Margen de maniobra ante las dificultades
Desde el verano del pasado a?o, la econom¨ªa internacional se ha visto sometida a una serie de shocks, de naturaleza fundamentalmente financiera. La crisis de las hipotecas de alto riesgo estadounidenses se ha contagiado a otros sistemas financieros y ha agudizado la percepci¨®n del riesgo de contraparte, dando lugar a una relativa par¨¢lisis de los mercados financieros internacionales. El resultado ¨²ltimo ha sido una notable distorsi¨®n en los canales ahorro-inversi¨®n mundiales, con una elevaci¨®n del precio del cr¨¦dito y una importante restricci¨®n de liquidez. Lo que est¨¢ afectando tambi¨¦n a pa¨ªses como Espa?a, con una exposici¨®n pr¨¢cticamente nula a las hipotecas subprime de Estados Unidos.
El ajuste del sector de la construcci¨®n, m¨¢s r¨¢pido e intenso de lo esperado, puede traer problemas
Pero el super¨¢vit que tenemos por primera vez en la democracia nos da margen para afrontarlos
En nuestro pa¨ªs, el discurrir de los acontecimientos financieros se ha combinado con un ajuste en la construcci¨®n residencial, que ya comenzaba a apreciarse desde algunos meses antes. La incidencia de la restricci¨®n financiera sobre un sector que atravesaba un punto de inflexi¨®n en su nivel de actividad ha intensificado el ajuste, dando lugar a una significativa reducci¨®n de la aportaci¨®n de la construcci¨®n al PIB.
La evoluci¨®n de la edificaci¨®n de vivienda en los ¨²ltimos meses es un fen¨®meno de naturaleza principalmente c¨ªclica. Por distintos motivos, la construcci¨®n residencial en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa venido creciendo por encima de los niveles sostenibles a largo plazo; en los pr¨®ximos trimestres va a suceder lo contrario, para absorber los excesos de a?os previos. Con la particularidad de que el ajuste a la baja va a ser previsiblemente m¨¢s r¨¢pido que los excesos anteriores, acumulados gradualmente a lo largo de un periodo de varios a?os.
La normalizaci¨®n de la construcci¨®n residencial en Espa?a era previsible y de hecho ha sido prevista por el Gobierno: durante la pasada legislatura, hemos venido incluyendo en las previsiones oficiales un retorno del crecimiento a su potencial, como consecuencia de la desaceleraci¨®n que se anticipaba del sector de la construcci¨®n; incluso cuando la econom¨ªa crec¨ªa a tasas superiores al 4%, se ha presupuestado siempre sobre la base de un crecimiento ligeramente superior al 3%, tasa que Espa?a s¨ª puede sostener medio plazo. La prudencia en la previsi¨®n y presupuestaci¨®n nos permite afrontar la situaci¨®n desde una base s¨®lida en el ¨¢mbito de las finanzas p¨²blicas.
Menos previsible era el perfil temporal y especialmente la intensidad del ajuste, que ha venido dada por la interacci¨®n entre el ciclo inmobiliario espa?ol y las turbulencias financieras internacionales; el impacto negativo de estas ¨²ltimas, adem¨¢s, est¨¢ excediendo las previsiones m¨¢s pesimistas, dando lugar a continuas revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento internacional. Como resultado de la conjunci¨®n de estos factores nacionales e internacionales, las previsiones de crecimiento espa?ol son hoy menores que hace unos meses: la nueva previsi¨®n del Gobierno, que se hizo p¨²blica el viernes, es de un crecimiento del 2,3% en 2008, que se repetir¨ªa en 2009, con un importante protagonismo del sector de la construcci¨®n residencial en la desaceleraci¨®n proyectada.
Por tanto, los datos de que disponemos a d¨ªa de hoy hacen pensar en un ajuste relativamente intenso y r¨¢pido en el sector de la construcci¨®n, que podr¨ªa generar algunas dificultades econ¨®micas y sociales pero que tambi¨¦n eliminar¨¢ con rapidez los excesos acumulados en el sector y situar¨¢ a ¨¦ste en pocos trimestres en una senda m¨¢s sostenible, que permita normalizar su contribuci¨®n al PIB.
Lo importante ante una evoluci¨®n c¨ªclica alcista como la que hemos atravesado en los ¨²ltimos a?os es robustecer los cimientos econ¨®micos del pa¨ªs para preparar la inevitable fase bajista del ciclo, permitiendo que el pa¨ªs retorne lo antes posible a su tasa de crecimiento tendencial. El Gobierno ha venido trabajando para ello durante la legislatura anterior, uniendo al adecuado diagn¨®stico de nuestra posici¨®n en el ciclo econ¨®mico la adopci¨®n de medidas que permitiesen afrontar fases menos favorables de ¨¦ste.
El esfuerzo se ha concentrado en el ¨¢mbito presupuestario, con una mejora notable de la salud de las finanzas p¨²blicas espa?olas. El ligero d¨¦ficit que recibimos del Gobierno anterior se ha transformado en un cuantioso super¨¢vit, que en 2007 super¨® el 2,2% del PIB; la legislatura anterior ha sido la primera desde la llegada de la democracia en que las administraciones p¨²blicas espa?olas han registrado super¨¢vit, logro que adem¨¢s se ha mantenido durante todos los a?os desde 2004. Paralelamente, la ratio deuda/PIB disminuy¨® r¨¢pidamente durante la legislatura hasta situarse ligeramente por encima del 36%, una reducci¨®n de m¨¢s de doce puntos porcentuales en solamente cuatro a?os. Las mejoras registradas se producen en el conjunto de las administraciones p¨²blicas, si bien con un protagonismo muy especial de la Administraci¨®n central.
Ello nos ofrece un amplio margen de maniobra para hacer frente a las dificultades coyunturales que nos encontramos, principalmente por dos v¨ªas. La primera es la puesta en marcha de iniciativas discrecionales, se?aladamente la deducci¨®n de 400 euros en el IRPF, que ya hemos adoptado y que los contribuyentes percibir¨¢n en forma de menores retenciones a partir del mes de junio. Esta medida no s¨®lo eleva la renta disponible sino que, adem¨¢s, deber¨ªa tener un efecto dinamizador a medio plazo sobre la econom¨ªa; sin embargo, el margen para adoptar este tipo de medidas es reducido, pues reducen el super¨¢vit estructural, es decir, el super¨¢vit corregido de efectos c¨ªclicos.
La segunda consiste en dejar jugar libremente a los estabilizadores autom¨¢ticos. Es decir, permitir que los menores niveles de actividad y el mayor volumen de gasto social por motivos c¨ªclicos (especialmente en prestaciones por desempleo) se refleje en el presupuesto sin adoptar medidas restrictivas. De esta forma, conseguimos que el presupuesto juegue el papel que debe desempe?ar: acomodando la evoluci¨®n del ciclo e inyectando autom¨¢ticamente crecimiento en la econom¨ªa, tanto m¨¢s cuanto m¨¢s r¨¢pida sea la desaceleraci¨®n.
Pero este importante margen de actuaci¨®n presupuestaria no va a dar lugar a una relajaci¨®n de los est¨¢ndares de exigencia en el gasto p¨²blico. Es imperativo que los aumentos de gasto que se produzcan en los pr¨®ximos meses sean de car¨¢cter estrictamente c¨ªclico o, de tener naturaleza discrecional, reversibles cuando la coyuntura se recupere. En otras palabras, el gasto p¨²blico estructural tras este bache c¨ªclico debe seguir la misma senda que hab¨ªamos proyectado con anterioridad.
Tambi¨¦n las reformas realizadas, acogidas al Programa Nacional de Reformas, pueden contribuir a una salida m¨¢s r¨¢pida de la coyuntura econ¨®mica actual, al dinamizar sectores de futuro como el tecnol¨®gico, medioambiental o de servicios sociales, y lograr mayores dosis de flexibilidad en nuestra econom¨ªa. A ello se une la fortaleza intr¨ªnseca del sistema bancario espa?ol, con un elevado grado de solvencia y rentabilidad.
En todo caso, y ante la rapidez del cambio de ciclo, el Gobierno ha decidido adoptar una serie de medidas adicionales para atenuar su impacto sobre las familias y empresas espa?olas. Las medidas incluyen la deducci¨®n de 400 euros ya mencionada, que aliviar¨¢ la situaci¨®n financiera de las familias espa?olas; avales selectivos para operaciones de titulizaci¨®n de cr¨¦ditos, que permitir¨¢n normalizar en cierta medida el flujo crediticio a los hogares y empresas; la puesta en marcha de un plan para facilitar la recolocaci¨®n de parados procedentes del sector de la construcci¨®n; y el refuerzo o aceleraci¨®n de la obra p¨²blica estatal y de la vivienda protegida.
La filosof¨ªa general de las medidas ha consistido en imprimir un impulso expansivo a la econom¨ªa en este momento de coyuntura econ¨®mica bajista, buscando un efecto lo m¨¢s r¨¢pido posible en la renta disponible y capacidad de endeudamiento de los agentes econ¨®micos. Tambi¨¦n en atemperar las dificultades sociales que el giro brusco en la situaci¨®n y perspectivas de la construcci¨®n ha generado en muchas familias espa?olas. Todo ello, sin distorsionar los ajustes que se est¨¢n produciendo en la econom¨ªa, en particular la necesaria recomposici¨®n sectorial tras los a?os de excesivo protagonismo de la construcci¨®n; y sin perjuicio del necesario ¨¦nfasis en las medidas de reforma con horizonte de medio plazo, para seguir avanzando en las cuestiones relacionadas con la productividad y en la expansi¨®n del potencial productivo espa?ol.
Pedro Solbes es vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Econom¨ªa y Hacienda.
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