Dormir, dos horas

Hoy es el gran d¨ªa. Despu¨¦s de cinco de encierro en el vest¨ªbulo de la Facultad de Filosof¨ªa de la Complutense, los estudiantes conseguir¨¢n, por fin, un debate p¨²blico con el rector Carlos Berzosa sobre el Proceso de Bolonia, el nuevo sistema de educaci¨®n que, a partir del a?o pr¨®ximo, pondr¨¢ patas arriba la Universidad espa?ola.

Son las doce de la noche del mi¨¦rcoles. Hay caras de cansancio y sue?o entre los 200 alumnos encerrados aqu¨ª desde el lunes. La mayor¨ªa de ellos ha dormido una media de dos horas en los tres ¨²ltimos d¨ªas, pero contin¨²an con su actividad fren¨¦tica. "Esto es una huelga a la japonesa. Si nuestro trabajo es estudiar, nos hemos encerrado para estudiar a fondo y en nuestro tiempo libre la reforma universitaria que se nos viene encima, que nadie nos ha consultado, ni de la que nadie nos ha proporcionado informaci¨®n", se?ala Alberto, uno de los encargados de la comunicaci¨®n con los medios.

Una ley no escrita dice que ni se bebe alcohol ni se fuman porros

La reforma de la que hablan es la derivada del Proceso de Bolonia, una iniciativa de la Uni¨®n Europea que data de 1999 y que pretende crear a partir del a?o pr¨®ximo el Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior, un nuevo sistema universitario creado a partir del modelo anglosaj¨®n con el que se busca homogeneizar los estudios superiores de toda Europa y crear "una econom¨ªa del conocimiento competitiva y din¨¢mica".

Bolonia, que pone el acento en las perspectivas laborales de los estudios, supondr¨¢ "una mercantilizaci¨®n de la educaci¨®n y la supeditaci¨®n del conocimiento al rendimiento econ¨®mico", seg¨²n un manifiesto impreso por los estudiantes. Algo que, en principio, no aceptan. Sin embargo, quien quiera ver radicalismo o sectarismo de izquierda entre los alumnos encerrados no lo encontrar¨¢. Se cuidan mucho de insistir en el hecho de que ninguna asociaci¨®n, partido o sindicato de estudiantes acapara el movimiento, que est¨¢n all¨ª por iniciativa propia. "Suponemos que tambi¨¦n habr¨¢ aspectos positivos en la reforma, pero nadie nos lo ha explicado. Lo ¨²nico que queremos es abrir el debate", comenta Javier, estudiante de Psicolog¨ªa.

Una de la madrugada. Los estudiantes est¨¢n organizados en tres comisiones: la que llaman de extensi¨®n prepara pancartas para colgar por el campus y dar a conocer sus ideas. Ultiman adem¨¢s una nota de prensa que, reconocen, les ha costado cuatro horas confeccionar. "La hemos enmendado ya cinco veces y todav¨ªa no estamos de acuerdo", dice Alberto, cansado pero con la sorna intacta.

Mientras, la comisi¨®n de organizaci¨®n barre suelos, coloca papeleras, proporciona bocadillos y agua. Dos detalles: primero, entre los currelas de organizaci¨®n hay muchos chicos; segundo, una ley no escrita dice que ni se bebe alcohol ni se fuman porros. Esto no es ni un botell¨®n ni una acampada festivalera.

La tercera comisi¨®n es la de contenidos. Son los que se encargan "de generar discurso". Ese discurso alerta de una "equiparaci¨®n a la baja de los estudios, con una serie de conocimientos gen¨¦ricos de car¨¢cter m¨¢s profesional que acad¨¦mico", explica Vanessa, estudiante de Historia del Arte.

Son las tres. Cerca de 50 estudiantes llevan cinco horas encerrados en un aula preparando el debate de hoy con el rector Berzosa. Quieren forzarle a que organice un refer¨¦ndum en la Complutense sobre la conveniencia o no de adoptar el plan de Bolonia, que a estas alturas se conocen al dedillo. Dani, Ana y Alfredo, de Psicolog¨ªa, Historia y Filosof¨ªa, son los tres estudiantes que intervendr¨¢n en el debate y los que llevan la voz cantante en la asamblea.

A las 4.30 la cabeza no da para m¨¢s. La asamblea se disuelve emplazando a todo el mundo a trabajar de nuevo por la ma?ana. A las cinco, la mayor¨ªa duerme en silencio en el vest¨ªbulo. "Se est¨¢n portando muy bien. Ya ves, son unos angelitos", comenta riendo el guardia de seguridad.