La crisis ahoga a los inmigrantes
En el golfo P¨¦rsico temen una revuelta de la numerosa mano de obra extranjera - La ca¨ªda del d¨®lar y la inflaci¨®n hunden el env¨ªo de remesas a los pa¨ªses pobres
"Cada mes mando menos dinero a casa". Chidambar, un taxista indio que lleva algo m¨¢s de un a?o en la capital de Qatar, se queja de que los riales qatar¨ªes que env¨ªa cada mes a su familia en Patna (Estado de Bihar) equivalen a menos rupias indias. "Y encima ahorro menos, porque aqu¨ª todo est¨¢ m¨¢s caro", a?ade quejoso.
En dos frases, Chidambar, de 32 a?os, ha resumido el problema que padecen los 13 millones de inmigrantes en el golfo P¨¦rsico desde que el d¨®lar empez¨® a caer frente al euro y otras divisas. ?l cobra en riales qatar¨ªes, una moneda vinculada al d¨®lar estadounidense que, como las dem¨¢s divisas de la zona, se ha devaluado frente a las de Asia central. Adem¨¢s, el dinero que manda a casa da para mucho menos porque su pa¨ªs, como muchos otros, sufre una escalada sin precedentes del precio de los alimentos.
Desde principios de a?o se han multiplicado las protestas
El sueldo de Chidambar asciende a 1.100 riales mensuales (190 euros) -el empresario le proporciona aparte alojamiento-, pero la inflaci¨®n en Qatar (un 12% en 2007) merma su poder adquisitivo y su capacidad de ahorro. No en balde, el grueso de las importaciones del emirato procede de pa¨ªses de la zona euro o de otros asi¨¢ticos cuyas monedas se han apreciado frente al d¨®lar.
"Las tasas de inflaci¨®n del grueso de las econom¨ªas del Golfo han erosionado los incentivos financieros para muchos trabajadores extranjeros (...)" justamente cuando el precio del barril de petr¨®leo, su principal producto de exportaci¨®n, alcanza niveles nunca vistos, constataba, a principios de a?o, un informe de Moody's Investors Service. Gracias a ello, Qatar dispone ahora de la m¨¢s alta renta por habitante del mundo.
Hasta algunos imanes, generalmente conciliadores con los reg¨ªmenes locales, apremian ahora a los emires a tomar cartas en el asunto. "Los Gobiernos deben intervenir y establecer precios fijos para algunos productos b¨¢sicos para que las personas con escasos recursos puedan sobrevivir", exclam¨® Yussuf Qaradawi, el c¨¦lebre telepredicador de la cadena Al Jazeera, durante la oraci¨®n del viernes que pronunci¨® en la mezquita de Omar bin al Khattab, en Doha.
"No me queda m¨¢s que apretarme el cintur¨®n", se lamenta Chidambar, que dej¨® en Patna a su esposa e hijo. Otros muchos inmigrantes asi¨¢ticos no se han mostrado tan resignados ante la mala racha que atraviesan. Desde principios de a?o se han multiplicado las protestas y las huelgas en una regi¨®n del mundo donde est¨¢n prohibidas.
A veces han sido incluso violentas, como en Jebel Ali (Dubai), donde unos 4.000 trabajadores bloquearon calles y autov¨ªas y destruyeron el mobiliario urbano para pedir mejoras salariales. La represi¨®n fue contundente. Un tribunal local conden¨® a 45 obreros asi¨¢ticos a seis meses de c¨¢rcel por incitaci¨®n a la huelga. Cuando cumplan la pena ser¨¢n expulsados. Para otros muchos ha bastado con una mera decisi¨®n administrativa para que sean proscritos del pa¨ªs.
Unos pocos permanecen en un aut¨¦ntico limbo jur¨ªdico. La Misi¨®n de los Migrantes en Asia y el Pac¨ªfico, una ONG con sede en Hong Kong, denunci¨® el martes la prolongada detenci¨®n en Kuwait de seis filipinos que, al parecer, encabezaron una protesta de 400 conductores de camiones de la empresa Al Jassim, que suministra combustible a las fuerzas de Estados Unidos en Irak.
Las manifestaciones de inmigrantes preocupan a la poblaci¨®n originaria del golfo P¨¦rsico. Toma a¨²n m¨¢s conciencia de su gran dependencia de la mano de obra extranjera. Si se a?aden los inmigrantes irregulares a los legales, los oriundos de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga son minoritarios en casi todos los pa¨ªses de la zona.
"Me temo que mientras construimos rascacielos estamos perdiendo los emiratos", advirti¨®, la semana pasada, Dhahi Khalfan Tamim, el m¨¢ximo responsable policial de los Emiratos ?rabes Unidos. Alud¨ªa al espectacular crecimiento inmobiliario gracias al incremento de la mano de obra extranjera. Durante una conferencia, mostr¨® un v¨ªdeo, rodado por la polic¨ªa, en el que aparecen coches destrozados y tiendas devastadas por los inmigrantes en huelga. "Bloquean las carreteras y arrasan lo que pillan en el camino, pero despu¨¦s los grupos de derechos humanos hablan de los derechos de los trabajadores", afirm¨®. Alud¨ªa a un reciente informe de la ONG Human Rights Watch sobre la semiesclavitud que padecen los inmigrantes en el Golfo.
Paralelamente, los grandes pa¨ªses proveedores de inmigrantes ya no les perciben s¨®lo como una fuente de remesas -los env¨ªos del Golfo a la India alcanzan los 20.000 millones de d¨®lares anuales-, sino que comienzan a mostrar cierto inter¨¦s por protegerles ante los abusos.
La India, el pa¨ªs que cuenta con m¨¢s inmigrantes en la zona, ha empezado a no permitir la contrataci¨®n en origen de mujeres para el servicio dom¨¦stico por menos de 265 d¨®lares mensuales en Arabia Saud¨ª y Bahrein y 300 en los opulentos Emiratos. Filipinas ha ido m¨¢s lejos, estableciendo un m¨ªnimo de 400 d¨®lares para las chicas que emigren a los Emiratos, pero la demanda cay¨® enseguida un 50%.
Las monedas d¨¦biles pasan factura
El declive, en paralelo al d¨®lar, de la mayor¨ªa de las seis divisas del Golfo ha reactivado el deseo de culminar en 2010 la uni¨®n monetaria y disponer, como Europa, de una moneda com¨²n a la que bautizar¨ªan karam (generosidad) o khalidji dinar (dinar del Golfo).
Los preparativos t¨¦cnicos est¨¢n bastante retrasados, por lo que parece probable que ser¨¢ necesario esperar al menos un lustro para que la nueva divisa aparezca primero bajo forma escritural (sin circulaci¨®n de billetes) como lo fue el euro en sus inicios. El siguiente paso ser¨ªa, en buena l¨®gica, desvincular la moneda com¨²n del d¨®lar, como se atrevi¨® a hacer Kuwait, el a?o pasado, con su dinar. El gobernador del banco central de los Emiratos, Sultan bin Nasser al-Suwaidi, desminti¨® a principios de mes cualquier especulaci¨®n al respecto: se preservar¨¢ el nexo.
"El deseo de no indisponer a EE UU, que les garantiza su seguridad frente a la amenaza de Ir¨¢n, incita a los pa¨ªses del Golfo a seguir una pol¨ªtica monetaria fijada en Washington", recalca un diplom¨¢tico europeo acreditado en Doha.
Un problema global
- Cambio de tendencia. Los inmigrantes enviaron a sus pa¨ªses de origen (la mayor¨ªa, en v¨ªas de desarrollo) unos 240.000 millones de d¨®lares (160.000 millones de euros) el a?o pasado, seg¨²n los c¨¢lculos del Banco Mundial. Se trata de un ritmo de crecimiento menor que el de a?os anteriores.
- El efecto de la crisis. La desaceleraci¨®n de la econom¨ªa mundial es la principal causa del descenso de las remesas. Los inmigrantes que viven en Estados Unidos tienen menos dinero disponible para mandar por la depreciaci¨®n del d¨®lar.
- Am¨¦rica Latina. Los m¨¢s afectados son los pa¨ªses latinoamericanos. En enero, por ejemplo, el dinero enviado a casa por los mexicanos que trabajan en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, descendi¨® un 7% respecto al mismo mes del a?o pasado (la mayor ca¨ªda en 13 a?os), seg¨²n el Gobierno mexicano.
- De Espa?a al extranjero. La crisis empieza a notarse tambi¨¦n en los bolsillos de los inmigrantes que viven en Espa?a. Las remesas en enero fueron de 667 millones de euros, un 5,4% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado, pero descendieron el 4,4% respecto a diciembre de 2007. Se trata de la tercera ca¨ªda consecutiva desde octubre, seg¨²n el Banco de Espa?a. Los que m¨¢s lo han notado son los familiares de los inmigrantes latinoamericanos; la ca¨ªda de las remesas apenas se ha notado, en cambio, en los pa¨ªses del este europeo.
- Un dinero clave. India, M¨¦xico y China son los principales pa¨ªses receptores de remesas; entre los tres acapararon en 2007 una tercera parte del total recibido por los pa¨ªses en desarrollo, seg¨²n el Banco Mundial.
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