'Sacrificio', la obra maestra de un poeta irrepetible
Ma?ana, por 9,95 euros, con 'EL PA?S', un DVD y un libro de Tarkovski
En el cintur¨®n de asteroides situado entre las ¨®rbitas de Marte y J¨²piter se encuentra el cuerpo celeste 3345 Tarkovski, descubierto por la astr¨®noma Ludmila Georgievna Karachkina el 23 de diciembre de 1982 en el Observatorio Astrof¨ªsico de Crimea y bautizado en honor de un cineasta que ten¨ªa mucho de planeta extra?o. Cuando el hallazgo del 3345 Tarkovski ten¨ªa lugar, Andr¨¦i Tarkovski estaba muy lejos de casa, rodando su pen¨²ltima pel¨ªcula, Nostalgia (1983), mientras asum¨ªa que quiz¨¢s jam¨¢s podr¨ªa volver a su Rusia natal, donde las autoridades sovi¨¦ticas negaban una y otra vez el visado de salida a su mujer y a su hijo. Es posible que en esos momentos de soledad empezara a nacer la idea de la que iba a convertirse en su obra testamentaria: Sacrificio (1986), un trabajo monumental que iba a cerrar con precisa simetr¨ªa el discurso con La infancia de Iv¨¢n (1962) por quien, en palabras de Ingmar Bergman, "invent¨® un nuevo lenguaje, fiel a la naturaleza del cine como espejo de la vida, de la vida como sue?o".
Contaba Chris Marker en su documental Un d¨ªa en la vida de Andr¨¦i Ars¨¦nevich que, en una sesi¨®n de espiritismo, el espectro de Bor¨ªs Pasternak le dijo a Tarkovski que s¨®lo iba a hacer siete pel¨ªculas, pero que iban a ser buen¨ªsimas.
Fuera cierta o no la an¨¦cdota, Sacrificio cumpli¨® la profec¨ªa: al final de su rodaje le fue diagnosticado a Tarkovski el c¨¢ncer que terminar¨ªa con su vida el 29 de diciembre de 1986. Poseedora de algunos de los planos secuencia m¨¢s complejos y virtuosos de la historia del medio -en especial, el del sacrificio propiamente dicho-, la pel¨ªcula es una obra totalizadora, ambiciosa, extenuante. Por ello, Sacrificio s¨®lo puede ser amada u odiada con pareja pasi¨®n: no le pone las cosas f¨¢ciles al espectador, que tiene que someterse a las exigencias de su particular cadencia, su colosal metraje y su rigor expresivo si no quiere caer derrotado ante la excluyente po¨¦tica de Tarkovski.
Para quienes se rindan a la hipnosis de sus im¨¢genes, quiz¨¢s no haya experiencia cinematogr¨¢fica m¨¢s intensa que la que propone este relato apocal¨ªptico con ateo al fondo, dispuesto a sacrificar ante Dios lo que m¨¢s quiere para poder salvar a la humanidad.
La fotograf¨ªa es del bergmaniano Sven Nykvist, que recibi¨® el premio a la mejor contribuci¨®n art¨ªstica por su trabajo en el Festival de Cannes, donde la cinta fue recibida como un cl¨¢sico instant¨¢neo: el gran premio del jurado y los galardones del jurado ecum¨¦nico y de la Fipresci hicieron justicia al acto irrepetible de descubrir, por primera vez, esta obra maestra, mientras se desped¨ªa a uno de los m¨¢s exc¨¦ntricos cuerpos celestes que han cruzado el firmamento de la gran historia del cine.
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