Mujeres, las v¨ªctimas olvidadas de la posguerra
Un seminario recuerda el sufrimiento de las represaliadas por el franquismo
"Lo peor lleg¨® cuando acab¨® la guerra", recuerda Francisca Adame, cordobesa de 86 a?os. Su familia padeci¨® el rechazo y la venganza de "los vencedores" al terminar la Guerra Civil (1936-1939). "Las mujeres tambi¨¦n sufrimos los cuatro males de la ¨¦poca: fr¨ªo, hambre, desprecio y silencio". Agarrada a su brazo, alguien se presenta como "otra v¨ªctima". Es Mar¨ªa Gonz¨¢lez Cort¨¦s, jiennense nacida en 1920. "Pas¨¦ tres a?os en la c¨¢rcel por encubrir a mi hermano, que era contrario al r¨¦gimen".
Las dos mujeres se acaban de conocer en Sevilla. Acuden como "testigos de ¨¦poca" al seminario organizado esta semana por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y el Centro de Estudios Andaluces bajo el t¨ªtulo Mujeres antifranquistas, las otras v¨ªctimas.
Entre 1939 y 1949 hubo 30.000 detenidas pol¨ªticas en Andaluc¨ªa. "Yo era analfabeta, pero ahora me he apuntado a clases", presume Mar¨ªa Gonz¨¢lez. Teresa Rabazas Romero, catedr¨¢tica de la Universidad Complutense de Madrid, record¨® c¨®mo el r¨¦gimen franquista trat¨® de apartar a las mujeres de la cultura: "Si iban a la escuela, las ni?as deb¨ªan aprender a ser buenas madres y amas de casa. Los libros est¨¢n repletos de ilustraciones de mujeres felices, con la escoba en la mano o fregando". La profesora se indigna al recordar el decreto que en 1936 prohibi¨® la coeducaci¨®n de ambos sexos "por antimoral y antipedag¨®gica",
Las dos mujeres v¨ªctimas de la represi¨®n reconocen estar emocionadas por poder compartir su historia con el auditorio reunido en las Reales Atarazanas. "Hemos estado calladas mucho tiempo!", reivindican. Adame camina m¨¢s despacio. Mar¨ªa Gonz¨¢lez, con "12 o 13 nietos" no s¨®lo habla del pasado: "Me gusta mucho el gobierno de mujeres de Zapatero". A su lado, Francisca apunta, con un punto de sorna: "?Que no tengan miedo los hombres, que no les vamos a quitar nada!".
Alfonso Yerga Cobos, director del Centro de Estudios Andaluces, comenz¨® a disparar datos: "50.000 andaluces desaparecieron; se hicieron 600 fosas comunes, con 37.000 v¨ªctimas". Y pregunt¨® al auditorio: "Demasiada gente a la que se pretende mandar al olvido, ?no cre¨¦is?" Despu¨¦s hizo hincapi¨¦ en las mujeres, "algunas de las cuales han permanecido en la c¨¢rcel hasta mediados de 1970". "Esas personas lo dieron todo en un intento de acabar con ese tiempo de olvido. Aunque a muchos no les guste", se enfrent¨® Yerga, con iron¨ªa, a los cr¨ªticos con la ley de memoria hist¨®rica.
Durante una pausa, en un claroscuro del patio, a Gonz¨¢lez le cambia el semblante. "V¨ª c¨®mo met¨ªan a mi madre en un pozo. La ataron de una cuerda y la amenazaron con ahogarla si no confesaba. Yo no pod¨ªa parar de llorar", recuerda. Ante la fija mirada de Gonz¨¢lez y Adame desde sus asientos, Alfonso Yerga recuerda el ¨²ltimo discurso de Manuel Aza?a como presidente de la Rep¨²blica. Las palabras que el pol¨ªtico pronunci¨® un 18 de julio de 1938 en el Ayuntamiento de Barcelona ponen fin al acto: "Habr¨¢ generaciones que lean sobre estos muertos [los de la Guerra Civil] y ya no tendr¨¢n odio ni rencor. El mensaje de la patria eterna dir¨¢ a todos sus hijos: paz, piedad y perd¨®n".
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