Jondura y pellizco

Cada vez que canta El Torta es un acontecimiento. El acontecimiento del buen cante, el cante distinto, el que aporta un eco siempre nuevo que emociona. La jondura, el duende, el pellizco, est¨¢n siempre en el cante de este hombre que nunca se muestra conformista o rutinario. Su aparato gestual es de una contundencia definitiva: los pu?os crispados, las manos aplaudi¨¦ndose una a otra, los brazos al vuelo, el ce?o adusto. Ver a El Torta es ver a un cantaor que se pelea consigo mismo en una lucha inmisericorde.

No podemos decir que cant¨® esto mejor que lo otro: todo lo cant¨® de manera insuperable, con un rajo valiente y ejemplar, pero quiz¨¢, si hay algo m¨¢s que destacar, me quedo con los tangos del fallecido Luis el de la Pica. Y eso que esta noche parec¨ªa m¨¢s tranquilo, sin ese nerviosismo que otras veces le hemos visto, pero quiz¨¢ por ello m¨¢s centrado en su arte. Un cantaor de una vez, sin duda alguna. Por delante cantaron Cristo Heredia y Marina Heredia. Cristo es un gitanito de Almer¨ªa con una ambici¨®n enorme, ya que s¨®lo hay que ver los estilos que hizo para considerarlo as¨ª: tarantos, soleares, siguiriyas...; grita demasiado, le falta recoger el cante, pero aun as¨ª vemos en ¨¦l a un cantaor estimable. La granadina Marina Heredia est¨¢ cada d¨ªa mejor, m¨¢s centrada; hizo, por ejemplo, una malague?a que remat¨® con fandangos de su tierra, el Albaic¨ªn, que fue notable; tambi¨¦n los tangos, por levante, por sole¨¢...