Sin fama no eres nada
Los participantes en programas de telerrealidad viven las secuelas del olvido - Diez de ellos cuentan su experiencia
Los acontecimientos sucedieron as¨ª: el 23 de abril de 2000, 10 desconocidos entraron en la casa de Gran Hermano (Tele 5), un nuevo programa del que estuvo pendiente toda Espa?a. Noventa d¨ªas m¨¢s tarde, la abandonaba el ¨²ltimo de ellos, el gaditano Ismael Beiro. Se embols¨® menos dinero que los futuros vencedores, 20 millones de pesetas, pero m¨¢s fama que ninguno de ellos. Tres a?os m¨¢s tarde, segu¨ªa colaborando en programas de radio y televisi¨®n. Viv¨ªa pegado al m¨®vil, a un ritmo de locos, iba en moto de ac¨¢ para all¨¢... El 10 de mayo de 2003, le arroll¨® un coche. Traumatismo craneoencef¨¢lico. Pulmones encharcados. Fractura en cadera, tibia y peron¨¦. Trastorno psicol¨®gico. El 24 de enero de 2004, a¨²n con muletas, Beiro se enrol¨® en La isla de los famosos, un reality que, como sabemos, consiste en pasar hambre y sufrir penurias lejos de la civilizaci¨®n (y de los hospitales). Fue una locura, lo reconoce. Pero nadie, excepto los m¨¦dicos, le disuadi¨® de hacerlo. Tampoco su representante, que se embolsaba el 20% de sus ingresos.
"El peor momento es cuando las cadenas empiezan a apartarte"
Una ex concursante desobedeci¨® a su pis¨®logo y sali¨® en 'Aqu¨ª hay tomate'
Seis a?os despu¨¦s, todav¨ªa me parece que todo el mundo habla de m¨ª
Los productores de los programas seleccionan gente que de espect¨¢culo
Hoy, Beiro (33 a?os) tiene buen aspecto, aunque no mueve bien un tobillo y ha perdido el olfato. Sigue viviendo a un ritmo fren¨¦tico, pero ha cambiado la moto por un Volkswagen Polo. La televisi¨®n engulle, digiere y defeca, y Beiro est¨¢ sudando la gota gorda para seguir aferrado a ella. Ha cursado un master en direcci¨®n de empresas audiovisuales, ha escrito una tesis sobre los contenidos para m¨®viles, va a la escuela de interpretaci¨®n de Coraza, ha estudiado guitarra, se ha hecho un book, sigue al dedillo la programaci¨®n. En su mente hay un objetivo: televisi¨®n. Esta semana, ha hecho pruebas para interpretar a un personaje en una serie. Beiro es consciente de que lleva "Gran Hermano" escrito en la frente y de que eso le resta puntos. Es una losa sobre sus hombros.
El mi¨¦rcoles se cumplen ocho a?os desde que la telerrealidad entr¨® en nuestra vida y sobre todo en las de sus cientos de participantes. El bus, Supervivientes, Confianza ciega, Estudio de actores, Operaci¨®n Triunfo, Popstars, La granja, La casa de tu vida, Factor X, Libertad vigilada, Supermodelo, Fama, Hijos de Babel... Todos viven con las secuelas. Emociones fuertes, fama, fotos, fiestas, dinero... Y mucha enajenaci¨®n. "Te conviertes en un mu?eco de feria, pero est¨¢s en un ego tan grande que no puedes analizar la situaci¨®n", explica ??igo Gonz¨¢lez, de GH1, que ahora es periodista en Castilla-La Mancha. "Es como si tuvieras la cabeza llena de espuma", corrobora su compa?ero de experiencia Koldo Sagastiz¨¢bal, que ahora trabaja en Expedia, una empresa de viajes online.
Ania Iglesias, tambi¨¦n de GH1, describe el proceso de desenga?o con claridad: "Cuando sales nadie te toma en serio y pierdes parte de tu identidad. ?Eres un famoso o el panadero de siempre? Luego, cuando llega la siguiente edici¨®n, o das esc¨¢ndalos y entras en el mundo del coraz¨®n, o las cadenas empiezan a apartarte. ?se es el momento jodido. Entonces te das cuenta de que te has convertido en un producto. A m¨ª me cost¨® una gran aceptaci¨®n, pero es as¨ª: venimos de la mediocridad y, salvo excepciones, ah¨ª nos quedamos. Ahora tengo una agencia de modelos (Glam Management), pero procuro no comparecer. S¨¦ que me dan menos credibilidad".
Nos lo hemos aprendido: la fama tras participar en un reality se va esfumando. Y cuando eso sucede, explica el psic¨®logo Jos¨¦ Errasti, los concursantes tienen dos opciones, ambas malas: "O entran en un c¨ªrculo vicioso que les obliga a seguir siendo famoso para mantener su nivel econ¨®mico, o vuelven al anonimato, lo que provoca resentimiento y frustraci¨®n". M¨®nica Guerrero, de La casa de tu vida (Tele 5), es el ejemplo perfecto de ese c¨ªrculo vicioso. Ella y sus padres se zambulleron en los programas de coraz¨®n. Nadie la oblig¨®, pero dio carnaza, y eso le ha destrozado los nervios. Al tel¨¦fono, empieza a sollozar. "Han pasado cuatro a?os y todav¨ªa lo tengo todo dentro". Alguien le sugiri¨® que fuera a un psic¨®logo. Lo hizo, pero ¨¦ste le puso como condici¨®n que se alejara de la tele. Poco despu¨¦s, la llamaron de Aqu¨ª hay tomate. ?A la porra la terapia! "Y lo volver¨ªa a hacer", avisa. "Nadie me contrata como profesora y mis agentes me han estafado. Necesito dinero".
Roberto Ontiveros, director de siete ediciones de Gran Hermano, est¨¢ acostumbrado a las cr¨ªticas: "Me parece bien que nos preocupemos por los concursantes, pero no saquemos las cosas de quicio. Se les dicen las cositas muy claritas". Enrique Garc¨ªa Huete, responsable del equipo de psic¨®logos de Zeppelin, la productora estrella de estos programas, asegura que escogen a gente "fuerte, resistente a las patolog¨ªas. Son como rocas; es dif¨ªcil que el viento los bandee". Garc¨ªa subraya que cuando termina el programa ayudan a los concursantes a elaborar "estrategias para defenderse", sobre todo a los que, como M¨®nica, fueron los malos oficiales de su reality, un formato muy dado a estereotipar. Garc¨ªa recuerda que despu¨¦s pueden recurrir a su ayuda, "pero pocos lo hacen".
Si usted sufriera alg¨²n tipo de trastorno tras pasar por un programa, ?acudir¨ªa a la fuente del problema pidiendo ayuda? Rafael L¨®pez no lo hizo. Su historia es demasiado incre¨ªble para ser verdad: era seminarista, abandon¨® el convento para "probar la vida", alguien le dijo que era el candidato perfecto para GH y se apunt¨®. Particip¨® en la cuarta edici¨®n. Cuando sali¨®, comprob¨® que se mofaban de ¨¦l. Se hab¨ªa convertido en un "personajillo". "Me cambi¨® la personalidad, me volv¨ª distante, triste, fr¨ªo...". Durante dos a?os recibi¨® ayuda psicol¨®gica. Han pasado otros cuatro; ahora estudia Comunicaci¨®n Audiovisual. ?Secuelas? "No me las quito de encima. Ando mirando al suelo, lo paso fatal cuando me reconocen, me parece que todos hablan de m¨ª".
En dos a?os, ha habido un boom de los formatos que fomentan un talento (cantar, bailar, desfilar...). Los que "te abren las puertas para cumplir tu sue?o". ?Es eso cierto? S¨ª y no. Naim Thomas particip¨® en el primer Operaci¨®n Triunfo (TVE). Cuando entr¨®, ten¨ªa una carrera incipiente, hab¨ªa trabajado con Ventura Pons. Cuando sali¨®, era famos¨ªsimo, s¨ª, pero ese tipo de ofertas dejaron de llegar: "OT me abri¨® puertas cuantitativamente. Cualitativamente, me las cerr¨®. Conseguimos fama, pero no prestigio". Naim se march¨® a Estados Unidos "para templar las aguas". A su vuelta protagoniz¨® el musical El rey de las bodas. Ahora es jurado de Madrid Superstar (Telemadrid).
Mayte Prieto ten¨ªa 17 a?os cuando entr¨® en la primera edici¨®n de Supermodelo (Cuatro). Ahora se ha alejado de Elite, la agencia que representa a la mayor¨ªa de las concursantes. Ya no quiere ser modelo, sino maquilladora. Resume su experiencia as¨ª: "El programa me ha abierto caminos, pero no me gust¨® la idea que nos vendieron de la moda. Nos trataban bastante mal y he comprobado que la realidad no es as¨ª. Cuando sal¨ª, sufr¨ª bajones emocionales, sent¨ª que hab¨ªan explotado mi imagen. O haces un programa de moda o un reality". Supermodelo, por cierto, regresa esta semana con cambios: ahora es mixto y ha subido de 16 a 18 a?os la edad para concursar. ?Motivos? "Los menores necesitan el consentimiento de sus padres y eso retrasa los castings. Adem¨¢s, son m¨¢s maduros y saben mejor qu¨¦ quieren", explican.
Javi¨¢n, de OT1, se?ala otro problema de los participantes: el desconocimiento. "OT no es malo ni te enga?a, que conste que estoy encantado. Lo que s¨ª pasa es que por ignorancia firmas contratos o aceptas cosas de las que te arrepientes. El tema Mi m¨²sica es tu voz lo compusimos entre todos los concursantes. Un d¨ªa, lleg¨® un productor e hizo unos arreglos. Nos pregunt¨® si nos gustaban. Dijimos que s¨ª. Y se llev¨® el 50% de los derechos de autor. Eso, ahora, no lo aceptar¨ªa. En Sevilla doy clase en una escuela de artistas. Les explico qu¨¦ es la SGAE [Sociedad General de Autores y Editores], la AIE [Sociedad de Gesti¨®n de Espa?a]...".
Estos d¨ªas, Operaci¨®n Triunfo celebra su sexta edici¨®n. ?Alguien sabe qu¨¦ fue de los participantes de la tercera? ?De la quinta? ?Qui¨¦n gan¨® el ¨²ltimo Gran Hermano? Es evidente: los concursantes cada vez generan menos inter¨¦s. Karen, una explosiva canaria que elev¨® el contenido er¨®tico del ¨²ltimo GH, reconoce que no se est¨¢n cumpliendo sus expectativas econ¨®micas. "Me pagan 200 euros m¨¢ximo por ir a una discoteca. Tengo un contrato de dos a?os con Telegenia [la agencia de representaci¨®n de Zeppelin], que cobra un 30% de mis ingresos, pero apenas me ofrecen nada. Y en los castings no me toman en serio. Gran Hermano me ha perjudicado. Si lo s¨¦, no me meto".
Seg¨²n Corporaci¨®n Multimedia, la telerrealidad est¨¢ en decadencia. En 2002 aportaba a la audiencia de las cadenas generalistas 4,1 puntos de cuota. En 2006, la cifra hab¨ªa ca¨ªdo a 2,2. El a?o pasado, a 1,8. Eso obliga a las televisiones, que nutren su parrilla de los contenidos de los realities (un formato bastante rentable), a buscar perfiles m¨¢s tendentes al esc¨¢ndalo. El productor de un reality, que no quiere ser citado, lo reconoce: "Te piden que haya malos rollos, que se enamoren... Espect¨¢culo". Garc¨ªa Huete, concede: "A veces entra gente que los psic¨®logos no hubi¨¦ramos recomendado, pero son los productores quienes hacen la selecci¨®n final. Hay casos en los que hemos arriesgado un poco m¨¢s".
?Se est¨¢ arriesgando demasiado? La psic¨®loga Mar¨ªa Jes¨²s ?lava opina que s¨ª: "Se est¨¢ sacrificando a la gente para conseguir grandes audiencias en funci¨®n de historias que les pueden afectar. Viendo estos programas, uno se pregunta, ?nos importa lo que les pueda pasar? Muy poco, porque sabemos que algunos son muy j¨®venes para asimilar todo eso". El tema no es balad¨ª. En Estados Unidos, donde el formato nos saca a?os y grados de locura de ventaja, se han suicidado al menos tres concursantes. Najai Turpin, de 23 a?os, se meti¨® un tiro en la cabeza despu¨¦s de que se emitiera el cap¨ªtulo de The Contender que protagonizaba. Nathan Clutter, de 26 a?os, se lanz¨® al vac¨ªo tras ser eliminado de Paradise Hotel 2. Cheryl Kosewicz, de 35 a?os, se quit¨® la vida tras ser expulsada de Pirate Master. Al margen de estos casos dram¨¢ticos, lo cierto es que en Estados Unidos y el Reino Unido cada vez se habla m¨¢s de "v¨ªctimas" de realities. En 2006, el artista ingl¨¦s Phil Collins fue finalista al Premio Turner, que concede la Tate Britain, con su proyecto The return of the real, que consiste, b¨¢sicamente, en o¨ªr a ex concursantes quejarse sobre su experiencia.
A pesar de todo, ni M¨®nica Guerrero ni ninguno de los entrevistados, culpa al programa: "El concurso no me ha enga?ado ni me ha puesto verde. Eso vino despu¨¦s", explica ella, lo que resume el esp¨ªritu generalizado. Si les preguntas si se arrepienten, la respuesta es "no". Ni siquiera los que lo han pasado mal. Si les preguntas si, de poder dar marcha atr¨¢s, volver¨ªan a participar, la cosa cambia: "Me lo pensar¨ªa dos y tres veces" (Ania Iglesias). "Con el prop¨®sito de ser modelo, no" (Mayte Prieto). "Supongo que no" (M¨®nica Guerrero). "Claro que no" (Karen). "Me lo pensar¨ªa muy mucho" (Rafael L¨®pez). "Por supuest¨ªsimo que no" (Naim Thomas).
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