Una idea de Espa?a
El presidente del Gobierno, utilizando la forma de la reiteraci¨®n expositiva, quiso marcar el discurso en demanda de apoyos para su investidura con la disponibilidad de una "idea de Espa?a". Quiz¨¢ lo haya hecho para desarmar el latiguillo con que le zahiri¨® el Partido Popular durante la anterior legislatura, acus¨¢ndolo de carecer de ella. Pero creo que tambi¨¦n lo hizo por consciencia de que, efectivamente, el Partido Socialista, o el Popular, como organizaciones canalizadoras de la representaci¨®n conjunta de la soberan¨ªa nacional, necesitan disponer de una idea de Espa?a, una, conjunta, que sin merma del reconocimiento de la diversidad en que se funda esta Espa?a democr¨¢tica, garantice la estabilidad y el desarrollo del sistema de convivencia asumido en su orden constitucional.
Al PSOE y al PP les corresponde reforzar los elementos centrales del Estado auton¨®mico
Quiero con ello decir que, en la pr¨¢ctica, a estos dos partidos les corresponde la responsabilidad de reforzar los elementos centrales del Estado de las autonom¨ªas, de modo que, ejerciendo cada una de ellas el mayor grado posible de autogobierno, no s¨®lo la eficiencia sino tambi¨¦n la garant¨ªa del mismo, queden preservadas por un funcionamiento igualmente eficiente del Estado. Y uno de los requerimientos principales de la eficiencia estatal es, sin duda, la legitimidad o aceptaci¨®n con que pueda imponer criterios comunes sobre las reglas del juego. Y digo comunes, es decir, de todos a una, con lo que tambi¨¦n digo que la actuaci¨®n del Estado, incluida la "formaci¨®n de su voluntad", tiene un formato inexcusablemente multilateral.
Enti¨¦ndase bien: el principio de multilateralidad no lleva impl¨ªcito el de homogeneidad. No se trata de que todas las comunidades aut¨®nomas deban tener las mismas competencias ni de que las ejecuten de la misma manera o con iguales prioridades. Esto ser¨ªa una negaci¨®n del principio mismo de la autonom¨ªa. Es casi lo contrario: que cada una se dote de los Estatutos e instrumentos de gobierno que considere m¨¢s adecuados a sus intereses, desde luego, pero que siempre quede a buen recaudo la garant¨ªa de los derechos b¨¢sicos de los ciudadanos, sea cual sea su ubicaci¨®n territorial. Es decir: que el car¨¢cter descentralizado del Estado tampoco implica la dejaci¨®n de sus responsabilidades como garante de esos derechos con criterios de supraterritorialidad.
Dentro de esa funci¨®n vertebradora del Estado es en donde se haya, ocupando un lugar preferente, el instrumental de la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas que, como es l¨®gico, tiene tanto la componente de atender a sus necesidades funcionales como la de promover la convergencia entre todas ellas en torno a los est¨¢ndares econ¨®micos y sociales que van vinculados al desarrollo y al bienestar. Que cada Comunidad reciba seg¨²n le pesen las necesidades y entre todas se cubran solidariamente los costes de la convergencia. Esa es la ley.
Y ojo con la interpretaci¨®n que se haga de la inclusi¨®n del principio de solidaridad entre los criterios que rijan el sistema de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas, porque no se trata de echarle un capote a las m¨¢s pobres por un no se qu¨¦ moral. No hablamos de limosnas, sino de la construcci¨®n de un espacio com¨²n con altos niveles de cohesi¨®n econ¨®mica y social, el cual, a su vez, es base muy preciada para la existencia de una econom¨ªa s¨®lida, poderosa, capaz de hacer frente a los retos inmediatos o futuros, deviniendo en beneficios para todos, los m¨¢s ricos y los menos. Las experiencias de la Uni¨®n Europea -sobre todo, en el funcionamiento de los Fondos Estructurales- y de la misma Espa?a, con el sistema vigente de Financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas, son prueba m¨¢s que suficiente de lo que digo. No hace falta m¨¢s escuela. Y no se habla, pues, de limosnas, como dec¨ªa, sino de intereses. La solidaridad tambi¨¦n rinde fruto para los que aportan.
Quiz¨¢ el presidente del Gobierno se refiriese tambi¨¦n a esto cuando pretend¨ªa resaltar su disponibilidad de una idea de Espa?a. Desde luego, es en estos t¨¦rminos de gesti¨®n multilateral de la comunidad de intereses c¨®mo se afianza y refuerza el Estado de las Autonom¨ªas de Espa?a.
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