Supervivencia

Ni la econom¨ªa valenciana ni los empresarios est¨¢n para bromas. Nos pilla desprevenidos. Adem¨¢s de que nos hab¨ªamos querido creer que el ciclo alcista tenia pilas para llegar a la eternidad, la verdad es que no hemos hecho los deberes y que el aluvi¨®n de adversidades nos ha sobrevenido con las arcas p¨²blicas exhaustas -Ayuntamientos, Diputaciones y Administraci¨®n auton¨®mica-.

No basta echarle las culpas a la Administraci¨®n central, que es responsable de muchas cosas, pero de ning¨²n modo decidi¨® determinados desprop¨®sitos. Puestos a pedir agua, todos nos vamos a sumar a un derecho indiscutible. ?Pero, agua para qu¨¦? Los expertos saben que el problema m¨¢s grave de la pol¨ªtica agraria no es la escasez de agua, sino la falta de ideas, y la inexistencia de una gesti¨®n eficiente y moderna. La agricultura valenciana, que fue modelo para el resto del mundo, ha sido postergada. Ahora padece las consecuencias de su atraso, sin la atenci¨®n de los gobernantes y aquejada de una grave carencia de liderazgo.

No se puede consentir que el crecimiento y la riqueza de nuestro pa¨ªs se basen sobre la destrucci¨®n del medio ambiente y del paisaje. Algunos episodios que hemos vivido han servido para conseguir beneficios a corto plazo, pero ?a qu¨¦ precio? Destruir el litoral y los parajes singulares es siempre un mal negocio.

El tren de alta velocidad, AVE, lleva m¨¢s de 20 a?os de retraso. El corredor mediterr¨¢neo para este tren est¨¢ todav¨ªa sin proyectar -falta saber cu¨¢l es el futuro de la conexi¨®n entre Tarragona y Castell¨®n- aunque se supone que podr¨ªa estar entre 2015 y 2020. Una vez m¨¢s llegamos tarde. ?De qui¨¦n es la culpa? Fundamentalmente nuestra, porque no hemos sabido hacernos respetar.

Otra inc¨®gnita es decidir de qu¨¦ vamos a vivir los valencianos -cinco millones- de ahora en delante. La agricultura padece cansancio y agotamiento. La industria -textil, mueble, iluminaci¨®n, juguete, calzado- tiene serias dificultades para competir. Nos hemos dormido en los laureles y se tomaron a chirigota los planes de competitividad. Ten¨ªamos un Impiva (Instituto de la Peque?a y Mediana Industria Valenciana) que era envidia de quienes conoc¨ªan su potencialidad, amplificada por una red de institutos tecnol¨®gicos de primer orden. Alguien decidi¨® que deb¨ªan ocuparse m¨¢s de autofinanciarse que de cumplir el cometido para el que se crearon.

De nada nos ha de servir enmendar nuestros errores y recuperar el tiempo perdido si no creemos en Europa como un horizonte de unidad y cooperaci¨®n. Ha pasado ya la hora de los Estados aislados, haciendo la guerra por su cuenta. La Uni¨®n Europea es la esperanza para todos sus miembros. Los valencianos lo hemos de tener claro y hemos de avanzar por ese camino. La dimensi¨®n europea es la que nos proporciona la cobertura que necesitamos para tener peso en el mundo.

Probablemente nuestra supervivencia econ¨®mica se basar¨¢ en el sector de los servicios avanzados. La gesti¨®n del conocimiento, la recreaci¨®n del proyecto tur¨ªstico valenciano, la potenciaci¨®n de la creatividad, la dotaci¨®n de valor a?adido a la producci¨®n industrial y la recuperaci¨®n de una dimensi¨®n humana y de respeto para el espacio natural, es lo que nos puede llevar a ser competitivos. Eficacia, competitividad, apuesta por los servicios y creatividad en la actividad econ¨®mica, en una propuesta que parta de abajo hacia arriba y que a los pol¨ªticos no les quede m¨¢s remedio que liderar.