?Se romper¨¢ el PNV?

El riesgo de ruptura en el PNV ha hecho salir a la palestra a algunos de los que comentaban en voz baja que el empecinamiento de Ibarretxe estaba conduciendo a su partido a un callej¨®n sin salida: o enfrentamiento abierto con la legalidad, lo que tendr¨ªa efectos electorales imprevisibles, o enfrentamiento del partido con el lehendakari, lo que reproducir¨ªa la ruptura Garaikoetxea-Arzalluz: la peor de las hip¨®tesis en la clasificaci¨®n nacionalista de desgracias.

La crisis, aunque latente desde la retirada de Imaz, ha aflorado tras las elecciones de marzo. Por una parte, ha dejado de ser inveros¨ªmil una derrota electoral del PNV en unas auton¨®micas; por otra, la hoja de ruta del lehendakari deja poco tiempo para rectificaciones pausadas: en junio est¨¢ previsto que pida autorizaci¨®n al Parlamento vasco para convocar su famosa consulta.

Que se le conceda depende de la actitud de EHAK, o sea, de lo que ordenen Batasuna y ETA, lo que ya es un problema en s¨ª mismo. Pero la propuesta contempla dos hip¨®tesis: si hay un acuerdo pol¨ªtico con Zapatero (sobre la base de la propuesta del lehendakari), lo que se somete a votaci¨®n es el contenido mismo del acuerdo; pero si no lo hay (lo cual es m¨¢s que probable), la consulta tambi¨¦n tendr¨ªa lugar: para desbloquear la situaci¨®n, seg¨²n algunos int¨¦rpretes del lehendakari. Pero se desconoce sobre qu¨¦ versar¨ªa concretamente la consulta, si bien su promotor dice que la pregunta ser¨¢ muy clara y que ser¨¢ la llave para la superaci¨®n del conflicto vasco.

Lo importante es que haya un refer¨¦ndum, aunque no se sepa sobre qu¨¦, porque su celebraci¨®n dejar¨ªa sin argumentos a ETA: ¨¦se es el fondo del planteamiento de Ibarretxe. Se comprende que los dirigentes m¨¢s realistas de su partido intenten encontrar una salida de ese laberinto; pero de forma que no se desautorice expresamente al lehendakari, cuya valoraci¨®n personal sigue siendo alta entre el electorado.

Eso explica a su vez la ambig¨¹edad del l¨ªder del PNV, Urkullu, que un d¨ªa avala la tesis del agotamiento del tripartito vasco y al siguiente le otorga validez hasta 2009; y que por una parte admite como condiciones para la consulta la ausencia de violencia y la existencia de un acuerdo interno vasco, y por otra amenaza con un "choque de locomotoras" si Zapatero no se aviene a negociar la propuesta unilateral de Ibarretxe, que incluye la consulta con o sin ETA en activo.

Pero tal vez la menci¨®n de Urkullu a que su partido no har¨¢ "ninguna barbaridad" en caso de desacuerdo con La Moncloa sea un indicio de que cuentan con una negativa de Zapatero seguida de recurso ante el Constitucional contra la convocatoria de la consulta: para ganar tiempo y para tener un pretexto que permita trocarla por unas elecciones anticipadas. Ibarretxe parece haber entendido que el riesgo de ruptura es real, y que tambi¨¦n para ¨¦l la retirada es una salida.