"?No te pases, Leona!"
Carles Subirana moldea la furia competitiva de la joven nadadora Mireia Belmonte
Carles Subirana es un catal¨¢n meticuloso y prudente que ha transitado por todos los escalones de la nataci¨®n espa?ola. Ha sido seleccionador nacional, ha sufrido una destituci¨®n y ha vuelto a las labores artesanales del entrenamiento diario al borde de las piscinas. Se aproximan los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn y el destino le ha puesto entre las manos lo que Pink Floyd defini¨® como un diamante loco. Encantado, lo observa a trav¨¦s de la lupa de las gafas con curiosidad cient¨ªfica y no deja de sorprenderse.
-Yo nunca he tenido un caso as¨ª. En mi cat¨¢logo de personalidades no est¨¢ -dice mirando de reojo a Mireia Belmonte. Sentada a su lado, la campeona europea de 200 metros estilos, el talento m¨¢s perfecto de la nataci¨®n espa?ola en la ¨²ltima d¨¦cada, se suelta la melena rubia, sonr¨ªe y parpadea. Tiene 17 a?os, es una ¨¢vida consumidora de hip hop y reggaeton y usa u?as postizas de colores con incrustaciones de piedra con las que, accidentalmente, ha destrozado m¨¢s de un ba?ador. Las u?as, junto a sus anillos y sus aros, son una especie de armadura de guerra que le acompa?a cuando se arroja al agua para competir. Y cada vez que repasa los apuntes o se toma un caf¨¦. Es decir: siempre.
"?No se puede vivir con este estr¨¦s de hacerlo todo bien!", dice su entrenador
"Desde que ten¨ªa seis a?os, me da miedo tirarme de cabeza", confiesa ella
Especial: Nataci¨®n en Pek¨ªn 2008 |
Espa?oles ol¨ªmpicos para la cita china |
Subirana inspira, suspira, junta las manos y reflexiona:
-Cosas de ella que me han hecho enfadar. Por ejemplo. Acabar un entrenamiento y no ir a comer porque tiene que estudiar selectividad. No se da cuenta de que es muy importante recuperar fuerzas. Pero te demuestra lo que es. Dice: "Si tengo que hacer otra cosa, tengo que ser la mejor". Lo hace sin padecer. Le sale de dentro. Intento que sea m¨¢s equilibrada en todo. En los entrenamientos, en el estudio, en su manera de ser, en la comida... Tuve que ir al comedor y llamarle: "?Baja inmediatamente!".
-Estaba repasando -le interrumpe forzando la timidez.
-"Pues, si no comes hoy, no te entrenas", le digo. Entonces, para ella se cae el mundo. Pero hay que equilibrar un poco la vida. ?No se puede vivir con este estr¨¦s de hacerlo todo bien! Yo nunca he tenido un caso as¨ª...
-Es mi forma de ser. Soy muy autoexigente.
Subirana permanece unos segundos en silencio y recuerda en voz alta un episodio que le super¨® durante los Mundiales de piscina corta (35 metros):
-C¨¢mara de salidas. Est¨¢ intratable. Nerviosa... Es Mireia. La acompa?o. Ya estoy curado de espanto. "Ponme el gorro", me dice. Le pongo el gorro y me mira. "Oye, ?tengo la raya en el medio?". "?T¨² est¨¢s de broma ahora?". No, no. ?Es que quiere la raya en el medio!
-Es que mi gorro va as¨ª y punto.
-Antes de nadar una final y de ganar una medalla quiere que su raya est¨¦ en el medio... Y que el nombre de Belmonte se vea. Es que nunca me hab¨ªa encontrado una situaci¨®n as¨ª.
-Pues a m¨ª s¨ª que me parece importante.
Habla poco. Pero Mireia siempre tiene una ¨²ltima palabra de reafirmaci¨®n. El t¨¦cnico intenta disimular. Est¨¢ conmovido ante el prodigio que le ocupa las jornadas. En estos d¨ªas anda atribulado intentando que su nadadora consiga dominar su car¨¢cter torrencial. El ¨ªmpetu que le lleva a competir impulsivamente y le hace sufrir cada vez que tiene que regular la energ¨ªa. Subirana cree que esta fuerza interior hipoteca su progresi¨®n t¨¦cnica, por ejemplo, en la espalda.
-Mireia debe conseguir competir s¨®lo contra ella misma en los entrenamientos. Aislarse un poquito de lo que hacen sus compa?eros. El entrenamiento no puede ser una competici¨®n diaria. Para ella es eso. Al querer ganar unas series distrae su atenci¨®n de lo que es nadar bien t¨¦cnicamente. Es la pelea que tenemos. Esta mentalidad ganadora en todo es buena. Pero tambi¨¦n tiene que ser ganadora en la t¨¦cnica. Se coge unos disgustos que parece que se acaba el mundo. ?No, Mireia? ?Y es un entrenamiento!
-?Es que me ganan! -se justifica la muchacha.
-En Pek¨ªn nadar¨¢ los 200 braza y los 200 y los 400 estilos. Ahora mismo, es una especialista de 400 estilos, pero hasta Pek¨ªn no sabremos cu¨¢l es su l¨ªmite en esta distancia. En el Open de Espa?a nad¨® sola en 4m 39s. Esto hace pensar que con competencia bajar¨ªa a 4m 36s. Pero los 400 son un misterio. En 200 estilos s¨ª tenemos referencias. El objetivo es nadar en 2m 10s cortos. Ella es una chica que, estando en la final... En los Europeos de Eindhoven hizo 2m 11,01s nadando el tramo de crol (libre) sola. Si hubiera tenido rivalidad, habr¨ªa hecho 2m 10s. Ah¨ª estar¨¢n las medallas ol¨ªmpicas.
-Si en Eindhoven hubiera encontrado nadadoras, me habr¨ªa picado en el viraje a crol. Pero iba sola y no pude motivarme -dice ella.
Subirana cree que su pupila puede lograr una gran evoluci¨®n si mejora la salida.
-Cuando mejore la salida, nadar¨¢ mucho m¨¢s c¨®moda la mariposa y llegar¨¢ al parcial de espalda m¨¢s fresca. Para eso tiene que conseguir entrar al agua por un agujero imaginario. Sus manos y sus pies tienen que entrar por el mismo sitio. Y actualmente ella no mete la cabeza por el mismo espacio por el que mete las manos y las piernas. Esto depende del impulso. Cuando el ¨¢rbitro da la salida, los nadadores emplean las manos para desequilibrarse y con la barbilla buscan la posici¨®n. Mireia, no. Ella no empuja. S¨®lo salta. Son coordinaciones que hay que trabajar en seco. Su problema es que desde peque?a ha tenido miedo a tirarse al agua. Inconscientemente, pone las manos para protegerse. Necesita perder el miedo.
-Desde que ten¨ªa seis a?os, cuando empec¨¦ a nadar, me da miedo tirarme de cabeza, asiente la chica ri¨¦ndose un poco de s¨ª misma. No se la ve preocupada por el inconveniente.
-Mis padres son currantes y de ellos he aprendido que hay que esforzarse para todo. Estoy en el alto rendimiento desde los 12 a?os y es lo ¨²nico que conozco. No lo veo como una rutina, ni me parece gran cosa.
-En una concentraci¨®n empezamos a jugar con eso de La Leona de Badalona y le qued¨®. Pero, normalmente, le llamamos Mireia. Yo, s¨®lo a veces, cuando me cabreo, le digo: "?Oye, Leona, no te pases!", cuenta Subirana.
La nadadora exhibe las u?as y sonr¨ªe con la gracia heredada de sus antepasados de Granada y Ja¨¦n. La furia va por dentro.
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