La novia cad¨¢ver
Los azares de la distribuci¨®n han hecho coincidir, entre los estrenos de esta semana, a dos pel¨ªculas radicalmente distintas que, por cuestiones tem¨¢ticas, recuerdan (probablemente, sin ser conscientes de ello) a Berlanga. Si la uruguaya El ba?o del Papa podr¨ªa ser un Bienvenido, Mr. Marshall (1953) que se acaba acercando m¨¢s a la fotogenia de la precariedad modelo Sebasti?o Salgado que al humanismo tragic¨®mico de Mario Monicelli y alrededores, la norteamericana Lars y una chica de verdad parece estar traduciendo la lucidez adulta, compleja e insular de Tama?o natural (1974) al esperanto inmaduro de nuestra contempor¨¢nea cultura del narcisismo.
En Lars y una chica de verdad, un perfecto arquetipo de nuestro tiempo adquiere una hiperrealista mu?eca hinchable y la reformula: el fetiche sexual se convierte en sus manos en pr¨®tesis afectiva, en compa?era inm¨®vil sobre la que proyectar la fantasmagor¨ªa de una relaci¨®n y a la que (?urgh, otro signo de los tiempos!) habr¨¢ que respetar hasta el matrimonio. El factor comedia se sustenta sobre la improbable confianza en la bondad de los extra?os (y los propios): los vecinos y familiares del solipsista antih¨¦roe se empe?ar¨¢n en no traicionar su ilusi¨®n, en una suerte de canto al buen rollo de la peque?a comunidad americana que al director y la guionista les encantar¨ªa vincular con las miradas de Frank Capra y Preston Sturges.
LARS Y UNA CHICA DE VERDAD
Direcci¨®n: Craig Gillespie.
Int¨¦rpretes: Ryan Gosling, Emily Mortimer, Paul Schneider, Kelli Garner.
G¨¦nero: Comedia. Estados Unidos, 2007.
Duraci¨®n: 106 minutos.
La carrera cinematogr¨¢fica de Gillespie se abri¨® con un disparo en falso: la primera pel¨ªcula que estren¨® fue, realmente, su segundo trabajo, Cuesti¨®n de pelotas, comedia remontada y devaluada por sus productores que, no obstante, delataba entre sus fisuras y sus composiciones de plano a un posible autor con mirada propia. Lars y una chica de verdad -su verdadera ¨®pera prima- revela la otra (y descorazonadora) cara de la moneda: Gillespie es, en efecto, autor, demasiado autor, demasiado autoconsciente, totalmente permeable a las imposturas de cierta caligraf¨ªa indie. El problema no es que Lars y una chica de verdad quiera ser una comedia blanca, sino que su creador no quiera darse cuenta de que, realmente, es una comedia negr¨ªsima.

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