"?Qu¨¦ pereza pasar por la autoescuela!"
Tr¨¢fico cifra en 5.000 los conductores sin carnet que circulan por Catalu?a
"No hay de qu¨¦ preocuparse", calm¨® Arturo a su novia el pasado jueves. La tensi¨®n cortaba la autopista: kil¨®metros de retenciones, el claxon de los veh¨ªculos protestando por el atasco y Arturo detenido a cent¨ªmetros de una patrulla de los Mossos. El agente arque¨® el brazo, le mir¨® de frente y se volvi¨®. "Superado", susurr¨® el conductor a la copiloto. Pero Arturo, nombre l¨®gicamente ficticio, tambi¨¦n resopl¨® aliviado. Lo explica ya tranquilo, desde el lugar -"un rinc¨®n de la costa catalana"- en el que disfruta del puente de Primero de Mayo. "Menudo apuro. Pero nunca te parar¨¢n en pleno atasco", resuelve. La premisa le sirve para afrontar su imprudente regreso a Barcelona: Arturo, que nunca se sac¨® el carnet, puede acabar entre rejas por conducir sin licencia, ya que desde el jueves dej¨® de ser falta, para convertirse en delito, conducir coches o motos sin la debida licencia.
El C¨®digo Penal prev¨¦ ahora mano dura para los conductores sin carnet: penas de hasta seis meses de c¨¢rcel, conmutables por horas de servicio a la comunidad, y sanciones econ¨®micas que pueden rondar las seis cifras. "Servir¨¢ para intimidar a los 5.000 conductores que circulan sin carnet", resume el director del Servicio Catal¨¢n de Tr¨¢fico, Josep P¨¦rez Moya. Aunque admite que es una cifra "de m¨ªnimos" ante una realidad desconocida.
A las 30 horas de que entrara en vigor la reforma ya se hab¨ªan cazado 34 veh¨ªculos pilotados por impostores. Y fanfarr¨®n, Arturo se jacta de que no es el ¨²nico de su pandilla sin carnet, pero s¨ª el que "coge el coche m¨¢s a menudo".
Aunque la temeridad no s¨®lo busca alardear. Elisa es el nombre ficticio tras el que se oculta una barcelonesa de 21 a?os sin "tiempo ni recursos" para sacarse el permiso. Tampoco para "perder el tiempo" en usar el transporte p¨²blico. Por eso se encarama a diario a su moto de 125 cent¨ªmetros c¨²bicos para acudir a la Universidad. "Y est¨¢ en pleno centro. No hay d¨ªa en que no me cruc¨¦ con la polic¨ªa", explica con normalidad. La amenaza de severas sanciones no la alejar¨¢ del asfalto. "Me han parado alguna vez, pero pongo cara de buena y... Me libro siempre", explica divertida.
"No conciben el riesgo", defiende la psic¨®loga experta en accidentes viarios, Gabriela Vila?a. "Lo de siempre: la reflexi¨®n del 'nunca me pasar¨¢ a m¨ª', llevada al extremo. No ven que pueden causar accidentes los dem¨¢s conductores".
Tampoco Arturo parece decidido a cambiar de costumbres. "No soy un peligro para nadie. Llevo casi dos a?os conduciendo y ning¨²n accidente", argumenta. Aunque se le escapa un casi. Embisti¨® a un coche hace tres meses. "Pero fue culpa del otro, que s¨ª ten¨ªa permiso", dice. Seg¨²n su versi¨®n, opt¨® por dejarlo marchar. "Claro por lo de no tener carnet...", matiza.
El efecto disuasorio, se?ala Tr¨¢fico, requiere largo recorrido: los imprudentes no se amilanar¨¢n hasta sentir los efectos de las sanciones. Cuando alg¨²n amiguete de Arturo, por ejemplo, le cuente sobre sus noches en el calabozo. "No creo que encierren a nadie por esto", subraya incr¨¦dulo. "Cuesti¨®n de tiempo", contrapone Moya, el director de Tr¨¢fico.
En eso le dan la raz¨®n. Ni Arturo ni Elisa se ven como infractores de por vida. "Alg¨²n d¨ªa me lo sacar¨¦...", dice Elisa. "?Pero qu¨¦ pereza pasar por la autoescuela!". Arturo lo ve a¨²n m¨¢s lejano: "S¨®lo pienso en el carnet cuando me topo con los Mossos. Luego me olvido". De momento, se concentra en regresar del puente. Entre atascos y sin permiso.
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