La vuelta de los cl¨¢sicos
El imperio grecorromano que domina esta temporada las pasarelas en cinco claves
La mitolog¨ªa mediterr¨¢nea adaptada con mayor o menor fortuna a las necesidades de la vida contempor¨¢nea es una de las tendencias clave esta temporada. Un imperio de clasicismo para el que no parece ponerse el sol.
- ?Qu¨¦? Vestidos drapeados con obvias referencias a las t¨²nicas y togas de Grecia y Roma.
- ?D¨®nde? El japon¨¦s Junya Watanabe exagera los pliegues y los ti?e de colores ¨¢cidos para rebelarse contra el car¨¢cter arm¨®nico de la inspiraci¨®n. En cambio, el israel¨ª Alber Elbaz para Lanvin conf¨ªa en las posibilidades de erotismo distinguido que ofrece un tejido que se ondula sobre el cuerpo. Pero son las mujeres quienes reivindican su esp¨ªritu liberador. Las dise?adoras Alberta Ferretti y Donna Karan se suman a la larga lista de costureros que han dotado al t¨®pico del vestido de diosa de una naturaleza mucho m¨¢s mortal: la comodidad. Un camino abierto por Mariano Fortuny en 1907 con su vestido Delphos. As¨ª llamado en honor de una escultura del siglo IV antes de Cristo, se trataba de una t¨²nica plisada de aplastante simplicidad que mujeres como Isadora Duncan convirtieron en un s¨ªmbolo de su libertad.
- ?Por qu¨¦? Desde tiempos de Napole¨®n, y especialmente a partir de la I Guerra Mundial, el clasicismo y la relaci¨®n que establece con el cuerpo ha sido referencia intermitente en el vestir. En los treinta, Madeleine Vionnet quiso acariciar su belleza natural; en los setenta, Halston lo utiliz¨® para enmarcar todo su anat¨®mico y sudoroso potencial, y en los ochenta Versace se sirvi¨® de ¨¦l para glorificar a una generaci¨®n de supermujeres. En 2003, el Metropolitan le dedic¨® una exposici¨®n con el t¨ªtulo de Goddess (Diosas). Y Donna Karan declar¨® a Vogue: "Las mujeres se sienten atra¨ªdas por esta forma de vestir porque, desde Venus, han nacido para ser diosas".
- ?C¨®mo? La forma m¨¢s directa e inequ¨ªvoca de apuntar se a la tendencia es echarse encima un vestido con un solo hombro, abundante drapeado y ce?ido con un s¨®lido cintur¨®n. Una opci¨®n menos comprometida (y menos carnavalesca, todo sea dicho) son las sandalias de gladiador. Aunque en la pasarela abundaron las versiones hasta la rodilla, en los escaparates ya se ven adaptaciones m¨¢s comedidas que ni siquiera rozan el tobillo.
- ?Vale la pena? Si algo no se les puede negar a los mitos universales es que su poder de atracci¨®n es eso, universal. Gustan a ni?os y mayores, a carcas y modernos. Tambi¨¦n con motivo de la exposici¨®n de 2003, la vanguardista creadora Ann Demeulemeester afirm¨® acerca de un vestido-toga que hab¨ªa concebido en 1996: "El mensaje que env¨ªo con ¨¦l es que todo cuerpo es sagrado". A ver qui¨¦n se resiste a eso.
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