La realidad de la inflaci¨®n
Ahora que la inflaci¨®n se dispara por doquier, puede que los gobernadores de los bancos centrales del mundo necesiten un susto que les saque de su complacencia. ?Por qu¨¦ no celebrar uno de sus encuentros bimestrales en el hiperinflacionario Zimbabue? Puede que no resultara c¨®modo, pero s¨ª muy instructivo.
Seg¨²n la agencia oficial de estad¨ªstica de Zimbabue, en 2007 la inflaci¨®n super¨® el 66.000%, lo que se parece m¨¢s a la Alemania de Weimar que a la ?frica de la actualidad. Por supuesto, por mucha curiosidad que puedan sentir, los gobernadores de los bancos centrales podr¨ªan llegar a la conclusi¨®n de que reunirse en Harare ser¨ªa muy poco pr¨¢ctico e inaceptable desde el punto de vista pol¨ªtico.
En la mayor parte del mundo, la inflaci¨®n seguir¨¢ aumentando a menos que los bancos centrales empiecen a endurecer sus pol¨ªticas monetarias
Afortunadamente hay muchos destinos m¨¢s con una inflaci¨®n elevada, aunque menos espectacular. Incluso Estados Unidos ten¨ªa el a?o pasado una inflaci¨®n del 4%.
Muchos gobernadores de bancos centrales y economistas argumentan que la inflaci¨®n mundial actual en aumento es s¨®lo una aberraci¨®n temporal, provocada por los precios de los alimentos, los combustibles y otras materias primas, que est¨¢n por las nubes. Es verdad que los precios de muchas materias primas esenciales han aumentado entre un 25% y un 50% desde comienzos de a?o. Pero si los gobernadores de los bancos centrales creen que la inflaci¨®n actual es ¨²nicamente el producto de la escasez de recursos a corto plazo y no el de una pol¨ªtica monetaria relajada se equivocan. El hecho es que en la mayor parte del mundo, la inflaci¨®n seguir¨¢ aumentando a menos que los bancos centrales empiecen a endurecer sus pol¨ªticas monetarias.
La inflaci¨®n en EE UU se contendr¨ªa de no ser porque tantos pa¨ªses, desde Oriente Pr¨®ximo hasta Asia, ligan sus monedas al d¨®lar. Otros, como Rusia y Argentina, no se vinculan literalmente al d¨®lar, pero intentan, no obstante, suavizar las fluctuaciones. En consecuencia, siempre que la Reserva Federal recorta los tipos de inter¨¦s ejerce presi¨®n sobre todo el bloque del d¨®lar para que ¨¦ste haga lo propio, no sea que sus monedas se revaloricen al buscar los inversores un rendimiento m¨¢s alto.
Por consiguiente, la pol¨ªtica monetaria m¨¢s flexible de EE UU ha marcado el ritmo de la inflaci¨®n en una parte considerable -quiz¨¢s hasta el 60%- de la econom¨ªa global. Pero con la mayor¨ªa de las econom¨ªas en mucha mejor forma que la de EE UU y la inflaci¨®n ya en claro aumento en la mayor parte de los pa¨ªses con mercados incipientes, un est¨ªmulo monetario agresivo es lo que menos necesitan ahora mismo.
Por el momento, el Banco Central Europeo (BCE) est¨¢ manteniendo la calma, pero lo m¨¢s probable es que est¨¦ conteni¨¦ndose para no subir los tipos de inter¨¦s en parte por miedo a hacer que el valor del euro, que ya se encuentra en m¨¢ximos hist¨®ricos, siga subiendo. Asimismo, al BCE le preocupa que si la recesi¨®n de EE UU termina siendo contagiosa, quiz¨¢s tenga que dar media vuelta y recortar los tipos dr¨¢sticamente de todos modos.
As¨ª que, ?qu¨¦ va a pasar a continuaci¨®n? Si EE UU pasa de una recesi¨®n suave a una profunda, las implicaciones deflacionarias globales compensar¨¢n algunas de las presiones inflacionarias a las que el mundo se est¨¢ enfrentando. Los precios globales de las materias primas se desplomar¨¢n y los de muchos bienes y servicios dejar¨¢n de incrementarse tan pronto como aumenten el desempleo y el exceso de capacidad.
Est¨¢ claro que una recesi¨®n en EE UU tambi¨¦n conllevar¨¢ nuevos recortes de tipos por parte de la Reserva Federal, lo que exacerbar¨¢ m¨¢s adelante los problemas. Pero las presiones inflacionarias ser¨¢n a¨²n peores si la recesi¨®n en EE UU sigue siendo suave y el crecimiento global sigue siendo s¨®lido. En ese caso, la inflaci¨®n podr¨ªa aumentar f¨¢cilmente hasta alcanzar los niveles de los a?os ochenta (si no de los setenta) en casi todo el mundo.
Hasta ahora, la mayor¨ªa de los inversores han pensado que prefieren arriesgarse a que haya una inflaci¨®n alta durante unos a?os a aceptar una recesi¨®n, aunque sea corta y poco profunda. Pero olvidan con demasiada facilidad los costes de una inflaci¨®n alta y lo dif¨ªcil que es eliminarla del sistema. A lo mejor, tambi¨¦n ellos debieran probar a organizar alguna que otra conferencia en Zimbabue y ver la realidad con sus propios ojos.
Kenneth Rogoff es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. (c) Project Syndicate, 2008.
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