Un artista "en ca¨ªda libre"
Reyes, que ha generado 44 millones en tres traspasos, muestra su peor versi¨®n en el Atl¨¦tico
Hace tres a?os, el seleccionador espa?ol, Luis Aragon¨¦s, escandaliz¨® a medio mundo en una grabaci¨®n en la que aparec¨ªa animando a Jos¨¦ Antonio Reyes a sentirse superior a Thierry Henry, a la saz¨®n compa?ero suyo en el Arsenal: "Vaya y d¨ªgale a ese negro de mierda: 'yo, soy mejor que usted".
Lo que no sab¨ªa Luis era que Reyes, delantero del Atl¨¦tico, que recibe hoy al Betis (20.00, PPV), es insensible a ese tipo de est¨ªmulos. La idea de que el individuo debe sentir una obligaci¨®n ante el contenido de su actividad escapa a su comprensi¨®n. Nacido en Utrera, en el seno de una familia con profundas ra¨ªces rurales, Reyes no fue educado en la ¨¦tica social de la civilizaci¨®n capitalista. Due?o de una rara sensibilidad competitiva, el chico s¨®lo capt¨® la ramificaci¨®n hedonista del discurso de Luis. Al llegar a Londres se enamor¨® del coche de Henry.
"Si no reacciona, se ir¨¢ al Almer¨ªa y luego al P¨¢jara Playas", dicen en el club
"No ha marcado en 25 partidos de Liga y la hinchada le ha declarado la guerra"
Los coches siempre obsesionaron a Reyes. Pero aquel Mercedes SLR McLaren, inspirado en la f¨®rmula 1, le pareci¨® irresistible. El pasado noviembre pag¨® 550.000 euros por el mismo modelo. En Espa?a s¨®lo hay 18.
"Las llantas no s¨¦ cu¨¢nto me costaron", explic¨® la semana pasada, ante su adquisici¨®n, en el aparcamiento del Cerro del Espino. "Pero se parecen a las turbinas de un avi¨®n. Y los asientos son de f¨®rmula 1". Sentado en la cabina, al mando del volante con cambios digitales, al delantero del Atl¨¦tico s¨®lo le faltaba el casco de Hamilton. Parec¨ªa completamente satisfecho. El momento le inspir¨® a reflexionar sobre la filosof¨ªa existencial del futbolista medio. "?Yo vivo!", dijo. "Hay que vivir. Pero no soy el ¨²nico. Al final todos viven, aunque no lo parezca. Ra¨²l tambi¨¦n vive. Y yo... yo no me puedo quejar".
La historia de Reyes es lo que Hollywood llamar¨ªa una road movie. Una pel¨ªcula de viajes, desencuentros y coches. Reyes tiene 14. Los ha coleccionado a lo largo de una de las carreras m¨¢s espectaculares jam¨¢s registradas en el f¨²tbol espa?ol. Desde su debut, en el a?o 2000, ha firmado tres traspasos multimillonarios. Del Sevilla al Arsenal, 24 millones; del Arsenal al Madrid, nueve; y del Madrid al Atl¨¦tico, 11. En total: un r¨¦cord. A sus 25 a?os, es el primer jugador espa?ol por el que han pagado 44 millones de euros.
"?Ha pensado que ning¨²n jugador en Espa?a re¨²ne sus condiciones? ?Qu¨¦ le pasa que no ir¨¢ a la Eurocopa?". Al o¨ªr la pregunta, sonr¨ªe mostrando una hilera de dientes asombrosamente perfecta. "?No!", dice, meneando la cabeza como un cr¨ªo avergonzado. "?Ellos tambi¨¦n son muy buenos!". Fuerte, veloz, h¨¢bil, desequilibrante y goleador, al verle en las categor¨ªas inferiores del Sevilla, los entrenadores suspiraban. Wenger le sigui¨® durante meses antes de llevarle a Londres con 20 a?os. El verano pasado, el due?o del Atl¨¦tico, Miguel ?ngel Gil, le fich¨® emocionado ante su potencial. "Antonio es uno de los mejores jugadores espa?oles, por t¨¦cnica y condiciones f¨ªsicas", dijo Javier Aguirre, su entrenador. Lo que no sab¨ªan ni Gil, ni Aguirre, es que Reyes es un artista decidido a gozar de su fortuna sin permitir que el deber de producci¨®n le arruine un buen d¨ªa. Con el Atl¨¦tico ha mostrado su peor versi¨®n. No ha marcado ni un solo gol en 25 partidos de Liga. La hinchada le ha declarado la guerra. En el Manzanares escuchan ofertas.
"Da la impresi¨®n de que est¨¢ en ca¨ªda libre", dicen fuentes con responsabilidad en la estrategia del Atl¨¦tico. "No se sabe si es que pasa de todo porque todo le da igual, o es que algo lo atormenta. Nadie lo sabe, y ¨¦l tampoco. Es un enigma. Pero debe reaccionar. Si no, ma?ana jugar¨¢ en el Almer¨ªa y pasado en el P¨¢jara Playas".
"Le falta alguien que lo oriente", lamentan en el Atl¨¦tico. En el Madrid, hace un a?o, pensaban lo mismo. Un alto cargo del club se llev¨® las manos a la cabeza cuando se enter¨® de que la familia de Reyes hab¨ªa ido a verle a Santander, en un partido de la selecci¨®n, para terminar durmiendo en la playa. La matriarca, Mari, pidi¨® precio en el hotel Santemar. Como la habitaci¨®n costaba 200 euros decidi¨® pasar la noche en el coche, aparcado en El Sardinero. El padre, la madre, el hermano y la novia. Como en una pel¨ªcula de carretera. Pero en un autom¨®vil de colecci¨®n.
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