por alto, sin embargo, una caracter¨ªstica que le sit¨²a en la avanzadilla de la modernidad: la burla. Vivimos en un hiato caracterizado por el colapso de los dogmas intelectuales, la confusi¨®n entre alta cultura y baja cultura, la devaluaci¨®n de la actividad pol¨ªtica y la cacofon¨ªa de los medios interactivos. En este entorno, la iron¨ªa resulta ¨²til. Incluso el sarcasmo ayuda. Y Berlusconi utiliza con maestr¨ªa esos recursos, esencialmente televisivos.
Hablamos, por supuesto, de un pol¨ªtico con un proyecto muy determinado. Berlusconi ha resucitado a la derecha italiana, condenada, tras el desastre b¨¦lico y la ejecuci¨®n sumar¨ªsima de Mussolini, seguida de vejaciones p¨²blicas sobre su cad¨¢ver, a camuflarse bajo las disquisiciones pol¨ªtico-teol¨®gicas de la vieja democracia cristiana; y ha logrado romper el espinazo a la izquierda de su pa¨ªs e imponerle una dolorosa refundaci¨®n. La pol¨¦mica sobre el conflicto de intereses p¨²blicos y privados, y la sospecha de que a Berlusconi s¨®lo le importaban sus empresas y su inmunidad ante los jueces, han hecho dif¨ªcil apreciar el calado de su aut¨¦ntico proyecto.
Il Cavaliere ha hecho un uso intensivo de lo grotesco, de lo contradictorio, de lo impactante. Ha provocado continuamente. Ha utilizado como instrumento publicitario su vida privada (las cartas de su esposa a la prensa), se ha re¨ªdo de s¨ª mismo y de los dem¨¢s. Su primer mensaje a los italianos se produjo con la presentaci¨®n del primer canal televisivo privado de ¨¢mbito nacional: ah¨ª estaba ¨¦l, hablando a la naci¨®n, rodeado de se?oritas en bikini. Berlusconi ha construido en torno a ¨¦l un gigantesco programa de televisi¨®n que emite las 24 horas. Mientras nosotros permanecemos enganchados al programa (artificio, entretenimiento, pura televisi¨®n), ¨¦l, el pol¨ªtico m¨¢s exitoso de la derecha europea, va a lo suyo.
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