'Marujeo'
Definitivamente, estoy obsoleta: todav¨ªa creo que deben respetarse ciertos protocolos en el uso del lenguaje. Columnista e informador, por ejemplo, compartimos el mismo papel, pero no puede ser el mismo lenguaje el de aquel que debe relatar hechos contrastados que el que utiliza un columnista, que, aun siendo limpio y honrado, tiene el derecho a saltarse ciertas formalidades. No debiera el alumno hablar de la misma manera a su profesor que a un amiguete. Tampoco los padres son amiguetes; por tanto, un respeto, chaval. No debiera el nieto hablarle al abuelo como al hermano, ni el joven a una anciana como si fuera una coleguita. No se trata de normas imposibles de cumplir, al contrario, el que habla respetando al interlocutor lo hace con naturalidad y con gusto. Pero los niveles de comunicaci¨®n se han mezclado: los periodistas se muestran tan confianzudos con el lector como el columnista, el entrevistador quiere ser m¨¢s listo que el entrevistado (la gracia consiste ¨²ltimamente en ponerlo en rid¨ªculo) y el alumno considera parte de sus derechos el dirigirse al profesor como al t¨ªo con el que comparte pupitre. No todo el mundo act¨²a as¨ª, pero la cosa abunda. Hasta el lenguaje jur¨ªdico se ha contagiado de este compadreo verbal. La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado al programa Aqu¨ª hay tomate a indemnizar a la duquesa de Alba en una sentencia escrita con tan elocuentes palabras: "El marujeo no puede ni debe erigirse en una sociedad de hombres libres como modelo". ?He o¨ªdo bien? ?Marujeo? Dios m¨ªo, teniendo m¨¢s raz¨®n que un santo, ?era necesario emplear una palabra tan manoseada para describir la supuesta tendencia gen¨¦tica de las se?oras al cotilleo? Si seguimos as¨ª, a Roca lo acabar¨¢n condenando por fistro y al ex teniente de alcalde mallorqu¨ªn que pagaba puticl¨²s con cargo al Ayuntamiento por pecador de la pradera.
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