De burguesa exc¨¦ntrica a amante de Primo de Rivera
Cuentan de ella que sol¨ªa pasear desnuda a caballo, escandalizando a los moralistas campesinos de Salamanca. Que fumaba algo m¨¢s que tabaco, vest¨ªa pantalones, hablaba siete idiomas y portaba armas. Pero lo que hizo pasar a la historia a In¨¦s Luna Terrero (1885-1953), alias Beb¨¦, fue su amplia vida sexual.
"Cuando fuimos a rodar en El Cuart¨®n, el palacete en ruinas de la familia, encontramos por all¨ª tirado el carrito que la Beb¨¦ sol¨ªa usar para desplazarse y con el que ojeaba a los campesinos, a los que incluso citaba. Por lo visto, de ese carrito se ocupaba un mozo guapo, t¨ªpico charro, Froil¨¢n Velasco, con el que inici¨® una relaci¨®n y por el que expulsaron a toda la familia", dice el realizador Mart¨ªn Patino.
Harta de aquella Salamanca profunda y de la imposici¨®n familiar, la joven heredera de terratenientes prometi¨® que nunca se casar¨ªa con otro hombre y se dedic¨® a disfrutar de los placeres -materiales y carnales- de su vida burguesa.
Llama la atenci¨®n la casa que ten¨ªa en la finca, rodeada de jardines y con varios cuartos de ba?o -un lujo sin precedentes en la ¨¦poca-, columnas de m¨¢rmol e incluso una piscina recreada cinematogr¨¢ficamente en la exposici¨®n, como lugar de entretenimiento femenino.
"La Beb¨¦ fue una se?orita bien educada, en colegio de monjas, que consigui¨® superar las restricciones que la rodeaban y se dedic¨® a vivir, viajar por Europa y tener amantes", desvela el cineasta. Entre los m¨¢s relevantes figura Miguel Primo de Rivera, al que habr¨ªa conocido en una de las muchas fiestas que frecuentaba. Cuando la Beb¨¦ muri¨® sin descendencia, el Estado dedic¨® sus bienes a crear la Fundaci¨®n In¨¦s Luna Terrero.
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