Una primavera que sobrevivi¨® ocho meses
Alexander Dubcek, el conductor de la Primavera de Praga, inici¨® su asalto al poder con la cacer¨ªa de un oso en los alrededores de Javorina, aldea eslovaca al pie de los montes Tatras. Se trataba de un oso escurridizo y peligroso que estragaba los reba?os; los dem¨¢s cazadores se hab¨ªan ya rendido pero Dubcek perseveraba; emboscado durante una noche de primavera en compa?¨ªa de un guardabosques, tuvo el presagio de que si lograba cazarlo, tambi¨¦n podr¨ªa tumbar a Antonin Novotny, el presidente de la Rep¨²blica y secretario del partido comunista.
Al filo del amanecer, apareci¨® una masa oscura movi¨¦ndose a unos doscientos metros de distancia. Dubcek dispar¨®... y al cabo de un breve periodo de conspiraciones, el 5 de enero de 1968, logr¨® tambi¨¦n desplazar a Novotny y ocupar su lugar en el partido, para llevar adelante las reformas que se conocer¨ªan como la Primavera de Praga. Esta aventura pol¨ªtica que pretend¨ªa acu?ar un "socialismo con rostro humano", seg¨²n la f¨®rmula del mismo Dubcek, dur¨® ocho meses, hasta que las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia, obedientes al mandam¨¢s sovi¨¦tico, Leonid Br¨¦znev: el Oso hab¨ªa regresado. Y el cazador tuvo que reciclarse en guarda forestal.
De regreso de Mosc¨², Dubcek radi¨® un tembloroso mensaje a la poblaci¨®n: "Os pido que entend¨¢is la clase de tiempo en que vivimos..."
La Primavera de Praga tuvo un motor econ¨®mico y otro de car¨¢cter cultural o social: durante la rep¨²blica burguesa de entreguerras Checoslovaquia hab¨ªa sido un pa¨ªs pr¨®spero e industrialmente competitivo; ahora, tras veinte a?os de econom¨ªa socialista fuertemente centralizada, estaba sumido en una grave crisis. Los informes de los comit¨¦s de distritos del partido hablaban del descontento de la poblaci¨®n con la penuria y escasez, multiplicado por la falta de libertades p¨²blicas y las represalias contra los escritores y periodistas que daban voz a ese descontento.
Dubcek y su ministro de Econom¨ªa Ota Sik pusieron en marcha un Programa de acci¨®n que inclu¨ªa otorgar a las empresas autonom¨ªa para gestionarse y toleraba el negocio privado a peque?a escala; recortaba la omnipotencia del partido comunista para controlar el Gobierno; rehabilitaba a las numerosas v¨ªctimas de las purgas estalinistas de los a?os cincuenta, y suprim¨ªa la censura de la prensa. La aparici¨®n de programas de radio y televisi¨®n que alentaban a la audiencia a llamar a las emisoras y manifestar su opini¨®n foment¨® la aparici¨®n de una opini¨®n p¨²blica que avalaba y empujaba con entusiasmo estos cambios.
A lo que no se atrevieron los reformistas de Praga fue a introducir el pluripartidismo, pero aparecieron los primeros clubs o asociaciones pol¨ªticas. Todo esto, adem¨¢s de la expulsi¨®n de los peones de Mosc¨² en la direcci¨®n de las Fuerzas Armadas y los Servicios Secretos, fue interpretado por la URSS como "contrarrevoluci¨®n". Durante aquellos meses efervescentes Br¨¦znev convoc¨® varias reuniones disuasorias y amenazantes -a las que Dubcek se presentaba con el regalo de un ramo de flores, para interponerlo entre s¨ª y la pulsi¨®n besucona del sovi¨¦tico-. Finalmente, la noche del 21 de agosto de 1968 tropas de Hungr¨ªa, Alemania del Este, Polonia y Rusia invadieron Checoslovaquia. Dubcek fue detenido y llevado a Mosc¨². Aunque en general la poblaci¨®n s¨®lo opuso una resistencia pac¨ªfica y el ej¨¦rcito desisti¨® de una resistencia imposible, hubo cerca de un centenar de muertos en enfrentamientos de la poblaci¨®n con los invasores y en la disoluci¨®n de manifestaciones multitudinarias.
De regreso de Mosc¨², Dubcek radi¨® un tembloroso mensaje a la poblaci¨®n: "Os pido que entend¨¢is la clase de tiempo en que vivimos...". Muchos prefirieron el exilio, mientras las fronteras eran todav¨ªa permeables. Se hab¨ªa acabado la Primavera de Praga y con ella la esperanza de una evoluci¨®n democr¨¢tica en los pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico.
Fotos del libro Invasi¨®n Praga 68. Josef Koudelka. Lunwerg, 2008. 296 p¨¢ginas. 49,50 euros.
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