Guerra psicol¨®gica en California
Tyson Gay y Asafa Powell se cruzan en los estadios, pero evitan competir cara a cara
Unas vacas lecheras, enormes ubres arrastr¨¢ndose por el pasto, rumian su existencia detr¨¢s de una alambrada. Al otro lado, la tribuna principal del estadio. Terrapl¨¦n abajo, la pista. Una valla y dos mundos. Por dentro, a¨²n sudoroso, despoj¨¢ndose de la parte superior de su combinaci¨®n para asearse someramente -colonia en el sobaquillo, una toalla por la cara y el pecho-, Tyson Gay, que acaba de correr la cuarta posta de un 4x100 metros. Por fuera, tan cool como sus enormes gafas de sol absurdas en la sombra, como los cascos que inyectan reggae en sus o¨ªdos, como los vaqueros ca¨ªdos bajo las caderas escamoteando su culo, Asafa Powell, que iba a correr, pero que se qued¨® de espectador. Est¨¢ de pie, plantado junto a su enorme entrenador, Stephen Francis, que tortura con su peso una silla de camping. A su lado, otros atletas de su grupo. La gallina y sus polluelos: la alegor¨ªa llega f¨¢cil y corriendo en el ambiente rural.
"Lo siento por el p¨²blico, que est¨¢ esperando nuestros duelos", dice Gay
"A¨²n no comprendo lo que me pas¨® en la final de Osaka", reconoce Powell
"La culpa es de los 'managers', de su avidez por ganar m¨¢s", piensan en la IAAF
Atletismo en Pek¨ªn 2008 |
Es un domingo de abril en la universidad de Mount San Antonio, en Walnut, al sur de Los ?ngeles (California). Es un d¨ªa grande. Se celebra la 50? edici¨®n de los Mount Sac Relays, una de tantas reuniones que jalonan la primavera atl¨¦tica en Estados Unidos -decenas de competiciones, centenares de competidores de todas las edades y categor¨ªas en continua actividad todo el fin de semana. Faltan poco m¨¢s de 100 d¨ªas para los Juegos de Pek¨ªn y Gay y Powell, que protagonizar¨¢n seguramente la prueba m¨¢s espectacular, los 100 metros, siguen sin cruzar sus zancadas en la misma pista desde la final de los Mundiales de Osaka 2007. Ni siquiera se ven las caras en una prueba de relevos pudiendo haber hecho cada uno una posta diferente. Tampoco fuera de la pista: se cruzan, pero ni se miran.
"No he podido correr porque me hice da?o en el hombro levantando peso el otro d¨ªa", explica el atleta jamaicano arrastrando las palabras con cierta dejadez gestual; "pero he disfrutado viendo correr a Tyson. S¨ª, se le ve en forma. Ha hecho 8,8 segundos, que no est¨¢ nada mal". "S¨ª, no est¨¢ nada mal", concuerda el estadounidense, que asume un tono paternal hacia Powell, una actitud de superior madurez pese a que ambos tienen 25 a?os (vale: Gay es tres meses m¨¢s viejo): "L¨¢stima que Asafa no haya podido correr. No lo digo por m¨ª, sino por el p¨²blico, que est¨¢ esperando nuestros duelos. Pero lo primero que tiene que hacer es preocuparse por su cuerpo. Adem¨¢s, aqu¨ª hace demasiado fr¨ªo, demasiado fresco, para ¨¦l, que viene de Jamaica. As¨ª que s¨ª, lo entiendo".
Powell es el plusmarquista de los 100 metros con 9,74s; el ¨²nico atleta en activo que ha bajado legalmente de los 9,80s, y no una, sino cinco veces en los tres ¨²ltimos a?os. La mejor marca de Gay es 9,84s, pero es el campe¨®n mundial. As¨ª que a nadie puede extra?arle que no s¨®lo el p¨²blico, sino tambi¨¦n la prensa, la televisi¨®n, los patrocinadores y los dirigentes del atletismo se sientan traicionados por la falta de duelos -la salsa del deporte- entre el rey sin corona y el rey sin marca.
"Todo es un problema de managers, que buscan el m¨¢ximo beneficio en una subasta sin escr¨²pulos", explican fuentes de la IAAF, la federaci¨®n internacional de atletismo, un organismo tan preocupado porque su producto luce cada vez m¨¢s manchado por los asuntos del dopaje que ha encargado a la misma agencia que ide¨® el formato y el marketing de la Champions que ponga en marcha una nueva Golden League, m¨¢s global, m¨¢s espectacular, y en la que se enfrenten los mejores, como Gay y Powell, en todas las reuniones: "Esta temporada han pactado de entrada cuatro duelos aparte del de los Juegos, dos antes y dos despu¨¦s de Pek¨ªn, pero mucho me temo que no ser¨¢ posible". As¨ª parece. Powell iba a debutar el 6 de mayo, en Doha, pero la pasada madrugada adujo una lesi¨®n muscular, en principio poco importante, para no hacerlo hasta finales de junio. Gay no cruzar¨¢ el Atl¨¢ntico hasta despu¨¦s de los trials, las pruebas de selecci¨®n ol¨ªmpicas, del 27 de junio al 6 de julio, para correr en Londres el 26 de julio. Antes, este fin de semana, Gay correr¨¢ un 200 metros, distancia en la que tambi¨¦n es campe¨®n mundial, en Kingston, la capital de Jamaica, territorio Powell, quien no estar¨¢ en casa.
Los aficionados, que recuerdan la manera horrorosa en que Powell, que lleg¨® con ventaja hasta los 60 metros, fue superado por Gay en los ¨²ltimos 40 DE Osaka, quieren creer, sin embargo, que, m¨¢s que con manejos de managers, la huida tiene m¨¢s que ver con una guerra psicol¨®gica, un pulso mental ante Pek¨ªn, en el que Gay, el m¨¢s consistente, llevar¨ªa las de ganar.
"Pero no", protesta el norteamericano; "ya s¨¦ que medio mundo est¨¢ deseando escribir que nos estamos rehuyendo, que nos tememos y cosas como ¨¦sas, pero no es el caso. ?l s¨®lo quiere enfrentarse a m¨ª cuando est¨¦ al ciento por ciento. Y yo, lo mismo".
"A¨²n no comprendo lo que me pas¨® en la final de Osaka. Sigo sin creerme que perd¨ª", dice Powell; "ten¨ªa mucha confianza en m¨ª mismo y, cuando cruc¨¦ la l¨ªnea, pens¨¦ que hab¨ªa ganado. Fue un shock del que no sab¨ªa c¨®mo salir, pero muchos colegas y mucha gente vinieron a hablar conmigo, a consolarme, y entonces empec¨¦ a pensar en el relevo". Tambi¨¦n su entrenador y mucha otra gente que considera que s¨®lo es grande cuando corre sin rivales y que en las grandes competiciones se raja le recomendaban que siguiera un entrenamiento mental, psicol¨®gico. "Pero no creo que lo necesite", dice Powell; "s¨®lo necesito salir a la pista y hacer lo que normalmente hago en cada competici¨®n. Si corro en 9,7s antes de los Juegos, tambi¨¦n lo har¨¦ all¨ª".
En Pek¨ªn, dentro de 100 d¨ªas, Powell buscar¨¢ la redenci¨®n; Gay, la grandeza. El jamaicano, que sigue alimentando su fama de perezoso -los periodistas de su pa¨ªs no hacen vida de ¨¦l y su entrenador se harta de castigarle haci¨¦ndole correr 400 metros cuesta arriba por llegar tarde a los entrenamientos-, prepara a su aire un cuerpo privilegiado (1,90 metros, 88 kilos), un talento ¨²nico, la clase, para volver a ser el m¨¢s r¨¢pido. "Y no, no temo que Gay me arrebate el r¨¦cord antes de los Juegos. Yo no le temo a nadie", asegura, bravo.
Para el estadounidense, de cuerpo mucho menos espectacular (1,83 metros, 73 kilos, m¨²sculos m¨¢s escurridos: lo primero que llama la atenci¨®n de su apariencia es sus ojos de Popeye y la ausencia de hipertrofia salvaje en sus pectorales), el principio es la glorificaci¨®n del trabajo, que este invierno ha llevado a cabo en Florida, ya junto a su t¨¦cnico, Lance Brauman, libre de la c¨¢rcel, y que contin¨²a en la primavera en Tejas junto a Jo Drummond, que sigue trabaj¨¢ndole la salida, su punto d¨¦bil. El final, la entrada en el pante¨®n de los m¨¢s grandes, junto a Jesse Owens y Carl Lewis, los ¨²nicos que han ganado cuatro oros en unos mismos Juegos. Por ello, pese al desprecio de los cuatrocentistas, que no le creen uno de los suyos, piensa a?adir a su men¨² inicial de 100, 200 y 4x100 el relevo largo, el 4x400. "He hecho un 400 en 45s, que no est¨¢ mal", dice; "pero ahora me estoy preparando mentalmente. Mi entrenador me prepara porque entiende la presi¨®n, las demandas de los medios y la necesidad de ser una buena persona, humilde, un buen ejemplo. Hago todo lo que hace falta: entrenarme, cuidarme, comer sano... No hay milagros. Hay que hacer las cosas bien".
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