"Ser¨ªa un error investigar s¨®lo seg¨²n lo que requiera el mercado"
?ngel Gabilondo est¨¢ metido de lleno en el meollo del nuevo equipo ministerial, maneja informaci¨®n de primera mano. El nuevo Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n se ha llevado a las universidades y, con ellas, el poder de los rectores. Gabilondo (San Sebasti¨¢n, 1949) est¨¢ contento con esta decisi¨®n; de hecho, lo pidieron los rectores p¨²blicamente, pero les preocupa desconectarse de la educaci¨®n secundaria. Apela al respeto a la libertad de investigaci¨®n cuando se le pregunta por lo inclinado que ha nacido el proyecto del ministerio hacia las empresas. El presidente de los rectores cree que, antes de mover un dedo, la prioridad es hacer una ley renovada de la ciencia para detallar bien en qu¨¦ hay que investigar.
"Necesitamos una nueva Ley de la Ciencia que defina las ¨¢reas prioritarias"
"El mecenazgo no debe condicionar la libertad de investigaci¨®n"
"Las dos ministras deben coordinarse bien para evitar una brecha educativa"
"Para que tenga sentido el ministerio, su proyecci¨®n debe ser de una generaci¨®n"
"Dos de cada tres empresas no han tenido relaci¨®n con la Universidad"
Pregunta. ?Qu¨¦ les ha parecido que el Gobierno haya partido la educaci¨®n en dos ministerios?
Respuesta. La decisi¨®n compete al Gobierno leg¨ªtimamente salido desde las urnas, hay que reconocer esto, pero se plantea un dilema. Por un lado, que las universidades somos tambi¨¦n educaci¨®n, superior y a lo largo de toda la vida, y nos sentimos vinculados a todos los proyectos de educaci¨®n del pa¨ªs. Mercedes Cabrera es tambi¨¦n nuestra ministra y debe estar bien coordinada con el otro ministerio para que no se produzca una brecha entre la educaci¨®n superior y el resto.
P. Cuando oyeron que hab¨ªa inter¨¦s en hacer un ministerio de innovaci¨®n advirtieron que ten¨ªan que estar ah¨ª.
R. La Universidad no puede estar margen del ministerio que se ocupe de la transferencia del conocimiento, la innovaci¨®n y los recursos. Llevamos a?os defendiendo que la investigaci¨®n hay que transmitirla a la sociedad, transferirla al sistema productivo para incidir en la mejora del pa¨ªs. Estoy de acuerdo con el planteamiento de que no basta con los temas de urbanismo ni de turismo para dar estabilidad, solidez y bienestar al pa¨ªs.
P. ?Est¨¢n contentos con la elecci¨®n de un rector, M¨¤rius Rubiralta, uno de los suyos, como secretario de Estado de Universidades?
R. Tanto el secretario de Estado de Investigaci¨®n, Carlos Mart¨ªnez, como M¨¤rius Rubiralta son una garant¨ªa en este momento.
P. En los pa¨ªses del entorno de Espa?a que tienen ministerios de Educaci¨®n y de Innovaci¨®n, como el Reino Unido, han puesto al frente a grandes pol¨ªticos y no a expertos en el ¨¢rea.
R. Ah¨ª hay un problema. Es verdad que tanto la ministra Cristina Garmendia como los secretarios de Estado no han tenido cargos estrictamente pol¨ªticos. Y es verdad que la dimensi¨®n del nuevo ministerio tambi¨¦n es pol¨ªtica. Desde ese punto de vista es un inconveniente porque es un desaf¨ªo mayor.
P. Los tres son, adem¨¢s, del mismo ¨¢mbito, la biotecnolog¨ªa. ?No puede ser esto un problema?
R. Por eso hay que cuidar que los directores generales abran un poco ese abanico hacia otro espectro. Hay tambi¨¦n ciencias sociales, humanas, hay una concepci¨®n de la ciencia muy plural. Y ser¨ªa un error si acab¨¢ramos identificando la ciencia con una determinada. Adem¨¢s, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, tambi¨¦n tiene inquietudes vinculadas a esa ¨®rbita. Pero tampoco hay que olvidar que el siglo XXI es, en alg¨²n sentido, el siglo de la biolog¨ªa, la gen¨¦tica, los grandes desaf¨ªos. Ni hay que reducirse a esto ni hay que olvidar que ¨¦sta es una prioridad.
P. El nuevo ministerio nace basado en un modelo centrado en el final de la Universidad, en fomentar la transferencia de los resultados de la investigaci¨®n al mercado. Pero el ministerio gestionar¨¢ la Universidad en su conjunto. ?No van a pasar a un plano secundario las otras patas de la educaci¨®n superior?
R. La tercera funci¨®n s¨®lo tiene sentido vinculada a las otras dos, generar conocimiento e investigar. Como dice Federico Mayor Zaragoza, para que haya una buena investigaci¨®n aplicada, debe haber algo que aplicar, es decir, una buena investigaci¨®n b¨¢sica. La Universidad tiene que ser rentable socialmente, tiene que procurar mejores condiciones de vida y bienestar, pero eso nunca suceder¨¢ si no es tambi¨¦n desde la libertad de pensamiento y no s¨®lo de aplicaci¨®n del conocimiento. A ver si ahora por incentivar una l¨ªnea que hab¨ªa estado descuidada vamos a perder el verdadero sentido de la vida universitaria. Hay que tener cuidado con eso. La clave es el equilibrio que debe haber entre las administraciones, las universidades, y no s¨®lo con las empresas. Tambi¨¦n con organismos, instituciones, ¨¢mbitos emprendedores...
P. ?Cu¨¢les son las ¨¢reas de investigaci¨®n en las que las universidades querr¨ªan que se invirtiera m¨¢s?
R. Creemos en formaciones muy b¨¢sicas y que tienen un mayor alcance del que parece. Creemos en viejas y hermosas palabras como qu¨ªmica, f¨ªsica, matem¨¢ticas, filosof¨ªa, psicolog¨ªa, econ¨®micas o filolog¨ªa. El d¨ªa que nos creamos que s¨®lo transforma la sociedad aquello que es directamente aplicable estaremos equivoc¨¢ndonos. Pero lo que estamos necesitando es una nueva ley de la ciencia, una ley que con una visi¨®n abierta y plural defina las ¨¢reas prioritarias, cu¨¢les son los desaf¨ªos para la ciencia en el pa¨ªs. Cuando se haga esto espero que se vea que no son simplemente aquellas ciencias biot¨¦cnicas aplicadas.
P. Con una inversi¨®n elevada de las empresas en la Universidad se puede correr el peligro de que se acabe investigando s¨®lo en lo que a ellas les interese.
R. Existe ese peligro, pero tenemos que evitarlo. Hay algunas cosas claras. Primero, que hace falta una mayor financiaci¨®n de todo el sistema de ciencia, educaci¨®n e investigaci¨®n en el pa¨ªs. Es decir, que menos del 2% del PIB es estar muy lejos de lograr nada. Esto es necesario, pero tambi¨¦n que se realice vinculado a unos objetivos, con unos indicadores, una rendici¨®n de cuentas y una eficacia en la gesti¨®n. Pero tambi¨¦n es llamativa la poca participaci¨®n de la iniciativa privada en el sistema de ciencia y de educaci¨®n superior. Dos de cada tres empresas no han tenido ninguna relaci¨®n con la Universidad, no hay inversi¨®n privada ni mecenazgo de importancia en el sistema de ciencia y de educaci¨®n.
P. ?De qui¨¦n es la culpa?
R. No voy a culpar a nadie. Supongo que no hemos generado la confianza suficiente, igual hay que hablar de incentivos fiscales, o quiz¨¢ no hay una cultura de mecenazgo. El problema es, en efecto, si existe verdaderamente un mecenazgo que no condicione la libertad de investigaci¨®n. Tenemos que acercar (sobre todo a trav¨¦s de las pymes) las necesidades de la sociedad con las posibilidades de la investigaci¨®n, pero no hasta el punto de hacerlos directamente dependientes. Ser¨ªa un error investigar s¨®lo seg¨²n lo que requiera el mercado. No podemos hacer s¨®lo actividad como si fu¨¦ramos una ventanilla a la que se pide qu¨¦ hemos de hacer, creemos en esa libertad de investigaci¨®n y nuevamente la palabra es equilibrio. Si una universidad s¨®lo investiga en aquellos aspectos en los que se le demanda inmediatamente aplicaci¨®n no ser¨¢ una universidad.
P. Adem¨¢s, la rentabilidad que un Gobierno puede sacar a un proyecto como el del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n no es inmediata ni mucho menos.
R. Exactamente, hay muchas investigaciones que no son inmediatamente aplicables, tienen una demora de d¨¦cadas. Para que tenga sentido una apuesta de este calibre, su proyecci¨®n debe ser al menos de una generaci¨®n.
P. ?No es el estudiante el que pierde con esta reforma ministerial? Pierde protagonismo.
R. No debemos olvidar eso, hay que traer la palabra de los estudiantes a este proceso.
P. ?Qu¨¦ pasa con los cambios en la docencia? Llevan a?os diciendo que hay que luchar contra la clase magistral como sistema habitual de ense?anza.
R. Hay que buscar f¨®rmulas mixtas. Tenemos que cambiar nuestras formas y vincular las nuevas tecnolog¨ªas, el conocimiento de idiomas, el trabajo en equipo, la capacidad de decisi¨®n y el trabajar bajo presi¨®n. Esto tiene que aprenderse en la Universidad. Hay innovaci¨®n, pero lenta.
P. Resulta curioso que la Universidad, que ni siquiera ha introducido las tecnolog¨ªas en el aula, dependa de un ministerio de tecnolog¨ªa.
R. Hay que garantizar que haya medios. Hemos visto, adem¨¢s, que alumnos supuestamente pasivos cambian cuando se incorporan las nuevas tecnolog¨ªas. Tambi¨¦n es necesario incorporar m¨¢s profesorado joven, para que traigan esa cultura de un mundo distinto. Pero no hay que perder el capital que supone el conocimiento consolidado. Hay que cuidar la transmisi¨®n del saber.
P. Quedan dos a?os para que se tenga que empezar oficialmente a implantar el espacio europeo de educaci¨®n superior, con las nuevas carreras. Est¨¢ a medio hacer. Y tambi¨¦n el desarrollo de la Ley Org¨¢nica de Universidades.
R. Es muy importante la persona que se nombre para la Direcci¨®n General de Universidades. Debe tener experiencia en esto y conocer c¨®mo est¨¢n ahora los procesos para impulsarlos y consolidarlos. No puede ser que ahora nos d¨¦ un arrebato e ignoremos d¨®nde estamos.
P. Al incorporarse la Universidad al nuevo ministerio, la Conferencia de Rectores puede perder el peso y la visibilidad social que ha logrado en la ¨²ltima d¨¦cada.
R. No deseamos ser protagonistas, pero s¨ª tener compromiso p¨²blico, estar en los debates p¨²blicos. Desde luego, no nos vamos a esconder. Cuando creamos que hay que decir algo, lo vamos a decir, siempre con voluntad de ayudar. Pero no somos una correa de transmisi¨®n del ministerio, no somos una dependencia del ministerio y tenemos la suerte de poder hablar con confianza, lo que en algunas ocasiones supone poder no estar de acuerdo.
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