Ante dos sequ¨ªas
El primer Consejo de Ministros enfrenta la escasez del cr¨¦dito y la falta de agua en Barcelona
El primer Consejo de Ministros de la novena legislatura ha intentado responder a dos problemas de primera magnitud: la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa, cada vez m¨¢s r¨¢pida e intensa, y el endemoniado problema del suministro de agua a Barcelona, enturbiado por una agitaci¨®n de v¨ªa estrecha que pretende equiparar el abastecimiento de agua potable a una ciudad con la reclamaci¨®n pol¨ªtica de un gran trasvase para Valencia y Murcia. Respecto a las medidas econ¨®micas aprobadas ayer, mal pueden definirse como un plan de choque, porque la econom¨ªa espa?ola no est¨¢ en estado de colapso ni de recesi¨®n. Son actuaciones correctoras orientadas a mitigar los efectos de una sequ¨ªa financiera, causada por fallos graves en los mercados financieros de EE UU. No es posible, dado el actual desorden financiero, confiar en la regeneraci¨®n autom¨¢tica de los flujos de cr¨¦dito e inversi¨®n.
Desde esta perspectiva, resulta aventurado calificar las medidas como insuficientes o tibias; no pretenden constituirse en tratamiento de choque con efectos milagrosos. Casi todas parecen bien orientadas: se pretende aliviar la deuda familiar ampliando gratuitamente el plazo de pago de la hipoteca; se elimina el impuesto sobre el patrimonio, una medida de gran importancia que prefigura una nueva estructura fiscal; se intenta facilitar la financiaci¨®n de las empresas aumentando los avales del Tesoro para las peque?as y medianas empresas y para la construcci¨®n de viviendas protegidas; se adelanta la devoluci¨®n del IVA con un efecto inducido pr¨®ximo a los 6.000 millones en 2009; y se persigue aliviar las consecuencias del crecimiento del paro mediante un plan masivo de recolocaciones. Quiz¨¢ la ¨²nica excepci¨®n sea la deducci¨®n de 400 euros en el IRPF. Deber¨ªa haberse seleccionado m¨¢s a los destinatarios del incentivo, lo cual hubiera permitido aumentarlo.
El Gobierno ha hecho casi todo lo que pod¨ªa hacerse sin intervenir directamente sobre los mercados. Pero las medidas del plan, incluidas las mejoras fiscales para la rehabilitaci¨®n de viviendas, y la promesa de que se acelerar¨¢ la licitaci¨®n de obra p¨²blica, s¨®lo ser¨¢n efectivas si se aplican con presteza y rigor. Las devoluciones fiscales no pueden demorarse por problemas administrativos. Los avales piden a gritos que el Gobierno induzca confianza a los inversores para que ¨¦stos hagan uso del dinero. Bancos y cajas tienen que colaborar en la ampliaci¨®n de las hipotecas. Y los ministerios y las autonom¨ªas tienen que forzar la maquinaria administrativa para que los proyectos no se pierdan en tr¨¢mites inacabables.
Si, adem¨¢s, Hacienda mantiene la costumbre de deflactar la tarifa, este conglomerado de keynesianismo templado, cuantificado en 18.000 millones en dos a?os, puede ayudar a que la desaceleraci¨®n no se convierta en peligrosa recesi¨®n.
Pol¨¦mica espuria
En cuanto a la soluci¨®n arbitrada por el Gobierno para paliar la sequ¨ªa en Barcelona, deber¨ªa acabar con las pol¨¦micas espurias. Despu¨¦s de torpes zigzagueos, el Gobierno volvi¨® ayer a la soluci¨®n original de comprar aguas sobrantes de los regantes. Tanta improvisaci¨®n no ha ayudado a explicar una decisi¨®n que ha disparado las protestas entre los regantes del Ebro, en el interior de Catalu?a y en los Gobiernos del PP de Valencia y Murcia.
El anuncio de estos dos Gobiernos de llevar el asunto al Tribunal Constitucional resulta temerario -hay precedentes de soluciones similares ante similares urgencias- y demag¨®gico, porque busca inflamar los sentimientos particularistas. Sean alcaldes catalanes de la zona del Ebro o Gobiernos del PP, sus actitudes son de extrema insolidaridad, con el agravante de que la Valencia pol¨ªtica niega ahora a Barcelona lo que antes acept¨® para s¨ª en Benidorm o en Manises. Lo urgente es que la obra no se encalle en tr¨¢mites burocr¨¢ticos, porque, si no llueve, la fecha est¨¢ fijada: en octubre, Barcelona y su ¨¢rea de influencia, m¨¢s de cinco millones de habitantes, se quedar¨ªan sin agua. ?Es ¨¦sa la unidad y cohesi¨®n de Espa?a que preconizan?
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