"La represi¨®n de la posguerra conforma la sociedad actual"
Juan Ibarrondo (Vitoria, 1962) define Las ruinas de la catedral nueva (Editorial Bassarai) como una novela pol¨ªtica, pero, sobre todo, el tercer libro que publica este escritor y periodista alav¨¦s resulta m¨¢s un thriller hist¨®rico que reivindica la dignidad humana. La acci¨®n transcurre entre dos leyes, la de Responsabilidades Pol¨ªticas de 1939, que llev¨® a una furiosa represi¨®n en la posguerra civil, y la de la Memoria Hist¨®rica, aprobada el a?o pasado y todav¨ªa pol¨¦mica. La obra, basada en hechos reales, supone tambi¨¦n una reivindicaci¨®n de esas conexiones subterr¨¢neas que conforma la intrahistoria.
El protagonista, un veterano anarquista que reside en Mexico, natural de Zamora y que trabaj¨® en su juventud en la catedral nueva de Vitoria, se ve casi obligado por su nieto a solicitar la ayuda que ofrece el Gobierno espa?ol a los soldados de la Rep¨²blica. Sin embargo, una decisi¨®n de un juez en 1953, que cambi¨® su nombre de Libertario por el de Leovigildo, le ha convertido en un desconocido para los archivos espa?oles. El nieto solicita la ayuda a una prima que reside en Vitoria y da clases en una ikastola.
"El pasado cercano permanece oculto porque forma parte de nuestro presente"
As¨ª comienza una aventura que tiene, entre otras, la intenci¨®n de "recuperar ese hilo perdido de la historia", recuerda Juan Ibarrondo. "En 1936, la CNT era el mayor sindicato en Vitoria, ciudad que, en principio, no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con el movimiento anarquista. Las ideas entraron a trav¨¦s de los canteros catalanes, valencianos y gallegos que trabajaron en la catedral nueva", a?ade.
En la novela se recuperan figuras hist¨®ricas alavesas, como el tenor Alfredo Donnay, fundador de la CNT y destacado dirigente en los a?os veinte, o el m¨¦dico Isaac Puente, fusilado en 1936, cuyo cad¨¢ver a¨²n no ha sido encontrado, autor del libro Comunismo libertario, del que se vendieron 200.000 ejemplares de la ¨¦poca. "Todo un best-seller como El mundo sin fin la obra de Ken Follet sobre la vieja catedral", bromea Ibarrondo.
El autor de Las ruinas de la catedral nueva apunta una reflexi¨®n m¨¢s seria sobre el empleo de la Historia en la novela. "En Vitoria est¨¢ de moda la catedral g¨®tica, y se le presta gran atenci¨®n, y me parece muy bien. Mientras, el pasado cercano permanece oculto, quiz¨¢s porque forma parte de nuestro presente. La represi¨®n de la posguerra conforma la sociedad actual y el acercamiento a ese momento no gusta", dice.
Su obra tiene como motivo conductor una g¨¢rgola de la catedral nueva, que forma parte de la historia personal de aquel viejo anarquista y de la joven profesora. "Es una peque?a reivindicaci¨®n del trabajo de aquellos canteros libertarios. Si se observan esas esculturas del ¨¢bside conociendo la filiaci¨®n de los trabajadores, la verdad es que resultan poco religiosas", descubre el autor de Retazos de la red, su anterior obra.
Casi al final del relato, surge otro de esos hilos secretos que van trenzando la historia. El local donde se encontraba el cabaret Katu Beltza, donde se reun¨ªan los anarquistas en los a?os treinta, acogi¨® en los ochenta el pub Kasbah, centro neur¨¢lgico del movimiento alternativo de Vitoria. "No se puede dar la espalda a la historia", ironiza Ibarrondo.
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